Search
Close this search box.

Arenas movedizas en el agua

 

“El erotismo es la dimensión humana de la sexualidad,

aquello que la imaginación añade a la naturaleza.”[1]

 

Preámbulo

Entro en un territorio muy vasto y tan antiguo como el principio de las civilizaciones. Hablo del erotismo y las interpretaciones que los pueblos le han dado en la conformación de lo que conocemos como cultura. Me remito a tratar al erotismo desde la perspectiva occidental solamente, porque al extenderme en otras culturas el presente ensayo se alargaría demasiado, lo cual no es mi intención. Partiendo de lo general hasta llegar a lo particular, el estudio de la obra En los labios del agua, de Ruy Sánchez, será más conciso.

He señalado al erotismo como tema a tratar porque en la obra mencionada hay un universo que es centrado en esta concepción, la cual es un invento exclusivamente de los humanos. En la cita de Paz, puesta como epígrafe, encuentro la síntesis y el punto de partida para mi interpretación de la obra ruysanchiana. Digo esto porque el ser humano inventa formas de seducción: principalmente la mirada, las gesticulaciones, los actos corporales que denotan intenciones que van más allá de la palabra. Aquí, entre lo que se enuncia y lo que se enuncia a medias, existe un margen muy reducido; muchas veces la interpretación del que seduce y el que es seducido no falla. La interpretación en estos casos también depende de factores sociales y religiosos, los cuales intervienen indirectamente en el desarrollo erótico. No obstante, en Occidente la forma es la que cambia, no el fondo. En la novela – más adelante ahondaré en esto y otros aspectos – de En los labios del aguaobservo claramente estos síntomas de la condición humana referente a su sexualidad cargada de erotismo, por ejemplo, la mirada es lo primero que los personajes captan del otro, la intención oculta. Pero, ¿cómo explicar esto a fondo y sin complicaciones? La imaginación es muy importante en el juego erótico y no es necesario para conocer a una persona el contacto físico, pues antes de ello primero la escena corporal se reproduce en la mente, aquello que arroja a los humanos muchas veces a la locura y ensoñación por otra persona: lo prohibido. Creo que en esto el erotismo reside por su carácter imaginativo. La naturaleza humana está plagada de subterfugios mentales, eso que reprime en ocasiones la intención de fondo y el deseo que consume a la persona en éxtasis: la posesión corporal.

Alberto Ruy Sánchez expresa desde su concepción al erotismo como necesario en los humanos, un ingrediente óptimo en la existencia. La exaltación de los sentidos incrementa el sedimento sexual que hay en los personajes, y es de esa manera que ellos expresan sus pensamientos en torno a la seducción con la mirada y lo prohibido. Otro aspecto es que en la concepción erótica de Ruy Sánchez no existe la monogamia: en el universo de su novela los actos sexuales son con diferentes personas porque, precisamente, el erotismo no tiene exclusividad, es de género neutro. Por el contrario, la intimidad sí; ésta requiere de amor recíproco. Bien podría aplicarse el hermafroditismo en la novela como un tema interesante a desarrollar pues la apertura de los sentidos está dirigida a todos y conformada por el impulso sexual. Sin embargo, no son seres con dos órganos sexuales a la vez sino que están conformados para obedecer a sus pasiones, es decir, el humano se simplifica en dos aspectos: la razón y la pasión. Estas dos razones disputan siempre y están en conflicto por ser diametralmente opuestas. En este sentido, en la novela referida  se destruye la razón: la pasión reina porque lo primero que hace un humano al reaccionar ante algo es sacar a flote la sazón de sus sentimientos y goces, no obstante, por medio de máscaras.

