People like you have a hard time.
Two sides of the same coin.
You’ve got your gift
and you’ve got what it costs.
Mr. Shaibel*
Me devoré The Queen’s Gambit (Netflix) en solo un par de días. No sé si se trata de una gran novedad en el sentido de que tiene el aroma de otras gestas épicas de Hollywood de la guerra fría. Acá viene un spoiler que se veía venir desde la apertura. Le gana al ruso al final. Desde el hogar de huérfanos hasta Moscú. Sumando un par de adicciones, el camino del héroe más intrincado que se podía encontrar. Pero hay que admitir que es una gran ejecución de una serie de fórmulas medianamente reconocibles. En todo caso, Rusia (la URSS en aquel momento) no representa el enemigo, sino la meca del ajedrez donde lo enseñan en los colegios, lo juegan en la calle y donde grandes audiencias siguen las partidas como a un mundial de fútbol. Tal vez, su mayor virtud consiste en hacer del ajedrez una gesta épica, con suspensos y giros argumentales inesperados.
Pero no escribo estas líneas solo para hablar de la Harmon, el personaje central de la serie. Supe que publicaría esta crónica cuando oí en uno de los primeros episodios la mención a la variante Najdorf de la defensa Siciliana.
King’s Gambit. O cómo gambetear a la muerte como un rey.
Mojsze Mendel Najdorf fue un ajedrecista polaco-argentino que supo estar en el top ten. Un deportista con más de sesenta años de carrera, el más longevo de la historia. Polaco de nacimiento. Argentino de casualidad. Su trágica historia lo ubica en Buenos Aires, participando de la Olimpiada de Ajedrez en representación de su país natal justo cuando Hitler lo invade y da comienzo a la segunda guerra mundial. Su origen judío le sugería no regresar: los nazis nombraron como gobernador general a un militar aficionado al ajedrez que lo había condecorado unos años antes. El infame se llamaba Hans Frank y entre sus primeras medidas se destaca la creación del gueto de Varsovia.
Hablamos de 1939, la gran guerra se gesta al otro lado del culo del mundo. Las noticias escaseaban, Mojsze Mendel se desespera, decide no subirse al barco de regreso y desde argentina intenta rescatar a su familia. Najdorf, —Miguel Najdorf desde entonces— solo piensa en la manera de obtener algún tipo de contacto con los suyos y para ello no le queda otra que patear el tablero. Si bien la ya mencionada variante le otorgará la inmortalidad en el campo del ajedrez, la notoriedad fuera de él le llega a través del intento por romper el record de partidas simultáneas. Son legendarias dos de ellas: una en Rosario, Argentina, en 1943 donde bate el record vigente de 37 partidas simultáneas. Sin embargo, la falta de veedores en pleno conflicto bélico impide que la hazaña sea homologada. Así que en 1945, en San Pablo, Brasil, se enfrenta a 45 tableros con una venda en los ojos. A medida que le informan la jugada de su adversario, él indica el movimiento de su trebejo. El resultado final: gana 39, hace tablas en 4 y pierde solo dos partidas. La noticia da la vuelta al mundo y Miguel, luego de dormir dos días, se sienta a esperar noticias de su familia. Solo por eso había planeado este golpe mediático. Pero el silencio lo ensordece más que las bombas. Miguel pierde a su mujer, una hija de tres años, a sus padres y a cuatro hermanos en los campos de concentración de Auschwitz y Treblinka.
“Yo nací dos veces, sin haber cumplido el requisito de morir” repite Miguel en varias de sus entrevistas. Tuvo otra vida en Argentina, otra familia. Otras. Al igual que Elizabeth Harmon en Queen’s Gambit cuando la adoptan. Ambos conservan el ajedrez que se convertirá en el pilar desde el que intentarán su redención. Sus historias comienzan con muerte. Se quedan solos en un mundo hostil y desde allí, ¿jaqueados? comienzan el camino del héroe.
