
Cuando hace un cuarto de siglo se mencionaba el género de la ciencia ficción, lo primero que se pensaba es que esta clase de narrativa era predominantemente anglosajona, estaba conformada por autores estadounidenses y británicos. Pero en este siglo XXI se ha visto que ahora es una propuesta literaria que lo mismo se da en China que en África, en la India como en el mundo árabe. No es, tampoco, un fenómeno nuevo, nacido de la globalización como fenómeno de masas. La historia de la ciencia ficción en el mundo entero tiene una larga trayectoria creativa, aunque es poco conocida y mucho menos estudiada. Pongamos el ejemplo de Latinoamérica, donde esta clase de ficciones especulativas podemos rastrearla hasta el siglo XVIII, hasta la época colonial.
En las últimas décadas, los estudios y las antologías de relatos de ciencia ficción, escritos y publicados en los países latinoamericanos ha ido incrementándose. Investigadores extranjeros, desde Anäis Fabriol en Francia hasta Dave Knickerbocker, Sam Manickam y Elizabeth Ginway en los Estados Unidos, se han dedicado a estudiar a sus principales autores y obras, señalando las peculiaridades de este género literario tal y como se presenta en las literaturas de América Latina. Y no sólo eso: también han indagado en sus orígenes y en las aportaciones que, desde esta región del mundo, se han hecho a la ciencia ficción mundial.
Una de las últimas novedades editoriales que se enfoca en esta literatura de anticipación, como la llaman unos, o en esta narrativa especulativa, como otros prefieren nombrarla, es una antología que, de tan voluminosa, tuvo que publicarse en dos partes y bajo el cuidado de dos distintas editoriales. Me refiero a la obra editada y seleccionada por Mariano Villarreal en España y publicada, en su primer tomo, como América fantástica. Panorama de autores latinoamericanos fantásticos del nuevo milenio (ediciones Huso, 2019) y que, en su segundo tomo, lleva por título Herederos de dos culturas (ediciones Cazador de ratas, 2023).
Mariano Villarreal es una presencia sobresaliente en el escenario de la ciencia ficción de la península ibérica. Nacido en el país vasco en 1967 y con estudios en informática, desde 2003 ha destacado como administrador del portal web Literatura Fantástica, donde ha hecho el seguimiento puntual y la crítica a las novedades del género fantástico y de ciencia ficción en España. Ha sido el compilador de famosas antologías como Terra Nova. Antología de ciencia ficción contemporánea, A la derica en el mar de las Lluvias, Mariposas del Oeste, Castles in Spain, Castillos en el aire. 25 años de fantasía y ciencia ficción española y Dark Fantasies. Antología de fantasía oscura. También es autor de libros sobre la ciencia ficción hispana, como Domingo Santos: una vida de ciencia ficción, publicado en 2021.
En el primer volumen, América fantástica, Villarreal tiene por objeto ofrecer a los lectores “una panorámica de los escritores contemporáneos del género fantástico y de ciencia ficción más destacados de Latinoamérica, una muestra representativa de su narrativa junto con una introducción histórica de cada país”. Para lograrlo, nuestro antologador ha sumado “medio centenar de muy conocidos autores y autoras, de catorce naciones diferentes cuya obra principal se desarrolla en el presente siglo XXI”. Los que ha pretendido hacer Mariano es presentar “una fotografía fiel que retrata, con mirada global y aperturista, el actual momento de efervescencia que experimentan estas temáticas y que revela todosu potencial literario, especulativo, mítico y trascendente”. En este primer tomo se incluyen 27 narraciones de autores provenientes de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba y Chile. Podemos aquí descubrir el estado actual de estos géneros con escritores de la talla de Edmundo Paz Soldán (Bolivia), Mariana Enríquez, Sergio Gaut vel Hartman y Carlos Gardini (Argentina), Roberto de Souza Causo (Brasil), Julio César Londoño (Colombia), Iván Molina Jiménez y Jessica Clark (Costa Rica), Daíana Chaviano y Yoss (Cuba), Marcelo Novoa y Alicia Fenieux (Chile), entre muchos otros autores de gran trayectoria o de reciente aparición en las letras latinoamericanas.
En el segundo volumen, Herederos de dos culturas, Villarreal propone un viaje imaginativo a los lectores, una travesía maravillosa para “recorrer países, culturas, maneras de entender el mundo a través de la literatura. Un periplo de descubrimiento y aprendizaje a través de un vasto continente poblado por una imaginación asombrosa”. De ahí que este libro incluya 28 narraciones de autores provenientes de México, Ecuador, Estados Unidos, Perú, Puerto Rico, Uruguay, Venezuela y El Salvador”. Entre los autores que aparecen en este segundo tomo están Ana Hurtado, Jorge Valentín y Solange Rodríguez Pappe (Ecuador), José Donayre, Santiago Roncagliolo, Daniel Salvo y José B. Adolph (Perú), Cecilia Eudave, Alberto Chimal, Silvia Moreno-García, Gabriela Damián Miravete, Pepe Rojo, Gerardo Sifuentes, Horacio Porcayo y Gabriel Trujillo Muñoz (México), Roberto Bayeto, Pablo Dobrinin y Ramiro Sanchiz (Uruguay), James Stevens-Arce y Mercurio D. Rivera (Estados Unidos), Pedro Cabiya (Puerto Rico), así como Jorge de Abreu, Ronald Delgado y Susana Sussmann (Venezuela), entre muchos otros autores seleccionados. En cuanto a las presentaciones históricas por país tenemos, entre otros ensayos que dan un repaso a la evolución de lo fantástico y la ciencia ficción, los de Giovanna Rivero para Bolivia, Mariano Villarreal y Laura Ponce para Argentina, Rodrigo Bastidas Pérez para Colombia, Iván Molina Jiménez para Costa Rica, Elaine Vilar y Daína Chaviano para Cuba, Marcelo Novoa para Chile, Matthew David Goodwin para los autores latinoamericanos en los Estados Unidos, Gabriel Trujillo Muñoz para México, Elton Honores para Perú, Melanie Pérez Ortiz para Puerto Rico, Pablo Dobrinin y Ramiro Sanchiz para Uruguay y Susana Sussmann para Venezuela, entre otros. Por su parte, Mariano Villarreal escribe las presentaciones de ambos volúmenes y un ensayo final, que remata Herederos de dos culturas, donde habla de los géneros del fantástico y de la ciencia ficción en el resto de los países de América Latina.
