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Callejón oscuro en Dolores pero me puedes llamar Lolita

 

Éramos doce mujeres sentadas  en la terraza de Dolores pero me puedes llamar Lolita de Brickell cuando el manager preguntó si todo había estado bien. Sí, todo había estado bien, dijo mi amiga en referencia a la comida y los tragos y después añadió: pero faltó el cariño. El manager sin dudarlo le ofreció una rueda de tragos cortesía de la casa. Mi amiga nos preguntó a cada una lo que queríamos tomar y se fue a la barra a pedir las bebidas. Mi amiga tiene una memoria increíble y se acordó de todos los pedidos. Cuando estaban listos los tragos nos llamó a la barra.

Entonces se sintió el cariño y nosotras que disponíamos a retirarnos, nos internamos en las salas de este adorable lugar.

Dolores pero me puedes llamar Lolita posee varios ambientes. Esta la terraza a la entrada del local donde se puede ver pasar la gente que se entrega a la noche recorriendo los clubs de este nuevo epicentro de la vida nocturna en Brickell. También tiene un restaurante decorado en un estilo contemporáneo con un menú de comida internacional.

El restaurante tiene un cuarto para fiestas privadas, un VIP lounge y un bar con una área que sirve como pista de baile. Ahí frente a la barra nos instalamos a saborear nuestros tragos. En el bar había gente en la barra y un grupo de chicos con dreadlocks parados en una esquina. Nosotras nos paramos en medio del bar, que también era la pista de baile y a la vez el pasadizo que da al restaurante.

Cuando terminamos los tragos cortesía del manager amoroso en lugar de mirarnos las caras empezamos a movernos al ritmo de la música. Pues parece que esos tragos llenos de buenos deseos contribuyeron a la euforia del grupo y de pronto ya no éramos las Dolores que nos quejamos por la falta de cariño si no Lolitas exuberantes. Además fuimos organizadas por mi amiga en una especie de flash mob a la cual se unieron el grupo de los chicos con los dreadlocks.

Yo me sentía en una especie de Bollywood colectivo cuando apareció la primera persona que intentaría cruzar del restaurante a la barra del bar mientras el grupo seguía moviéndose sincronizado en el pasadizo. Creo que en momentos así es que la pillería de barrio se manifiesta especialmente en un grupo de amigas que se conocen desde la niñez.

Mi amiga seguía liderando el grupo y le hizo una señal para que pase a este hombre que esperaba que lo dejáramos cruzar.

Lo que pasó a continuación no lo esperábamos o lo vimos venir.

Mi amiga sorprendió al hombre que cruzaba delante de nosotras con el inofensivo pero abrumador callejón oscuro y como un efecto domino las del grupo nos unimos para emboscar a este perfecto extraño con brazadas y palmoteadas efusivas. Según la reconocida lingüista peruana Martha Hildebrandt esta locución sustantiva de “callejón oscuro” se usa en el Perú, Bolivia y Chile. El sentido es de “juego de muchachos en el que se forma una especie de pasillo con dos hileras de personas que palmotean al que intenta atravesarlo.” Felizmente nuestra victima salió ileso porque el callejón oscuro fue de cariño cortesía de Dolores pero me puedes llamar Lolita.

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