Masacres Made in USA

Las matanzas en las escuelas de EEUU ya forman parte del ADN de la sociedad norteamericana como la Coca-Cola, la pena de muerte  o, en el siglo pasado,  la revista Playboy que ya no es de desnudos sino de lencería fina. En el país de la desmesura, del café ardiendo que te abrasa la garganta, o las bebidas congeladas entre toneladas de hielo, cuando se asesina se hace a mansalva.

El joven Nikolas Cruz consiguió su minuto de gloria asesinando a 17 personas, mayoritariamente alumnos, y dejando malheridas a otras tantas con su arma de guerra, un fusil de asalto. No es, ni mucho menos, un caso aislado. Acabo de escribir esto y un veterano de guerra bajo síndrome de shock postraumático se pega un tiro pero antes mata a cuatro personas en California. Y antes de que se publique otro descerebrado habrá hecho puntería con blancos humanos.

EEUU practica el capitalismo salvaje, también con los suyos pues esa doctrina económica no hace ningún distingo. La reducción de lo público a su mínima expresión y la apuesta por los negocios privados hace que la seguridad de los ciudadanos corra a cargo de ellos mismos. En el cine americano las sirenas de la policía suenan cuando el bueno de turno ha ajusticiado con sus propios medios al chico malo. El cine es fiel reflejo de la realidad. Desde los tiempos del Far West, en los que vive anclada buena parte de la sociedad yanqui, el de las armas es el negocio más lucrativo. Un niño puede disparar con una automática ante el orgullo de su padre pero no puede ver un inocuo pezón femenino ni escuchar una palabrota en la televisión. EEUU es un país armado con casi tantas armas en manos de los civiles como en las de los uniformados. El 30% de la población tiene un arma en casa. Cualquier tipo puede asesinar impunemente a un intruso si éste invade su propiedad sea casa, rancho, jardín o coche.

La reacción ante esta última masacre de Florida no se ha hecho esperar: incremento de la venta de armas de fuego. Ante masacres de este cariz el consejo presidencial es un mantra: si los profesores o alumnos hubieran estado armados el chico malo habría sido abatido.

La americana es una sociedad desquiciada y desequilibrada incapaz de dar una respuesta adecuada a estas masacres escolares que pueden erradicarse con algo tan simple como el control de las armas de fuego hasta su prohibición para uso privado, pero eso es algo a lo que no están dispuestos ni el poderoso lobby armamentístico, que aúpa al poder al presidente de turno, ni una buena parte de la sociedad que vive anclada en el pasado y para la que la tenencia de armas de fuego es un derecho irrenunciable. Que se sigan matando si ese es su designio.

José Luis Muñoz

José Luis Muñoz (Salamanca, 1951) escritor, crítico de cine y literario y articulista de opinión, es uno de los veteranos exponentes del género negro español con 45 libros en su haber. Barcelona negra, Pubis de vello rojo, Mala hierba, Lifting, Lluvia de níquel, La caraqueña del Maní, El mal absoluto, La frontera sur, Marea de sangre, Tu corazón, Idoia, Llueve sobre La Habana, Ascenso y caída de Humberto da Silva, Cazadores en la nieve y El rastro del lobo son algunas de sus novelas. Ha obtenido los premios Azorín, Café Gijón, La Sonrisa Vertical, Tigre Juan, Camilo José Cela e Ignacio Aldecoa, entre otros. Dirige la colección La Orilla Negra de Ediciones del Serbal, preside la asociación cultural Lee o Muere y es el comisario del festival Black Mountain Bossòst.

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