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Sostiene Pereira – Antonio Tabucchi

Antonio Tabucchi publica esta novela en el año 1994, pero la trama se desarrolla en Portugal en el verano de 1938 bajo el régimen dictatorial de Antonio de Oliveira Salazar, quien ostentaba el poder a la usanza de Francisco Franco en España y Benito Mussolini en Italia. Más de cincuenta años separan los hechos de la novela (inspirados en un testimonio real) del momento de su escritura, por lo que no podemos esperar de ella que tenga un trasfondo de denuncia política.

Sin embargo, en el desarrollo de la trama encontramos un tema no exclusivo de un momento histórico en particular sino en todo caso lo suficientemente trascendente como para que no nos parezca ajeno. La historia es sencilla: un hombre solitario que empieza a enfrentarse con las reflexiones típicas de la tercera edad sobre la muerte, el legado que dejar a la sociedad, la solidaridad y la Libertad.

Pereira es el editor de la página semanal cultural del matutino Lisboa en el que se dedica a publicar traducciones de cuentos y textos de reconocidos autores. Pereira lleva su vida con la resignación de quien sabe que está entrando a la última etapa de su vida, y empieza a plantearse preguntas acerca de la muerte, la resurrección de la carne y lo que quedará después de que desaparezca (Pereira y su mujer nunca tuvieron hijos).

Un buen día contacta a un joven a quien le han publicado un extracto de su tesina sobre la muerte y le propone trabajar con él en la editorial escribiendo reseñas sobre autores reconocidos del momento, de forma de tenerlas a mano para publicar sus obituarios una vez dichos personajes mueran. Este joven, lleno de vida, no está tan interesado en escribir sobre la muerte como lo está en reseñar los matices políticos de tales autores y obtener a cambio dinero o algún tipo de ayuda de parte de Pereira para la causa de resistencia al régimen con que él y su novia están comprometidos. Pereira ante la muerte, y Monteiro Rossi ante la vida.

Los acontecimientos se narran cronológicamente y en una forma que remite a las declaraciones judiciales, como si alguien hubiera tomado confesión a Pereira sobre los acontecimientos que le sucedieron una vez que conoce al joven Monteiro Rossi y que le llevan finalmente a abandonar Portugal. Una confesión muy especial porque abunda en detalles descriptivos y en pasajes más bien íntimos del personaje, como cuando entabla conversaciones con el retrato de su esposa fallecida.

A Pereira lo vamos conociendo por contraposición con los personajes con los que interactúa: el camarero de su bar favorito, la portera de la oficina editorial, el doctor Cardoso y por supuesto Monteiro Rossi y su novia. Es por medio de sus diálogos que empezamos a construir la psicología de Pereira y seguir su línea de pensamiento y reflexión sobre sí mismo en esta última etapa de su vida y sobre los acontecimientos que le rodean, por los que va adquiriendo más interés según se profundiza la solidaridad (y luego amistad) que siente por Monteiro Rossi.

Somos testigos de la transformación psicológica que ocurre en Pereira de la mano de Monteiro Rossi y del Dr. Cardoso. En lo personal tiene una búsqueda de afecto filial que traduce en su relación con Monteiro Rossi a quien termina protegiendo, porque es lo que habría hecho con un hijo propio. En lo intelectual o social, desarrolla un sentimiento de solidaridad, compromiso y riesgo que le llevan a pasar de ser un editor de bajo perfil a tomar el riesgo de enfrentar la censura para publicar textos de autores no afiliados al régimen político y hasta denunciar el asesinato de Monteiro Rossi por parte de oficiales del gobierno. Una última acción radical luego de la cual escapa de Portugal. Y en lo espiritual, Pereira termina por enfrentar la vida mediante la muerte de Monteiro Rossi.

Sostiene Pereira es una novela breve, que se lee rápidamente, pero que con mucha maestría, sus pocas palabras transmiten efectivamente y de una forma bella ciertas ideas trascendentales al Hombre de todos los tiempos, probando que no es necesario abundar en páginas para ofrecer un contenido robusto. Solo es necesario saber componer imágenes y narrar hechos simples y concretos.

Ainara Mantellini

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