  1. El sentido de la novela

Para encontrar el sentido en la novela En los labios del agua, primero hay que entender qué es lo que propone el autor. El sentido no está en la historia en sí, sino en las manifestaciones que el universo literario de la misma otorga. En la conformación de la novela existen matices entrelazados, los cuales tienen una carga simbólica referente a la naturaleza, o mejor dicho, creados en ella y recreados por el ser humano. A estos símbolos se les han dado representaciones a lo largo de los años y la cultura se ha encargado de asignarles una connotación erótica, además de la sexual. La figura de la mujer resalta en esta novela en tanto señalar la carga erótica que conserva y tiene su cuerpo en la cultura. En el universo creado por Ruy Sánchez, la mujer se guía por sus instintos sexuales y es usada para que el hombre repose en ella su fuerza y la simiente reproductora, como si al cuerpo femenino se le asignara la categoría de altar, lugar sagrado al cual se le han de hacer reverencias. En este sentido, si pensamos que la cultura privilegia la zona genital de la mujer no incurrimos erróneamente, porque es el hombre el que busca con más ahínco la penetración en tanto que la cultura lo permite, y es preciso decir que la mujer es la conductora y tejedora de los hilos por donde el erotismo debe guiarse. Por tanto, digo esto porque en la novela de Ruy Sánchez se presentan varias mujeres pertenecientes a una secta llamada Los Sonámbulos. Para definir bien qué son y cómo son estos seres Ruy Sánchez, en boca de Leila, dice:

Los Sonámbulos somos cuerpos poseídos por los deseos hambrientos de miles de otras personas que murieron antes de realizar sus sueños. Somos enjambres de sueños, enredaderas de sueño, muchas veces con espinas. Nudos de sueños. Por eso estamos aquí, cumpliendo deseos de personas que conocimos pero que ahora son deseos nuestros. (Ruy Sánchez, Alberto. En los labios del agua, 93)

Debo señalar que las personas pertenecientes a dicha secta son erotómanas, es decir, enfermos mentales a causa del amor y el erotismo. Especie de vampiros conjugados con múltiples seres, dominados por sus pasiones, tejidos a la manera de los personajes libertinos de Laclos, pero con características distintas, por ejemplo, a las del Vizconde de Valmont. Dichas características en los personajes de Ruy Sánchez consisten en manifestar lo prohibido mediante máscaras, con intrigas, sumergidos en juegos eróticos predestinados.

Antes de pasar al siguiente punto, debo señalar algunos aspectos importantes inmersos en la historia como datos que no deben dejarse de soslayo. Por ejemplo, el protagonista que viaja a Marruecos para encontrarse con su destino es Juan Amado, y Aziz Al Gazali es el poeta y perito en caligrafía de Mogador, la ciudad del deseo. Aziz vivió mucho tiempo atrás en donde la historia de Juan Amado se desarrolla, no obstante el primero poco a poco se personifica en el último porque desea revivir en las mujeres que éste conoce y tiene encuentros sexuales  a su amada Maimuna. El caso es que Aziz escribió Tratado de lo invisible en el amor, el cual contiene los secretos de la sexualidad y el erotismo. Cabe decir que Aziz significa Amado, y este paralelismo se puede explicar en la transformación psicológica de los dos personajes –uno vivo, otro muerto pero que revive en cuerpo de su chivo expiatorio: Amado- por el uso del caleidoscopio. En este sentido, el diccionario menciona que es un instrumento compuesto de tres espejos dispuestos en ángulo que multiplican simétricamente la imagen de los objetos colocados entre ambos. Ruy Sánchez, acerca del caleidoscopio, dice lo siguiente: “La vida, y especialmente la vida de las pasiones, es como un caleidoscopio. Alguien mueve los espejos y somos otros en los afectos de todos los que nos rodean”. (Ruy Sánchez, 19). El juego que propone el autor es sencillo: ninguno de los personajes presenta a la voluntad como vehículo para sus represiones, sino al instinto para la culminación de sus intenciones. Preciso que Juan Amado y Aziz se funden en el transcurso de la historia mediante el caleidoscopio, el cual funge como el ojo que mira a la realidad de otra manera, es decir, alterada en sus leyes físicas.

Otro aspecto importante es que uno de los narradores anticipa cómo estructurará el tramado de la historia. (Cfr. En los labios del agua, 19-20). Además, hay nueve sueños que Aziz escribió los cuales están insertos en la novela, viñetas que fungen como fácticas. Por añadidura, debo confesar mi creencia acerca de la lectura de la novela en tanto que interpretación: creo que la historia está regida por el sueño de Amado ante la espera de una mujer, y las acciones se desenvuelven en nueve horas cuando él decide escribir la novela. El tiempo interno de la historia se extiende y se retrae en los años, es decir, el de Aziz y el del Amado interno en la historia de la novela. Queda la interrogante de si fue una ensoñación o realidad. La literatura  permite estas confusiones mediante la percepción.

