Nunca supe tu nombre
Amanecer en la deshora.
Tu dedo en mi axila
hechó raíces.
Somos uno
porque hemos vencido el asco.
Brindemos con fluidos
por el final
de este microcuento;
con certezas
por la herida expuesta
que pronto será piel;
con edemas
por los recuerdos
tristes,
ficticios,
oportunistas.
Que el reflujo
de este sudor frío
sea lo único que perdure,
para que este coro
nunca anide en la rutina.
Vulvaggedon
Tu vulva congela
los anhelos
desflorados.
Gobierna
desde dios
el curso de los días,
acercando el averno
5 grados por semana.
¿Es así la cima?
Con estos vientos alisios
que susurran sinsentidos
condenas estériles
de cuello alto
y mirada ciega.
Aquí me mudo
por el resto de mis días.
La renta es impagable
pero incluye el HBO.
Diablos rojos.
En un mercado negro
tres diablos rojos se hicieron
con un fémur
de revolucionario triste.
Una última chance
de que el volcán
perdone.
La alquimia es una lotería multicolor.
La venganza es el lujo del cínico.
La belleza estúpida.
De los tres
uno solo
sobrevive.
Y no es el que tuvo suerte.