Gerardo Reyes es un escritor y periodista de investigación. En The Miami Herald, ganó un Pulitzer compartido en 1999 y es considerado uno de los “sabuesos” más temidos del periodismo hemisférico. Actualmente dirige el departamento de investigación de la cadena Univisión. Lo entrevistamos por motivo de la publicación de su último libro Vuelo 495.
Háblanos acerca de tus inicios en el periodismo. Estudiaste Derecho y sin embrago tomaste el camino del periodismo con mucha fuerza.
Son inicios que me demostraron que el periodismo no se necesita estudiar, que es mejor aprender las técnicas para escribir y comunicar. Empecé como abogado en una fundación que vigilaba y supervisaba la actividad de los congresistas de Colombia. Todo el mundo piensa que los congresistas de nuestros países son unos vagos, pero nadie sabe cuánta es la vagancia y quiénes son los buenos congresistas y quiénes son los malos, y entonces yo trabajaba en ese proyecto cuando Daniel Samper Pizano, que es una institución en América Latina en el mundo del periodismo, acababa de fundar el primer equipo de investigación periodística en el Tiempo, de Bogotá. Así empiezo, somos tres abogados que nos desviamos al mundo del periodismo.
¿En qué espacio te sientes más cómodo trabajando en la televisión o en el periódico?
Así de frente instintivamente te digo que escribiendo: la escritura es más sosegada, más objetiva, se puede revisar más, pero la penetración popular (por usar un término práctico) de la televisión en estos años es insuperable. Así que aprovecho lo mejor de los dos mundos, hago televisión y escribo.
Tu trayectoria ha sido bastante reconocida, sobretodo con los premios internacionales que has recibido. ¿Crees que la comunidad hispana percibe tu opinión periodística de forma diferente debido al prestigio de estos premios?
No sé si la perciben diferente, si la aprecian más o la desprecian, lo que sí te puedo decir es que para mí que ejerzo el periodismo de investigación, esos reconocimientos me dan acceso a personas y fuentes que creen en mí no solo porque han visto mis premios si no también mi trabajo. Te puedo poner un ejemplo: hace media hora mientras firmaba un libro en el stand de la feria, se me acercó una persona que me dio su tarjeta y me dijo “necesito hablarle de este tema” y me pareció un tema extraordinario, cuando me dio la tarjeta me dijo “yo creo que usted es una de las pocas personas que tienen la independencia para tocar ese tema en esta ciudad”.
Hablemos de tu libro Vuelo 495. No se conoce esta tragedia, aunque fue algo histórico porque fue la primera vez que se secuestra un vuelo en Estados Unidos.
Estaba trabajando en el Herald y me presentaron a una señora que había sido sobreviviente de este vuelo, y ella me preguntó: ¿Qué hace un colombiano interesado en un tema cubano? Yo siempre he pensado que Cuba tiene una gran cantidad de historias esperando por escritores y periodistas, y ella me la contó pensando que nunca iba a salir porque ya se la había contado a colegas cubanos que no le prestaron mayor atención. Y poco a poco se fue convirtiendo en un libro. Primero en crónicas y denuncias que fueron apareciendo en el periódico y después, cuando me encuentro una mina de información en Washington sobre el accidente, decido que debe ser un libro.
Significa que fue un trabajo de investigación muy profundo…
De mucha perseverancia. Es uno de esos libros que uno primero crea una carpeta en el computador y va añadiéndole cosas a la carpeta cada semana o cada mes, no lo olvida pero tampoco lo saca a la luz hasta que llega el momento en que se da cuenta que el material ahí dentro ya es importante y entonces se dedica a escribir ese libro.
Hay una anécdota que parece sacada del realismo mágico sobre cosas ocurridas en Cuba. Es la del robo al ministerio de hacienda de José Manuel Alemán…
Es una historia real. Este libro yo tuve toda la tentación de novelarlo, sin embargo ningún hecho ni ninguna palabra del libro son producto de mi imaginación. Todo ocurrió. Eso es historia de Cuba, la historia de un ministro de educación que llega y literalmente asalta el tesoro público. Uno se acostumbra a usar esa expresión de forma metafórica y literaria, cuando uno dice entonces fulano de tal asaltó el tesoro público cuando robo unos contratos, pero este señor físicamente sacó oro y dinero de las arcas y se mudó al sur de la Florida, se compró una isla que hoy se llama Key Biscayne, y a su hijo como le encantaba el béisbol, le compró un estadio de béisbol y en ese mismo estadio se prepararon algunos combatientes del 26 de julio.