Visto en conjunto, como si fuera un solo libro, podemos considerar que esta obra magna, que abarca cerca de 900 páginas, es una contribución trascendente a la literatura latinoamericana. Y lo es porque en ella se presenta la diversidad imaginativa, la riqueza temática y singularidad creativa de más de cincuenta escritores y escritoras de nuestro continente, autores que escriben en español de este lado del Atlántico y lo hacen con fuerza, con ideas nuevas, con tramas convincentes, con historias que vienen de la raíz profunda de sus respectivas culturas y a la vez tienen puesta la mirada en el futuro desde el horizonte de nuestro caótico, vertiginoso presente en que hoy vivimos.
La idea de hacer una obra de tal magnitud nació, según las propias palabras de su compilador, en la HispaCon 2016, la Convención Española de Ciencia Ficción, Fantasía y Terror, donde reunidos varios autores latinoamericanos y españoles surgió el interés por celebrar las aportaciones a estos géneros hechas desde Argentina hasta los Estados Unidos por narradores que, haciendo uso del español, han delineado en las últimas décadas nuevas cotas de maravillas literarias, de relatos que los ubican como herederos de autores que van desde Horacio Quiroga, Amado Nervo y Jorge Luis Borges hasta Miguel de Cervantes, Ana María Matute y Domingo Santos. De ese crisol de razas y creencias, de ese mestizaje de mitos y anhelos nace una literatura que el mismo Villarreal afirma que es “rica, diversa, comprometida y, sin lugar a dudas, fruto de su tiempo, como no podía ser menos en un mundo altamente globalizado”, una narrativa que “no teme abordar arriesgadas situaciones personales ni plantear complejas cuestiones políticas y sociales, empleando para ello un lenguaje crudo y afilado pero también elegante, poético o irónico, y unos ropos capaces de subvertir la realidad para trascenderla y explorar nuevas vías de conocimiento”.
Mariano no sólo observa el creciente interés que hay, en nuestros días, por este par de géneros hermanos y el gran número de lectores que atraen, sino que considera que constituyen “una importante parcela de nuestro patrimonio cultural, un favorable caldo de cultivo que hace cada vez más necesaria la labor de editar un recopilatorio actualizado”, con el propósito de que la crítica literaria ya no los encasille más en el realismo mágico a la Gabriel García Márquez. Para ello, nuestro compilador tuvo que encontrar “el imprescindible equilibrio entre países, temáticas, autores consagrados y jóvenes promesas”.
El resultado está a la vista: en cuentos que abren ventanas a mundos nuevos, a saberes ancestrales, a culturas inéditas. Es sintomático que los países que tienen un peso mayor en esta antología sean Argentina, Chile, Cuba y México, sin olvidar a Bolivia, Costa Rica, Perú, Chile y Colombia. Es ahí donde la fantasía y la ciencia ficción marcan el paso de todo el continente, donde el futuro es cosa por hacer, país de las maravillas por visitar. O para decirlo muy borgianamente, aquí, en estos dos volúmenes, podemos encontrar el jardín de las narraciones que se multiplican, el porvenir que huele a copal y sabe a chocolate, la dimensión desconocida donde siempre llegan a sus playas naos de Marte y genios incomprendidos, molinos de viento y esperpentos al por mayor. Esa cinta de Moebius donde los fantasmas nos recuerdan qué tan perdidos andamos, que tan extraviados estaremos. Esa extraña invasión hecha de palabras como utopía, como esperanza, como necesidad.
Si el lector quiere saber a dónde nos dirigimos, qué maravillas y pesadillas hemos de sortear, yo les invito a que lean América fantástica y Herederos de dos culturas. En sus páginas hallarán lo inquietante, lo paradójico, lo imposible. Esa tierra de nadie donde lo insólito es la norma, donde lo sorprendente es el pan de cada día. Cosmos que se abre para devorarnos por completo. Espejo que nos permiten ver el mañana que tanto se parece a nuestro ayer, la vida que existe entre migración y racismo, penuria y consumo, tecnologías de punta y sueños obsoletos. Esa América Latina que nos abraza y nos abrasa, que nos detiene y catapulta, que nos arrulla y asfixia al mismo tiempo. El futuro ya está aquí y viene por todo.








