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El film de una generación remixada

Los créditos finales comienzan a salir en la pantalla, miro a mis amigos a los ojos, hay un momento mágico, los ojos se humedecen, sonreímos como hace veinte años. Hemos visto Trainspotting 2. Al salir de la sala, nadie dice nada. El auto avanza mientras en silencio, observo por la ventanilla el cine que detrás de mí, se ve cada vez más pequeño. Mi corazón aún late rápidamente, tenía tiempo que no me emocionaba tanto por ver una película, ¿será porque superó mis expectativas? ¿O porque la industria está cada vez más hueca y por eso un pedazo de nostalgia alegra mi corazón? He visto innumerables veces salir REMAKES de películas que en lugar de dignificar su primera parte, la empobrecen de una manera vil. Los seres vivimos tiempos difíciles, la información es cada vez más desechable, tenemos acceso a mucha más información, pero nos aburrimos fácilmente. En mi particular punto de vista nuestras experiencias son cada vez más huecas, porque no las vivimos, la recibimos a través de una pantalla, por eso trato de regresar una y otra vez a películas que me ponen los pies en la tierra, que me recuerdan por qué los humanos somos tan luminosos. Estos directores se preocupaban por recibir experiencias reales para después contárnoslas ¿Somos las explosiones sin sentido de Michael Bay o la sensibilidad filosófica de Tarkowsky?  Lo único que he sentido después de Trainspotting 2, de Danny Boyle, es que necesitamos nutrirnos de verdad, de arte y experiencias que vayan con el corazón por delante, de vísceras, de suciedad, de belleza, de fallar, de triunfar, de magia, de experiencias, de oxígeno…de cosas que me recuerden por qué estamos aquí. Por eso aquellos que viajamos buscando vida regresamos al fallar, pero en nuestro bolsillo nos quedan historias para contar. La nostalgia nos recuerda lo vivos que estábamos, la búsqueda que teníamos…

Un amigo interrumpe mis pensamientos para que mire por un segundo el GPS, nos hemos perdido, no respondo, no quiero regresar de nuevo a ese mundo, quiero seguir imbuído en mis pensamientos, resistir lo más que pueda la emoción de sentir a mi generación palpitando en un film, me miro de nuevo al espejo, envejezco, quiero seguir. De pronto alguien en el auto pone “Perfect Day”, de Lou Reed. Entonces desciendo aún más en la espiral viene a mi mente, familia, novia, trabajos, amigos, borracheras, las veces que nos metimos a hurtadillas a un cine a ver más de una película el mismo día, despedidas, viajes, música que me marcó para siempre, David Lynch, Kubrick, Brueguel, Depeche Mode, Kubrick, Portishead, Massive Attack, Fellini, El greco, Goya, Radiohead, Mile Davis, Fight club, Pierrot le Fou, Wagner…tengo que calmar mi mente, los nombres tratan de desaparecer pero me aferro a ellos, mi corazón va calmándose, y poco a poco llega la calma.

Gracias Dany Boyle, tu película fue para mí una caricia al corazón y aunque acá en Miami las distribuidoras hicieron un esfuerzo enorme por alejarnos de ti, poniendo tu película en solo una sala muy lejana, algunos emprendimos el viaje, te mereces al menos eso. Tú eres parte de nuestra nostalgia. Creo que me exalte un poco, he dicho incoherencias que alguien leera después, ¿pero acaso de eso no se trata la vida?  El auto se detiene, miro a mis amigos, hemos llegado al bar, hoy, elegiremos la vida, así como lo hizo Mark Renton

 

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