El largometraje Papusza, estrenado en el año 2013, fue el segundo de los directores polacos Joanna Kos-Krauze y Krzysztof Krauze quienes nos presentan un drama biográfico sobre la poeta gitana Bronislawa Wajs (Jowita Budnik) apodada ya Papusza (que en romaní significa “muñeca”) cuando ni siquiera la habían cortado el cordón umbilical que la unía a su madre.
Papusza se crio en un campamento de gitanos nómadas en la que existía tal endogamia que fue obligada a casarse con su tío (Zbigniew Walerys) quien en cierta manera, la somete bajo el mundo machista y patriarcal en el que la protagonista se encuentra.
Y ya desde pequeña una adivina gitana predijo que o bien traería orgullo o bien vergüenza a su pueblo.
La muñeca crece y siente que quiere aprender a leer y a escribir así que contacta con una paya de un pueblo cercano para que la enseñe a cambio de las gallinas que le roba Papusza para ella.
A pesar de tener suplida esa necesidad básica de alguien propiamente inquieto, Papusza le recita poemas en lugar de cuentos a su hijo pequeño mientras la hoguera en el campamento arde y el bosque observa. Un día llega al poblado gitano un payo forajido llamado Ficowski (Antoni Pawlicki) que pide cobijo en el campamento. Conviviendo con ellos durante meses, una noche escucha recitar un poema a Papusza y la convence para que los escriba y no se pierdan en el aire.
Enamorada, quizá por el invitado, decide hacerle caso y le enviará una serie de escritos que él acabará publicando.
Repudiada por el pueblo gitano al acusarla de traición por desvelar los secretos de su raza (entre ellos el romaní) a través de sus escritos, la desterrarán para siempre de su poblado lo que provoca en la poeta un ataque de locura al creerse poseída por el diablo (culpabilizada de por vida por su traición) y que la encierren en un psiquiátrico durante algunos años.
A partir de entonces la muñeca negará haber escrito ningún poema.
El orgullo de ser la primera poeta gitana a quien publicaron parte de su obra en Polonia, y la vergüenza de haber traicionado a su pueblo, se hincarán en la vida de Papusza hasta el fin de sus días, quien finalmente no pudo saborear el éxito que se merecía y quien vivió en la pobreza los setenta y seis años que duró su vida.
Un film sobrio e interesante que nos hace conocer un poco más la vida nómada de este pueblo originario de la India y por ende también la vida de una poeta olvidada a través de la maravillosa fotografía de Krzysztof Ptak.
Una película que hace reflexionar de manera acertada sobre las contradicciones internas y la contraposición de ser fiel a nuestras raíces, a nuestra familia, o a nosotros mismos.
Lo mejor: el descubrimiento del personaje y la fotografía
Lo peor: pensar que el aporte cultural de su obra no fuera reconocido en su momento.
Puntuación: 7 sobre 10