Gustavo Cerati, entre el mito y la carne

La figura de Gustavo Cerati está tejida con los hilos del genio artístico, la innovación sonora y una intensidad vital que lo colocó como uno de los músicos más trascendentes del rock en español. En Algún tiempo atrás, el periodista Sergio Marchi —testigo privilegiado de la escena argentina desde los años 80— reconstruye la vida de Cerati con una sensibilidad y una rigurosidad que trascienden el simple homenaje para convertirse en una biografía crítica, honesta y profundamente humana.

Marchi no escribe desde la distancia académica ni desde el fanatismo ciego, sino desde una cercanía construida durante décadas, alimentada por entrevistas exclusivas, archivos personales y, sobre todo, por la convivencia con los mundos que habitó Cerati: desde los clubes oscuros del under porteño hasta los escenarios de estadios repletos en toda América Latina. Lo que entrega no es una hagiografía, sino el retrato matizado de un hombre complejo.

El libro está dividido en varias capas: el Cerati estrella, líder de Soda Stereo y arquitecto del sonido que definió a una generación; el Cerati solista, más introspectivo y arriesgado, cuya obra posterior revela una evolución artística implacable; pero también el Cerati persona, hijo de una familia de clase media trabajadora, que luchó contra las etiquetas, que fue esposo, padre, amante, melancólico y muchas veces contradictorio. Marchi es especialmente agudo al desmontar el prejuicio del “cheto” que siempre persiguió a Cerati, mostrando su origen humilde y su ascenso construido a fuerza de trabajo y visión.

Uno de los mayores logros del libro es cómo articula la vida privada con la pública. Sergio Marchi revela las relaciones sentimentales de Cerati, su vínculo con la paternidad, su fragilidad emocional y su obsesión con la perfección, pero siempre con respeto y contexto. Este es un Cerati que no sólo compone y graba, sino que también sufre, se enamora, se equivoca y busca —con desesperación a veces— un equilibrio entre el deseo y la realidad.

Marchi no escatima en detalles sobre la dimensión sonora del artista: su amor por la tecnología, su obsesión con el sonido limpio, la influencia de géneros como la electrónica o el shoegaze, y su capacidad para adelantarse a su tiempo. Pero más allá del técnico, está el obrero de la música, el tipo que se encerraba en el estudio hasta que el track le hablaba, el que reinventó cada disco como si fuese el primero, el que nunca se repitió.

Algún tiempo atrás
es un viaje a través de varias vidas contenidas en una sola: la del músico que fue puente entre lo popular y lo sofisticado, entre lo comercial y lo experimental; la del hombre que, aún en coma, seguía proyectando una sombra luminosa sobre el rock latinoamericano. Marchi consigue lo que pocos biógrafos logran: devolverle al mito su dimensión humana, sin restarle un ápice de magia.

 

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