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Poema de Elías David

Quizás también el día siguiente

Qué bueno que no amas como yo.

Que no vistes tus caricias

con el lugar común del hambre

y la torpeza del incendiario

cuyo fuego avanza indiferente.

 

Cuando llegamos a vernos, pero de veras a vernos,

ambos aceptamos la derrota,

la soledad de la semana,

el pequeño cuerpo tibio y amado entre nosotros.

Entonces, antes de dormir, cada quien suspira

desde su esquina del colchón,

como exhalando lo que no

fuimos el uno para el otro durante el día.

Hoy que el día está nublado lo veo más claro,

es muy fácil confundir al amor con el recelo

si no quitamos la cámara de enfrente

y ponemos ese espejo que somos

el uno del otro.

 

Todo el día atravesamos fronteras.

Quizá el amor sea no requerir

visado especial para ir a tu encuentro

No que seas mía, no que te conquiste,

solo saber que tengo entrada libre,

que no soy ilegal entre tus pechos.

 

Qué bueno que no amas como yo,

qué bueno que tu amor es un

acercarme a tus aguas cuyo cauce

nadie más que tú provocas.

No es que algo tengas mío

ni que en tu costado mi costado

encuentre su faltante.

Es solo esta nueva mirada,

ese aprendiz que soy cuando te amo

desde tus palabras y tus tiempos,

que son los de la justa hora

de tu voz que ya se escucha.

 

Qué bueno que no amas como yo

porque así aprendo

a ir hacia tu cuerpo como

al festejo, como el rito de la piel

que celebra del fin de las jornadas

esta independencia con que

volvemos a elegirnos una noche más

y quizás también el día siguiente.

 

 

Arte: Dystopian love by Mario Sánchez Nevado

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