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Miami literario: encuentro de narradores

miami literario 1Hace algunas noches en la librería Books & Books de Coral Gables se realizó la segunda fecha de “Miami literario: encuentro de narradores”. Organizado por Suburbano ediciones, entre los 15 autores convocados están José Abreu Felippe y Andrés Hernández Alende (Cuba), Gastón Virkel (Argentina), Camilo Pino (Caracas), José Ignacio Chascas Valenzuela (Chile), Pedro Medida León (Perú), Jaime Cabrera González (Colombia), Carlos Gamez (España) y Glenda Galán (República Dominicana).

La heterogénea procedencia de los creadores refleja el ambiente cada vez más cosmopolita de Miami. Antes de que se realice el tercer y último evento – 11 de diciembre en Books & Books– de este 2014, ya que debido a la convocatoria continuará el próximo año, algunos autores contestaron vía e-mail preguntas sobre literatura y más literatura escrita en español en Miami y en el resto de Estados Unidos.

Hace algunos años viven en la ciudad. ¿Cómo ven el desarrollo de Miami en cuanto al arte (literatura incluida) en estos años?

(Abreu Felippe)— Pienso que es inevitable que una ciudad joven como Miami, crezca en todos los sentidos, incluido el cultural. También es inevitable, debido a la misma juventud de la ciudad, que las prioridades básicas o metas, no sean culturales sino económicas. Si a eso se le suma que sus habitantes provienen de un espectro geográfico muy diverso, el resultado se enrarece aún más. En los casi treinta años que llevo viviendo aquí he visto nacer y crecer festivales internacionales de música, de cine, de ballet, pintura, teatrales y literarios. Son tan conocidos, que resultaría obvio citarlos. Lo único que no ha crecido porque nunca ha existido, es el interés de los políticos por la cultura. También he podido ver el cierre de salas de teatro, de grandes y magníficas librerías como Cervantes, La Moderna Poesía y Universal, pero, poniéndolo en perspectiva, todo forma parte del mismo engranaje que mueve una ciudad y de los tiempos, así que en el futuro, habremos de vivir otros momentos luminosos y oscuros.

(Pedro Medina Leon) —Sin duda el arte ha crecido muchísimo, incluida la literatura, a pesar que de las manifestaciones artísticas, esta es la que más lento evoluciona.

(Jaime Cabrera)— El arte en Miami va de la mano con la ciudad; se transforma día a día. Aquí lo más frecuente son las oleadas, las mareas, los vaivenes. Hay épocas en que parece que todas las manifestaciones artísticas finalmente despegarán y en otras, no pasa nada ni siquiera un escándalo. Me refiero a la difusión del quehacer de los artistas locales. Tal vez lo más constante –como punto de encuentro— sean las ferias y los festivales, aunque en muchos casos no se invite a los cultores del patio, no sé si por desconocimiento de su trabajo o porque los organizadores no creen que les dé prestigio al evento. Como en muchas partes del mundo opinan que es mejor lo extranjero malo que lo propio sin bombos ni platillos.Miami Literario 2

(Gaston Virkel)— Me parece evidente el crecimiento del arte en general. Tal vez de la mano de las artes plásticas, la evolución de Art Basel y sus ferias satélites, el PAMM y el surgimiento de Wynwood como ART District (aunque de el espíritu inicial queden solo los magníficos murales de Street Artists de todo el mundo. Pero el Arsht Center o the New World Center y la oferta cultural que generan demuestran ese «contagio» hacia otras artes. Eventualmente llegará a la literatura.

¿Cree que Miami tiene un libro clásico, tanto en inglés y español?

(AF) — No sé si un libro en específico, pero de lo que no hay duda es de que ya existe una literatura puramente miamense, muy sólida. Hay varias novelas, entre ellas señalaría El círculo del alacrán (1990) del colombiano Luis Zalamea (1921-2013), numerosos cuentistas, muchos de ellos recogidos en Cuentos desde Miami, publicado en Barcelona en 2002 y en Viaje One Way de este año. Pero pienso que, sobre todo, Miami tuvo dos grandes poetas, Esteban Luis Cárdenas (1945-2010) y Eddy Campa (1953-¿?), ambos cubanos, negros, y desamparados, ya fallecidos. Ambos contaron la ciudad desde el desasosiego y el horror y nos dejaron textos como Ciudad Mágica (1997) y Little Havana Memorial Park (1998).