Ese hijo del ministro a quien le regalan ese estadio que posteriormente vendieron a la ciudad de Miami, es el famoso Neneito que le entregó mucho dinero a los revolucionarios. ¿Crees que eso fue importante para desestabilizar el gobierno de Batista?
Esa plata que les dio a los revolucionarios tiene toda la intención sediciosa, clandestina y subversiva. Además los revolucionarios fueron muy mal agradecidos, Castro le había recibido plata a Neneito y al triunfar le dio una patada en el trasero a pesar de que le habían recibido dinero corrupto.
Es difícil imaginar una ciudad de Miami que aparece en el libro, que es pro castrista. Hemos leído en el libro que Castro hace recaudaciones de dinero y los cubanos de Miami felices se lo entregan.
Sí, y además Castro hace un discurso que produce un encantamiento de personalidad de uno de los que secuestra el avión. El está ese día en el teatro cuando escucha a Castro y lo impresionó. Entonces decide robarse las armas y con los demás compañeros efectúan el secuestro, para llevar dinero y armas a los revolucionarios del 26 de julio. No solo era plata sino también proselitismo, porque Castro tenía esa aureola y ese carisma contagioso y eso inspiró a estos jóvenes locos e irresponsables.
Hay una parte del libro en que Miami es casi un personaje, en donde se ve a la ciudad como el lugar de la conspiración.
Correcto. El capítulo del libro se llama Ciudad Conspiración. Yo llegué a esta ciudad como periodista hace 26 años. Siempre he considerado que esta es la mejor ciudad para cubrir cualquier cosa que pase en América Latina. Aquí empiezan o terminan los grandes escándalos políticos de corrupción de narcotráfico en nuestros países. En América Latina siempre hay algún gran escándalo que tiene algún efecto en esta ciudad. Miami ha vivido de las conspiraciones políticas de derecha, de izquierda, de centro, desde entonces hasta Chávez. Aquí terminaron varios líderes y rambos que participaron en la intentona de golpe de estado a Chávez. Un día te puedes encontrar con un portero que fue torturador de Somoza y al día siguiente con un chofer que fue torturado por ese portero y se han encontrado también entre ellos.
Hay una historia sorprendente que es la de Osiris Martínez, quien sube al avión con su mujer y sus tres hijos; sin embargo, el personal de Cubana de aviación le decía que no suba…
Veo que usted tomo todo el vuelo (Risas)
¿Y al decirle que no suba, piensas que ellos ya sabían que el vuelo iba a ser secuestrado?
Sí, creo que sí. Pero en realidad lo que pasó fue que ellos dijeron: si se nos montan aquí los gringos, vamos a tener problemas graves, tratemos de que esto quede entre cubanos. Por eso le dilataron tanto su abordaje. Él mismo lo dice, atando cabos logra darse cuenta que el personal sabía.
Quienes secuestraron el vuelo eran como niños jugando a la revolución, pero ni siquiera tenían un plan. ¿Cual fue su intención?
Ellos querían quedar bien, querían entrar por la puerta grande a la revolución. Victoriosos. Pero lo que no tengo duda es que en la Sierra ellos sabían que venían. No sé si a nivel de Raúl o Fidel pero de ahí para abajo ellos sabían y a nadie le importó que ocurra.
Otra cosa que llama la atención es un cuartel de la CIA dentro de la universidad de Miami, esto parece sacado de la ficción, pero sin embargo es real.
Bueno es que en esa época era caché, o daba mucho prestigio ser un colaborador de la CIA, la gente no se cuidaba mucho, cada uno estaba en su misión. Pero eso se le salió de las manos a la CIA, las operaciones que diseñaban para atacar a Castro eran ridículas inofensivas y contradictorias. Miami tenía por habitante proporcionalmente mas colaboradores de la CIA que cualquier otra parte de Estados Unidos incluyendo Virginia.
Supongo que el momento cumbre de tu investigación fue recibir el testimonio de los sobrevivientes del vuelo. ¿Cómo fue eso?
Fue impresionante. Omara fue como matando sus demonios mientras hablaba al principio. Hablaba poco pero conforme fuimos hablando más veces, se acordaba de algún detalle y me llamaba, y entonces yo le agregaba algo a la investigación. Quizás en esa cadena de descubrimientos fue importante hablar con uno de los secuestradores en Miami, Edmundo Ponce de León… fue impactante.
Háblanos de ese tema porque el libro prácticamente se abre como una flor cuando llegamos a esa parte. ¿Cómo fue esa conversación en la vida real con Edmundo Ponce de León?
