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El concierto más breve de Miami

El 1 de marzo de 1969 Miami recibía la primavera, aunque la ansiedad de los jóvenes se concentraba en lo que recibiría aquella noche el Coconut Grove Dinner Key Auditorium: la gran banda de Rock n’ Roll, The Doors. Para entonces, con veinticinco años, Jim Morrison era ya ese poeta maldito alcoholizado y adicto al LSD, que hacía delirar a la audiencia con “Light My Fire”, “Break on Through”, “This is the End”. Nacido y criado en Melbourne, para Morrison presentarse en Miami implicaba el regreso a Florida –la relación conflictiva con su padre, almirante del Navy, lo obligó a terminar la escuela e irse a vivir a California–.

La mañana del show en Coconut Grove, Morrison terminó su largo noviazgo con Pamela Courson, y perdió el non-stop flight que debía traerlo desde Los Angeles. El siguiente vuelo hacía escala en New Orleans y en ese llegó, completamente ebrio. El Dinner Key Auditorium tenía capacidad aproximada para seis mil personas, pero fue tanta la gente que se aglutinó en la boletería, que cerca de trece mil esperaban al pie del escenario. El repertorio se abrió a las once, con “Break on Through”, frente a un público impaciente por el retraso y alterado por la incomodiad que representaba el exceso de concurrencia. Morrison quería probar un formato diferente, interactuarando más con el público, emulando los Live Theaters de Los Angeles, pero el alcohol y la droga hicieron que degenerara en insultos: Your faces have been pressed into the shit of the world. Maybe you love it. You are all a bunch of fucking idiots. Antes de terminar la cuarta canción, “Light My Fire”, sus incitaciones se hicieron intolerables: Hey, do you wan’t to see my cock? y fue expulsado de la sala por la policía y el personal de seguridad. Los cuatro integrantes de The Doors se retiraron en limousine a su hotel en Miami Beach, y al día siguiente volaron a Jamaica a pasar unas vacaciones.

En esa época Miami era una ciudad anglo, ultra conservadora, que tenía los ojos de la prensa y la política encima, donde meses antes se había realizado la convención republicana en el Miami Convention Center, en la que Richard Nixon ganó la nominación a la candidatura presidencial. Los días posteriores al concierto se hicieron manifestaciones de protesta y los medios denunciaron la conducta de Morrison acusándolo expresamente de desabotonar su boot-cut, bajar la cremallera y mostrar el pene –acto que negaron rotundamente tanto Morrison como los otros músicos-. Las noticias no tardaron en hacer eco por todo el país, que atravesaba un contexto poco tolerante por la guerra de Vietnam, y las emisoras de radio dejaron de transmitir sus canciones, las disqueras retiraron sus álbumes de las vitrinas de venta, y sus presentaciones empezaron a cancelarse. El cinco de marzo, Morrison fue demandado por seis cargos de obsenidad –si Miami aún fuera así, los cantantes de reggaeton estarían sentados en la silla eléctrica–.

Jim Morrison compareció ante la corte del Distrito Federal de Miami Dade County, el 12 de agosto de 1970, y el 8 de octubre se le condenó a seis meses de cárcel y $500 dólares de multa. La sentencia se apeló por falta de contundencia en las pruebas; sin embargo, luego del incidente, The Doors solo ofreció un concierto más y Morrison se mudó a Paris donde se suicidó un año después.

Nunca se llegó a emitir una fallo definitivo contra Jim Morrison –tras su muerte, el caso se hizo a un lado-. Y, en el año 2010, el gobernador de la Florida, Charlie Crist, logró que se retiraran los cargos en su contra.

 

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