(PML) —En inglés sí y en español no. La gran novela de Miami se llama Continental Drift, de Russell Banks, publicada en los ochenta. No solo es la gran novela de Miami, sino que es un libro extraordinario. En español aún falta, esto recién está empezando, pero en los próximos años hablaremos de alguna. La literatura en español de acá, suele mirar hacia la patria lejana que dejó el escritor, aunque son cada vez más los autores que rompen el cordón umbilical –suele ser una cuestión de tiempo- y terminan encarando el proceso creativo desde una perspectiva más local; es decir: exploran otros temas, reflejan otros conflictos, adoptan otro lenguaje,. Una prueba de esto es Viaje One Way – antología de narradores de Miami-, hasta ahora el primer libro que se publica de autores locales, cuyo resultado son doce cuentos que miran hacia esta ciudad, se han asimilado a este contexto.

(JC)—Yo no conozco un libro clásico sobre Miami y sus playas. Es posible que exista…, que algunos lo consideren como tal y hasta le pongan una tirilla roja en la carátula. Para eso están los críticos (por cierto, ¿los hay?). Yo no apostaría un penique al respecto. Sé de muchos intentos e inclusive de logros en torno a desarrollar historias sobre Miami. Ya hay una bibliografía bastante amplia con títulos que aluden a la ciudad, si también se tienen en cuenta a escritores que publican de forma independiente y cuyos libros se quedan en el círculo de sus comunidades o entre los amigos. Sin embargo, no hay que olvidar que ésta es una ciudad muy joven a la que todavía no se le pueden pedir clásicos ni nada.

(GV)—Creo que estamos buscando esa obra que culmine un proceso de reposicionamiento en términos de imaginarios culturales. Una obra que establezca una declaración de principios de este nuevo Miami.

¿Qué pros y contras hay en escribir en español en los EEUU?

(AF) —Escribir en español es Estados Unidos es tan complejo como escribir en inglés en Alemania, o en francés en Italia. El público natural de esos autores está fuera de las fronteras del lugar donde se expresan. En el caso de los Estados Unidos hay una sólida literatura en español y en inglés de autores hispanos, lo que siempre seguirán siendo dos públicos distintos. Quienes escriben en español dirigen sus pasos a los hispanos dentro de los Estados Unidos y en los países de América Latina y España; quienes lo hacen en inglés se acercan a los lectores en inglés de Estados Unidos y allende el mar, como Inglaterra, Australia, o al vecino del norte, Canadá.

(JC)—Escribir en español más que un reto es un rito. Muchas veces camino por el borde (cuestión de adrenalina literaria) y dejo que el inglés se asome tímidamente en mis escritos quizás para reflejar el alma de la ciudad y del país en donde vivo. Pero yo pienso, sueño y amo en español, luego escribo en el único idioma que siento: el español. Y es como nadar en mi propia tinta, sin pros ni contras.

(GV)— Me da la sensación que Miami se constituye en el garante del español. Porque debe ser uno de los pocos lugares donde a las nuevas generaciones no les avergüenza hablarlo sino que lo perciben como un extra que genera más oportunidades. Escribir en español en EEUU es un gran desafío. Está todo por hacerse, hasta el idioma. Escribir en EEUU es pensar el Spanglish, y provocar una posición ideológica con el lenguaje.

¿Cómo ha influido Miami en su obra?

(AF) —En mi obra está Miami. Llevo viviendo casi tres décadas en esta ciudad y mi vida también se ha nutrido de ella, como también en su momento absorbí mucho de la vida española, cuando viví en Madrid. Pero desde hace mucho tiempo, Miami es mi ciudad. Tengo mis muertos enterrados aquí. Amo Miami. Cuando regreso de algún viaje, de noche, y veo el mar de luces que me recibe, siento la alegría de regresar a casa.

(JC) —Aunque esta es una ciudad que parece planificada por unos urbanistas perversos que deseaban el aislamiento, meternos en un auto, evitar que la gente se juntara con la otra gente y sólo permitirnos mirar aviones aterrizar o cerrar un buen negocio, yo encuentro muchas historias en la calle sin tener que ir más allá de la esquina de mi casa, en Miami Beach. Además la ciudad me vitaliza con su atmósfera. Tiene su encanto, que yo decanto. Diferente a los estereotipos creados por algunos tontos (badulaques, dirían mis abuelos). Recuerdo que en una tertulia de escritores en España uno de los participantes –francés por cierto– cuando se enteró que yo vivía en Miami me preguntó, con los ojos desorbitados quizás por algún mal relacionado con la tiroides, “¿y qué haces tú, escribiendo allá?”, como si se necesitara estar en algún lugar en particular para escribir. Parafraseando a Gauguin cuando le preguntaron qué hacía fuera de París, en una isla polinesia, yo le respondí, con mi mejor sonrisa miamense, el centro del arte (o de la literatura) está donde un artista crea.

(GV) —Miami ha influido aportando un background riquísimo en historias y un capital simbólico interminable. Es un gran lugar para inspirarse. He tenido momentos de mucha producción literaria ayudados por esta ciudad, y sospecho que por algunas coladas de más.

httpv://youtu.be/CS584IB1xwg

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