Mi impresión fue que él tenía todos los deseos de hablar, no sé si por cuestiones morales o de remordimiento, o tal vez de exponerse a alguien que lo cuestionara. Su mujer no nos quería dejar entrar, pero él nos hizo pasar: fue como si se estuviera preparando por años para responderle a un juez y no a un periodista y su manera de defenderse no era la de alguien acusado toda la vida injustamente, si no estaba siempre a la defensiva, y terminó contando cosas que solamente podía saber alguien que estuvo en la cabina en el momento del accidente. Él ya estaba decidido a contar su versión y dejar al menos la duda de que él era el secuestrador. Ponce de León nunca fue juzgado, lo que me motiva más en esta historia, porque los periodistas a veces tenemos que hacer de exhumadores. Hubo una conspiración de silencio, de política y de conveniencia, que pudo haber descarrilado la revolución, pero Estados Unidos estaba en romance con lo guerrilleros de la sierra cubana, y Cuba, triunfada la revolución dos meses después del accidente, tampoco le convenía castigar a los sobrevivientes, si no que les dio una buena vida, incluso uno de ellos creo que está vivo y ocupó cargos importantes en la revolución.
¿Crees que está vivo en Cuba?
Yo creo que sí.
¿Te costó mucho escribir el libro?
Escribirlo no, lo que sí me costó fue atar los cabos. Pero además no sólo el periodismo es de talento y sudor, también es suerte. Hubo una cadena de sucesos que me favorecieron, por ejemplo: el hecho de que Ponce de León, el secuestrador, haya estado peleado por una herencia con su hermana, o de pronto alguien me decía que conoció al médico que los atendió en la central azucarera. Aunque lo más fascinante fue encontrar en los National Archives de Washington, esa mina de información, con la correspondencia del embajador de Estados Unidos en Cuba, enviada directamente al Departamento de Estado y que tiene todos los informes de los cónsules que enviaron a la zona de la tragedia, la prensa del mundo nunca vio las fotos de este accidente.
Pasemos al tema tuyo: el periodismo. El reconocido periodista Moisés Naim, habla del cambio de las revoluciones “3 Ms”. El mas, y la movilidad y la mentalidad. Que es el mundo de la súper abundancia, la híper movilidad y la nueva mentalidad. Cuando tú publicas “Los Dueños de América Latina” vemos que las fortunas son creadas con la industria pero hoy es la información y la tecnología la que determina la mayoría de fortunas. ¿Cómo ves tú ese factor?
Muy buena pregunta aunque me declaro un poco distanciado del tema, pero diría que América Latina está aportando grandes magnates en las telecomunicaciones como Carlos Slim, pero hay también una generación desconocida de multimillonarios que controlan los minerales que tuvieron tanto auge para la región, hasta hace cinco años. Esas fortunas no son tan notorias para Forbes, por ejemplo en Bolivia Perú o Chile hay una cantidad de magnates que viven del oro, de la plata, y de todos estos metales que China absorbía enormemente y que le dieron gran bonanza a América Latina
La periodista Oriana Fallaci dice que no quiere hacerse amiga del entrevistado, sino que quiere buscar la verdad: ¿Te ha pasado que el entrevistado se incomoda por las preguntas que le haces?
En el periodismo de investigación hay una etapa que se llama la entrevista clave, que es confrontar a la persona con tu investigación: si llegas donde un político o un banquero a decirle en palabras civilizadas, tenemos la sospecha de que usted se robó esto o hizo tal o cual peculado. Eso no puede ser cómodo o armonioso, y hay que hacerlo antes de publicarlo, pero no solo por dar la oportunidad de defensa sino que en ocasiones el entrevistado lo saca a uno de una mala concepción o de un error. Porque uno va cargado de probar algo y a veces el entrevistado derrumba tu investigación con pruebas.
Ryszard Kapuscinski dice que tiene un método de investigación periodística en tres partes: viajar a las zonas donde ocurrieron las cosas, leer mucho del tema, y pensar mucho. ¿Cuál es el método de Gerardo Reyes?
Todos esos elementos en mayor o menor intensidad estoy seguro que funcionan. Sobre todo el pensar mucho en cuál es el próximo paso. Yo reflexiono mucho y leo sobre el tema antes de escribir. En determinado momento yo he leído tanto que sé tanto como la personas que lo vivieron
Estamos viendo que el periodismo está cambiando radicalmente, no solo porque se consume información de forma diferente si no también por los cambios de tecnología. ¿Qué es lo que no va a cambiar en el periodismo?
Lo que no va a cambia es hacer las cosas bien: usted puede tener un blog, o un periódico virtual desde el garaje de su casa, pero debe aceptar que uno es un testigo privilegiado, porque eso somos los periodistas, somos testigos. Eso se repite en cualquier modelo, eso es y seguirá siendo el ideal, el medio es un accidente.