No son los patios de los junkeros,
— metálicos, mutilados—
lo que llena la cabeza de alfileres.
Tampoco la vieja bajo el sol,
sobreviviente del apocalipsis.
North West, no lugar,
paisaje en la ventanilla.
Miami by car y siempre por accidente.
Ten cuidado y te agarra la noche,
por ahí no pasó Don Johnson.
Brownsville se aplasta como un cocodrilo,
inventario de escombros
de una ciudad-postal para mercadillos vintage.
Opa-Locka ruina de odaliscas, hachís art decó,
cierto polvo en el aire cae sobre los cuerpos.
Pero hay que mirar con la punta del ojo:
la lluvia desdibuja las calles, alivia la canícula.
Los niños ríen,
se refugian en la escuela
y la trompeta de Wynton Marsallis suena en el carro.
Ella pasa negrísima, con su paraguas rosado,
entre una fila de árboles.