Él es escritor; Ella, arquitecta. Los dos son de la generación de los pasajeros en tránsito del mundo analógico al digital. Terminaron una relación de pareja de cinco años y se chocan de cara nuevas formas de relacionarse, lastimosamente livianas que complican la reinserción. Los caminos se separan. Todo muy líquido a lo Baumman, con relaciones frágiles y efímeras y para mi gusto demasiada reflexión sobre lo light de las redes sociales y el mundo Tinder. Son muchas las voces que ponen la lupa en la dificultad de comprometerse de las nuevas relaciones del capitalismo actual. Se para en esa intersección entre el agotamiento de la monogamia convencional y la fragilidad del poliamor. Hay algo de nuevas masculinidades y nuevas redes afectivas y un discurso feminista. Personajes a la deriva. Pron narra con profunda maestría el desgarro del desamor y ese dolor por ser dejado. Hay capacidad de emocionar. La cronología se ordena según los meses de separación. Hay un final muy interesante. «Nunca fue tan fácil intimar con otros. Nunca nos hemos sentido más solos», leí del autor en una entrevista. Bueno. Esa pretensión sociológica es la misma que nos regala algunas reflexiones interesantes: «la identidad no es un punto de partida sino de llegada». El libro me gustó, menos de lo que me lo recomendaron, pero vale la pena.