Harmon y Najdorf tienen en común un estilo agresivo, intuitivo. La madre adoptiva de Beth, que no entiende nada del juego se da cuenta sin embargo que los movimientos que más le aplauden son aquellos que realiza con mayor rapidez. Tanto Queen’s Gambit como La variación Najdorf hacen referencia a jugadas de apertura que tienen la particularidad de ser agresivas y que desatan un juego de ataques y contraataques furibundos. Ambas comienzan con sacrificios de algunas piezas con la idea de reorganizarlo más tarde a su favor o de plantear un juego abierto poniendo presión en el contrincante. Como sus vidas, me da la sensación de que empiezan con sacrificios que los obligan a escapar hacia adelante. Porque para ellos no existe el pasado. Miguel afirmaba que en su vida solo existía el hoy y el mañana.
La gran diferencia que encuentro tiene que ver con el combustible con el que alimentan ese deseo de ganar. Para Beth, la ira. Anger is a potent spice. A pinch wakes you up; too much dulls your senses, aconseja Harry Beltik, su primer triunfo rutilante devenido en sparring o preparador with benefits. Harmon no se ríe nunca. Al contrario de Najdorf que tiene el típico humor judío sazonado con la soberbia de Gran Maestro Internacional (argentino). Su ímpetu proviene de la culpa judía de sobrevivir a su familia. De ser el único además que lo logra. Para contrarrestarla se propone vivir todas las vidas posibles. Vivir por todos ellos. Don Miguel hace mucho dinero vendiendo seguros. Juega partidas con Fidel, Camilo Cienfuegos y el Chess Guevara cuando la revolución era otra cosa. Y con Nikita Krushev, Churchill, el Sha de Irán, Perón. Se casa con su segunda mujer —la primera en Argentina— a ocho días de conocerla. Con ella tiene dos hijas. Se empareja con una amiga de su mujer (y esposa de un amigo suyo) cuando ambos enviudan. Habla ocho idiomas. Ostenta el record mundial de partidas simultáneas. Escribe todos los sábados unas columnas en Clarín, esperadas con ansias por sus lectores. Promueve el ajedrez. Viaja por todo el mundo. Es amigo del loco de Bobby Fisher (y se dice que le compró su primer traje). Y claro, su inmortal variación Najdorf de la defensa siciliana.
“Najdorf no es una personalidad que pase desapercibida. Hay un tipo de fuerza, o de energía, o de vitalidad, llámese como se quiera, que arrastra, atrae la atención, enreda o desenreda (en general me parece que enreda) y agita como un remolino los remansos del espíritu aparentemente más estructurado, de quien por suerte o por desgracia, haya irrumpido en su campo de acción” opinó el Maestro Internacional Ricardo Calvo en la revista Jaque.
Siempre con el humor fatídico de su origen. Sus anécdotas son innumerables y sus salidas divertidísimas. Una vez juega en Bahía Blanca 222 simultáneas. En eso, un doctor recibe un llamado urgente de su esposa y debe interrumpir la partida. Cuando regresa, se da cuenta de que habían guardado las piezas asumiendo que ya habían terminado. Le cuentan a Najdorf que abre el tablero y coloca los trebejos en su lugar tal como estaban antes de la pausa. Una entre las 222 partidas memorizadas. Cuando halagan su prodigio, retruca: “Tengo una memoria privilegiada, según para qué. Si me prestan dinero, trato de olvidarme en el acto”.
Bobby Fisher —la inspiración para The Queen’s Gambit—, se convirtió en el primer americano en obtener el Campeonato del Mundo y desafiar la hegemonía rusa del ajedrez planetario. Parece que no tenía muchos amigos en el circuito pero Najdorf era uno de ellos. A pesar del comienzo de sus arcos dramáticos donde Beth y Miguel arrancan en jaque e inmersos en una soledad insoportable, logran escapar hacia adelante y reformular ese vacío con las relaciones que encuentran en el camino del ajedrez. Sus personalidades resultan magnéticas al punto que los otros desean protegerlos, defender su posición. Porque si hay algo que nos enseñan sus historias es que ninguna partida se gana con una sola pieza.
* Mr Shaibel es el conserje que le enseña a Elizabeth Harmon a jugar en el sótano del orfanato.
https://youtu.be/CDrieqwSdgI