  1. Qué es “La prosa de intensidades”

Alberto Ruy Sánchez denomina a su escritura como “Prosa de intensidades” con la intención de denotar profundidades, en donde el cuerpo es explorado por los otros mediante la mirada. Creo, respecto a su escritura, que los senderos en los cuales deambula su narrativa en En los labios del agua no es otra cosa que la exaltación de los sentidos como una manera catártica que confiesa la interioridad del Yo. Sería absurdo por mi parte caer en el halago hacia cierto tipo de cosas y situaciones que he leído. Por lo tanto, al reflexionar en torno a esta novela, pienso en que el uso de este tipo de temáticas no trascienden –en algunos casos- porque se quedan en el erotismo tan marcado en la novela; el caso está en que el lector juzgue y no se vaya por la simple anécdota de un mundo inventado en el desierto, una ciudad del deseo y una secta llamada Los Sonámbulos. Me parece que la literatura que construye y vende Ruy Sánchez destaca por su falta de compromiso ante una literatura impersonal, en la cual el compromiso estético hacia el lector esté muy arraigado. Este autor está dentro de los escritores –cada vez más frecuentes y comunes- que se dedican a la comercialización de un producto para la industria editorial (es decir, por encargo), y no para la realización de una verdadera literatura en donde exista realmente una estética profunda, lo que no constituye la ausencia de la propia ruysanchiana: la exaltación de los sentidos y la construcción de un mundo en donde reine el deseo. Además, en el proceso de lectura uno cae en el punto de pensar en el artilugio literario; es decir, es fácil venderse como recreador literario, pero es difícil que el autor convenza al lector para el ingreso hacia su literatura. Pienso en Sade y creo que fue un pornógrafo, no obstante, el mediador para que sus obras hayan destacado y tengan vigencia en la literatura es el morbo. Otro motivo reside en que evidenció las perversiones humanas y la fealdad encaminada a la corrupción. El caso de Ruy Sánchez es distinto. Decía más arriba que su poética consiste en la exaltación de los sentidos y la construcción de la ciudad del deseo, pues bien, los románticos lo hicieron a la perfección; luego Baudelaire y Rimbaud abogaron por lo «sinestético». Por lo tanto, solamente alego que cuando una poética cae en la exageración lo consecutivo se vuelve tedioso y difícil de leer. Por añadidura, la lectura se vuelve  monótona aunque el lenguaje sea muy sensorial. Sin embargo, ahora que lo pienso, Felisberto Hernández utilizó la sinestesia como un recurso estilístico denotando de manera más sutil el erotismo en sus cuentos. Será por el mismo motivo que a la gente le gusta más lo sugerido que lo voluptuoso y evidente. No obstante, debo entender que entre el mundo de Ruy Sánchez y el de Felisberto Hernández y otros escritores, es diferente por causas circunstanciales y contextuales, es decir, el filtro por donde cada escritor observa al mundo tiene matices disímiles.

Para ejemplificar mejor la poética ruysanchiana pongo de ejemplo una cita de López Baralt: “Alberto Ruy Sánchez ha llamado a su prosa ‘prosa de intensidades’. Et pour cause. Esta verba sinuosa parecería penetrar la esencia de las cosas y rescatar para el lector toda una miríada de sensaciones físicas exasperantes e intensas.”[2]A su ver, así es la poética del autor referido. Sin embargo, en lo siguiente y en la totalidad del ensayo se dedica a llenar a su obra de flores, elogios que en última instancia son innecesarios para la crítica y sólo benefician el egocentrismo del autor. Creo, más bien, en la sinceridad ante todo y decir -sin caer en la lambisconería- lo que se piensa acerca de determinado problema, en este caso, en la novela En los labios del agua.

  1. Figuras simbólicas en En los labios del agua

Cinco son los símbolos recurrentes dentro de la obra citada, los cuales tienen una significación muy grande en la esfera de la cultura en general. El agua, el nueve, la espiral, el círculo y el caracol. Ahora bien, comienzo por el primer símbolo.

