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Las habitaciones extrañas de Odette Alonso

Conocí a Odette Alonso hace unos meses cuando compartimos mesa durante la Miami Book Fair International 2015. Odette es cubana y vive en México desde hace muchos años. Es una narradora y poeta prolífica y que tiene mucho que decir. La pueden encontrar fácilmente en las redes sociales, envuelta en un verso o en una historia. De allí que nos intercambiáramos mensajes y nos empezáramos a seguir en las redes sociales cuando nos enteramos que estaríamos juntas en la feria. Poco después comencé a leer el libro que ella presentaría, Hotel pánico.

Por el título inmediatamente me supuse que sería un libro de cuentos de terror. Uno, que ha estudiado tanto, después de hacer un doctorado, y con más de una de década de enseñanza a nivel superior, a veces sigue suponiendo cosas sin haber leído el texto. Así me pasó con este libro de Odette. Si bien incluye un par de textos de suspenso, realmente el pánico que sobresale es el que vive cada persona dentro de su rutina diaria, el pánico que trae consigo una relación romántica complicada, el vivir bajo un régimen dictatorial, el mirar por la ventana y no encontrar lo que se busca.

Para dejarlos con ansias de saber más y con ganas de leer todo el libro, solo hablaré de tres de los cuentos. Uno de ellos, el cual lleva por título el del libro, es efectivamente de suspenso. Una camarera de un hotel consigue a dos cuerpos en una habitación y se topa con una escena muy extraña. El muchacho está colgado del techo y la muchacha tendida en la cama con el pecho abierto, sin corazón. Ya imaginarán la cantidad de personajes policiales que aparecen en el cuento. El teniente, encargado de la investigación, ve una ráfaga roja por el rabillo del ojo y la conecta con el comentario que escuchó de que a veces aparece una mujer vestida de rojo; alguien que nadie sabe quién es, alguien que parece ser un fantasma. El cuento termina sin desenlace, sin resolver el caso pero con una intriga ya construida en la mente del teniente. El pánico más que por la posible ánima, se produce por la imposibilidad del teniente de poder controlar todo.

“Tan amigos” es otro cuento que me gustó mucho. Vemos la realidad cubana de los viajes en balsa, del querer salir de la rutina estancada, del querer ver otra cosa. Vemos un hombre que decide amar a una mujer el último día antes de echarse al mar, a una mujer que resulta ser la mejor amiga de su novia, con quien acaba de terminar. Los dos se envuelven de pasión y después de un sexo fogoso se despiden. Dirán ustedes que la historia es un tanto predecible. Pues no, al pasar la página el lector se tropieza con el final en el que al otro día del episodio carnal y de despedida, la amante triste se encuentra con su mejor amiga y con su novio, abrazados y haciéndose cariño como de costumbre. El novio no se fue, el novio se quedó, el novio sigue siendo novio. Aquí no hay nada de fantasmas. Aquí no hay nada de cuerpos ensangrentados. Aquí hay un temor enorme de delatarse, de encontrarse culpable. El pánico de que su mejor amiga se dé cuenta de lo que pasó nunca dejará de existir.

Finalmente, mi cuento preferido de Hotel pánico se titula “Desde el pasado.” Con solo un click, la mujer central de la historia decide el rumbo de la misma. La trama del cuento en sí tarda menos de un minuto, quizás un minuto si acaso. Sin embargo, en esos pocos segundos pasan por la mente de la mujer frente a la computadora vivencias inolvidables que marcaron su identidad y que por esa misma razón ha tratado de suprimir. Al recibir un email y leer el nombre de la remitente, la mujer -casada y con hijos- rememora la época en que jugueteaba con quien ahora le escribe, la época en que se desnudaba y reía al tiempo que con la remitente y dos amigas más la pasaba muy bien en la cama. ¡Cómo olvidar la pasión genuina que el tiempo y quizás el deber ser han tapeado! Y con un click la mujer decide seguir omitiendo ese pasado que ahora en su presente es totalmente inadmisible. La mujer lucha con el pánico que le produce ser descubierta o quizás descubrir que todavía la pasión por otra mujer sigue en ella.

Y así siguen las historias; y así el pánico nos acompaña cada día y hasta nos dice que lo que ahora podemos ser quizás no lo podamos ser mañana. ¿No es así, Odette?

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