Camino por la calle, de pronto una ráfaga vuela un papel que sujetaba en mi mano, lo sigo y mientras lo tomo, veo un viejo cartel de una película de los 70s Night Porter, me sorprendo, por que es una película que a mi parecer pocos conocen yme cuestiono ¿Dónde ver el cine que menos se ve? Cuando uno se cuestiona esto se encuentra en un pequeño laberinto que agrupa a pequeños cine clubs, salas de proyección universitarias, cines gestionados por asociaciones culturales, todos dejando entrever al menos un objetivo común: colmar el vacío que dejan las salas comerciales y ofrecer al público un cine que sería invisible sin su esfuerzo. Todos ellos comparten en muchas ocasiones el epíteto genérico y no pocas veces confuso de salas de exhibición alternativas que a pesar de responder a modelos de acción dispares y casi siempre intercambiables, son las únicas en cualquier caso que se atreven a rastrear las rendijas de un sistema de distribución hermético y monopolizado. Eso sí, todas tropiezan con múltiples obstáculos, el primero y mas grave es que muchas veces como espectadores buscamos la acción mas cómoda y práctica que esté en nuestras manos para ver una película, es decir: buscar el cine mas cercano el cual es normalmente de una cadena grande y ahí elegirla. Como espectador o cinéfilo es cada ves más difícil encontrar en las salas comerciales “ese” cine que nos llene, nos transforme, nos eduque y sensibilice, es por ello que, aunque se generan miles de películas alrededor del mundo tenemos que esperar sedientos que lleguen a nuestras salas o como conseguir aquella película que nos recomendaron, pero de la cual, nadie sabe nada. La tarea titánica de encontrar el “cine que no se ve” comienza en las tiendas departamentales, donde en la mayoría de los casos no conocen la película o ni siquiera saben escribir el título, lo cual nos deja de nuevo en la nada y cuando la hayamos los costos promedio son altos para el denominado cine de “arte” que no todos pueden darse el lujo de pagar, o pedirla por envió (muchas veces es mas accesible pero mas costoso). Así que en muchos casos nos queda recurrir a página de internet donde la calidad no es la misma y a veces no contienen ni siquiera extras o subtítulos y pensar en la publicidad es un callejón sin salida pues le quitamos a cada cineasta la posibilidad de seguir haciendo cine ya que ese dinero jamás le llega a los involucrados. Por eso, todos los que hacen un esfuerzo para llevar ese cine distinto, tienen que ser recompensados con más afluencia de gente que acuda para que esta lucha no cese. Yo mismo he visto películas interesantes con tres o cuatro personas mientras otras salas comerciales con filmes de peor calidad están abarrotadas.
Cada vez hay mas lugares donde se puede ver, comprar, y obtener ese cine que aparentemente no se ve, pero el esfuerzo tiene que ser compartido por parte de las distribuidoras para volver más accesible los costos de las películas y; por otra parte, acudir a “esos” cines, tener una perspectiva abierta para ver un cine al que no estamos acostumbrados, porque aunque tienen un público cautivo se necesita que acudan nuevos espectadores, además que el costo suele ser menor al de las cadenas grandes y la manufactura de lo que se proyecta ahí, es distinta al resto. Tengamos la apertura de ir a nuevos lugares y conocer nuevos directores, para ver un cine que tal vez nos haga no regresar al de siempre. Solo entonces el cine que “menos se ve” será el que trascienda y se transforme el que más “se ve”…
De pronto una pareja pasa a mi lado y escucho que uno dice “woow, que gran película Nnight Porter, es una joya”. No puedo evitar sonreírle, ahora se que cada ves somos más los que vemos aquello que parece invisible para los demás ojos.