La llamada
Leila Guerriero
Anagrama, 2024
460 páginas
Víctima es una palabra engañosa. La usamos para reprochar, “no te hagas la víctima”, para exigir justicia, “reparación a las víctimas”. Aparece en la ley y, casi siempre, en tercera persona. Pero cuando somos mujeres, sabemos que se emplea con frecuencia para referirse a nosotras. La feminista y académica mexicana Marta Lamas advierte un riesgo: el peligro de presentarnos como seres indefensos que requieren protección extrema, lo que, al final, nos resta agencia.
Entre los muchos temas que ofrece La llamada (2024), el debate sobre las víctimas, los sobrevivientes, el pasado y la memoria desató una conversación candente en la sesión de marzo de nuestro club de lectura, Leer para Cambiar. Escogimos este libro porque la sección Babelia de El País lo declaró el mejor de 2024. Y la verdad es que no nos decepcionó, aunque reconocimos lo difícil que es abarcarlo en su totalidad.
Se trata de un libro difícil de clasificar. No es una novela, pero tampoco un reportaje periodístico en toda regla. Se trata del perfil de Silvia Labayru, una mujer argentina secuestrada durante la dictadura y sobreviviente de la ESMA. Exiliada en España, allí reconstruyó su vida. Fue una de las primeras en denunciar legalmente las violaciones y torturas sufridas a manos de los militares, enfrentándose a nuevas formas de violencia: desde el escepticismo—“¿por qué denunciar tras tantos años de silencio?”—hasta cuestionamientos más sutiles—“¿por qué eres feliz?”, “¿por qué cambiaste?”, “¿por qué necesitas un hombre para sentirte segura?”.
El relato sobre la dictadura de los años setenta es tan desgarrador como revelador. Para algunas, fue un primer encuentro con la memoria de las víctimas de ese período. Para otras, con más contexto, una perspectiva distinta. Jamás se nos había ocurrido que los sobrevivientes sufrieron tanto rechazo. Como plantea Guerriero, hablamos de muertos y desaparecidos, pero poco de quienes lograron sobrevivir. Silvia vivió años con una pregunta latente entre sus compañeros exiliados: “¿qué hiciste para estar viva?”. Guerriero lo expone con claridad: la gente no siempre quiere escuchar. En este sentido, el libro es una práctica de escucha en toda regla.
Parece que Guerriero pone a prueba su oficio periodístico y su rol de observadora-detective. “Mirar de cerca pero contar de lejos”, dice sobre su trabajo. Sin embargo, como lectoras, sentimos que esa distancia se desvaneció a lo largo de las páginas. La autora es lo suficientemente honesta para admitir que, tras tantos encuentros, tanta pesquisa y recorrido, la relación con la protagonista cambió. Al terminar el libro, nos quedamos con una reflexión: si quieres juzgar, debes conocer a profundidad; pero cuando conoces a profundidad, quizá ya no quieras juzgar.
En Leer para Cambiar creemos que los libros que generan más preguntas que respuestas son los que verdaderamente transforman. Y así, debatimos largo rato sobre el concepto de víctima. ¿La sociedad necesita víctimas indefensas? ¿Por qué nos cuesta pensar en víctimas felices? ¿Somos víctimas o estamos víctimas? ¿Existe lo irreparable o todo puede reconstruirse? Algunas admitimos que, en algún momento, esperábamos que algo aún más trágico le ocurriera a la protagonista, como si estuviéramos programadas para que un relato de este tipo solo pudiera empeorar. Otras reconocimos nuestro rechazo ante sus contradicciones: ser poderosa y fuerte, capaz de sobrevivir con inteligencia, y al mismo tiempo, emocionalmente dependiente en sus relaciones sentimentales. También discutimos lo difícil que fue para muchas mujeres nacidas en los años cuarenta y cincuenta—varias participantes del club pertenecen a esa generación—, educadas en un mundo que cambiaba a su alrededor, quedar atrapadas entre la tradición y la transformación.
Guerriero realizó más de 90 entrevistas, no solo a Labayru, sino a quienes la conocieron antes, durante y después del secuestro. El libro trasciende el género testimonial para retratar una vida que no comenzó ni terminó con el activismo político, la tortura y la violación, pero que, sin duda, quedó muy marcada por ello, en el cuerpo, en la mente y en la memoria. Reconocimos que la valentía tiene muchas caras. Y, al final, nos reafirmamos en algo esencial: nadie es una víctima indefensa, pero se necesita una gran fuerza colectiva para acabar con la injusticia y la violencia de género.
LeerParaCambiar es una comunidad internacional de lectoras/es que nos reunimos una vez al mes a comentar un libro capaz de transformarnos. La reunión es por Zoom el primer jueves de cada mes a las 8:30 pm ET y 7:30 CT. Si te quieres unir manda un email a isabelibanez24@gmail.com o un mensaje en Instagram a @isabelibanez