De Dios sé muy poco

(Este poema es un fragmento o un poema que conforma un texto de mayor longitud).

No soy

experto en nada

los temas se me intuyen y

luego se van

como llegaron.

 

Por poner un primer ejemplo,

de Dios sé muy poco:

le gustan las mayúsculas, las vírgenes,

la sangre, la holgura con que el color

negro maniata su niñez.

No sabe que también deja de existir

como la última gota de lluvia

que apenas comienza a caer

O quizá es tan enorme que ignora

otras existencias.

Creo que no

le teme a nada porque está

en todas partes: en el clóset y debajo de la cama

al mismo tiempo que se acuesta a nuestro lado

mientras le pedimos ese aumento,

la salud de los vecinos o la capacidad

de teletransportarnos.

Dice que nadie se atreve a pedir

por la cura del sida o el fin

de la corrupción, pero quién

podría creerle a estas alturas.

 

ignora del calendario,

tampoco

ha sido el mismo nunca y con eso

basta, es suficiente.

 

Lo que nos ahorraríamos en robles,

en agua, en relojes, en la invención del prójimo

y la invención del pensamiento del prójimo, en antónimos,

en sonidos sin ton ni son y en esto mi voz

no tiene duda: Sin Dios, la posteridad del mundo

sería más promisoria.

Elías David

Sostuvo en esta revista, hace tiempo, la columna de poemas Saudade que ahora retoma, ya sin saudade. Ha impartido en su ciudad natal talleres de creación literaria donde ha aprendido mucho. Textos suyos han aparecido en antologías regionales de su país y de Miami. Fue profesor de secundaria. Ahora sólo lee y escribe, o sea, no hace nada.

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