Durante los años sesenta, un segundo piso en South Beach logró que a Miami se le considerara la meca mundial del boxeo.
Miami es la ciudad de los múltiples rostros. Uno muy atractivo para el cine y la televisión es el de los ochenta, el paraíso de las drogas y el crimen de los Cocaine Cowboys. Otro el de la ciudad resort, cuando en el litoral se alinearon las torres cinco estrellas más glamurosas del país; y también está el rostro de Miami como capital del exilio cubano, cuando la dictadura de Fidel Castro tomó el poder en la isla. En los recovecos de Miami, sin embargo, hay más rostros, menos expuestos pero no menos importantes, uno de ellos es el de la meca del boxeo, de la mano de los hermanos Chris y Angelo Dundee.
Cuando Chris Dundee viajó por primera vez a Miami, la ciudad era un paraíso próspero frente al mar: la segunda Guerra Mundial había concluído hacía poco, y el traslado de tropas al sur de Florida, que la tomaron de base para sus entrenamientos militares, dejaron un importante capital de dinero circulando. Entonces Dundee, promotor y empresario del boxeo, que buscaba desmarcarse de la mafia que controlaba el box en Nevada, Filadelfia, Los Angeles y New York, vio potencial en Miami y no dudó en volver.
Chris Dundee inició su gestión organizando peleas los martes, en el Miami Beach Auditorium, y atrajo la atención de los aficionados, la prensa y grandes boxeadores. Con un calendario definido de peleas el siguiente paso de Chris Dundee era crear un espacio donde los boxeadores pudieran prepararse y entrenar, y en una esquina de la 5th Street y Washington Avenue de South Beach, en un segundo piso poco pretencioso, de la mano de su hermano, el legendario entrenador Angelo Dundee, abrió las puertas de The 5Th Street Gym. Una postal icónica de Miami es aquella en la que The Beatles aparecen con Muhammad Ali en la visita que le hicieron al gimnasio mientras cumplía con su rutina de ejericios. Si bien es cierto que la presencia de Ali colocó los reflectores del mundo en la escena del box de Miami, sobre todo en 1964 con el duelo contra Sonny Liston, una pelea épica, para la historia, que convocó a más de ochocientos periodistas, antes, The 5th Street Gym había logrado posicionarse en el lugar número uno de una pequeña élite de cinco gimnasios conformada por Gleasons, Stillman y Furkie’s en New York, y The Main Street Gym en Los Angeles. No hubo aspirante a título mundial que no pasara por Miami a entrenar, en total fueron doce los títulos que salieron de aquí, y en su larga lista de prominentes boxeadores figuran Roberto Mano de Piedra Durán, Mantequilla Nápoles, Sonny Liston, Joe Louis, Willie Pastrano y otros tantos.
Si hay algo que le cuesta conservar a Miami es su historia y por eso resulta desconocida. El estudio de ensayos y grabación de Los Bee Gees, por ejemplo, es ahora un taller de cambio de aceite, el escenario en que Jim Morrison y su banda The Doors tocaron por última vez fue demolido, suerte similar que al parecer correrá el legendario teatro Playhouse, en el barrio de Coconut Grove. Y The 5th Street Gym no ha sido la excepción, el edificio ubicado en 501 Street y Washington Avenue, donde se localizó por tres décadas, fue demolido y en su lugar construyeron un Parking Lot, aunque a la fecha opera una farmacia CVS. Desde entonces The 5th Street Gym ha ido cambiando de direcciones y propietarios, y si bien ha perdido ese prestigio que lo encumbró en su momento, aún mantiene el encanto en los habitantes de South Beach, uno de ellos es el autor escocés Irvine Welsh, autor de Trainspoting, quien pasa las mañanas entre el bosque de sacos y peras que cuelgan del techo o sobre el cuadrilátero.