Según Toporov el agua “Es uno de los elementos fundamentales del universo. En las más diversas mitologías, el agua es originariamente el estado inicial de todo lo existente, el equivalente del caos primordial.” (Árbol del mundo, 9). Creo que al analogar el agua con la mujer en la novela se encuentra un profundo significado, porque en la mujer está la concepción humana aunque para que se dé esta situación, deba el hombre depositar espermatozoides para que el ser se fecunde en el vientre. No obstante, en la mujer existe un vínculo simbólico entre el agua y su vagina que es cuando mana por excitación su líquido genital. Esta asociación se ve claramente en las figuras femeninas presentes en la novela, por ejemplo, cuando dos lesbianas están duchándose en la bañera de un hotel: el agua sobre los cuerpos desnudos de las mujeres aumenta el efecto sensorial de quien observa. Para ser más abstracto en lo que quiero decir creo que en la díada agua y mujer-vagina existe una carga semántica muy  grande porque la cultura ha provocado que estos conceptos tengan un significado erótico y sexual.

El nueve, según Serrano Simarro “Es interpretado como número de la perfección absoluta por muchas culturas, en el sentido de que implica la agrupación de las tres tríadas, es decir, si tres es la perfección, la agrupación de tres veces tres es la máxima perfección.” (Diccionario de símbolos, 220). En En los labios del agua, son nueve mujeres las que busca y encuentra Juan Amado junto a los nueve sueños de Aziz Al Gazali. Entre estos dos polos oscila la perfección: mujer y sueños el equivalente es el ideal. Para Ruy Sánchez, el significado de estos dos conceptos es la perfección trasladada a la realidad, por eso la construcción de la ciudad del deseo, el libro de Aziz y la secta Los Sonámbulos.

La espiral es otro símbolo presente en la obra. Ella es una figura que se eleva al cielo y es cíclica a la vez. Tiene como característica el desarrollo de la vida y a la fertilidad como su aspecto más importante. La vulva está relacionada con ella, quizá sea por ello las continuas relaciones de la mujer con la espiral en la obra. Si observamos bien, en la historia de Juan Amado la espiral vuelve cada vez que se identifica en Aziz.

Otro símbolo es el círculo, el cual está asociado a la perfección y a la eternidad sin fin. En interpretación propia, Mogador, además de ser la ciudad del deseo, para Ruy Sánchez sea posiblemente la perfección en donde se pueda realizar su utopía. Y, por último, está el caracol. Según Serrano Simarro, cuando el caracol sale de su caparazón o se esconde de inmediato se hace la reminiscencia del embarazo femenino. Esta asociación da como resultado la fertilidad femenina. Además, el caracol está relacionado al agua, la vida y a la feminidad, las cuales están bajo el influjo lunar. Tal vez por ello se diga que las mareas altas y bajas influyen en los embarazos y partos prematuros (Cfr. Diccionario de  símbolos, 50).

A lo largo de este ensayo he expuesto mis puntos de vista acerca de En los labios del agua, novela que abre el campo de la percepción hacia lo sensorial. El erotismo es lo que el humano inventa en la sexualidad, el juego sugerido – a veces infantil- para seducir a las personas. Para entender esta novela primero hay que prepararse para una lectura diferente, ajena a todo compromiso social. He dicho que la poética ruysanchiana se remite a la exaltación de los sentidos y en donde el deseo es un reino en donde todos los personajes giran en torno a las sensaciones. También he comentado mi juicio para la literatura del autor, y estoy convencido de que su propuesta se remite a lectores que sólo aspiran al pasatiempo del ocio en la lectura, es decir, la novela no va más allá de la anécdota. Creo que la historia puede ser contada de otras maneras, sin necesidad de caer en lo mundano. He manifestado que el erotismo es un concepto inventado, cosa que no puede hacer otro ser más que el humano. La mirada es fundamental para la seducción entre los personajes de la historia. Dice mucho porque se descifra. El mismo autor lo enuncia al decir que entre sonámbulos se reconocen por la mirada, sin dejar a un lado las gesticulaciones y el lenguaje corporal.

La necesidad es otro aspecto porque mediante el cuerpo dicha necesidad queda satisfecha por el impulso sexual, el instinto. Por tal motivo, reafirmo que la novela En los labios del agua manifiesta una profunda dosis instintiva; no hay razón ni lógica. El mundo de Mogador está inmerso en el hedonismo, en el cual el cuerpo es el altar en donde se hacen las ofrendas.

Bibliografía 

Ruy Sánchez, A. (2011). En los labios del agua. Col. del Valle, México: Alfaguara.

[1]Paz, Octavio. La llama doble, 117.

[2]Dirección electrónica: www.albertoruysanchez.com

Relacionadas

Suburbano Ediciones Contacto

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest
WhatsApp
Reddit