La masificación de las universidades trae como consecuencia el incremento de la investigación a nivel superior. Al menos, en teoría, el incremento aparenta una considerable dedicación. En muchos países, la idea de investigación ha sido y es tergiversada, y acaso desplazada por un facilismo casi generalizado de muchos estudiantes por diversas dificultades que obstaculizan el camino de la investigación. Esto no solo afecta en el plano de la técnica, sino también en el plano del mismo investigador como persona.
En un texto de Umberto Eco, fundamental para el investigador, Cómo se hace una tesis (Gedisa, 2001), el autor nos habla de cómo superar las dificultades personales para no caer en este facilismo y dejadez intelectual. Dice Eco que se puede hacer una tesis aun hallándose en una situación difícil, causada por discriminaciones recientes o remotas. Es decir, se puede aprovechar la ocasión de la tesis para recuperar el sentido positivo y progresivo del estudio.
En este marco, también aparece el libro de Armando Zubizarreta, ahora un clásico en el ámbito de la investigación, La aventura del trabajo intelectual (Fondo Educativo Interamericano, 1969). Al igual que en Umberto Eco, se presenta un texto que sobrepasa la categoría de una simple instrucción técnica. Va más allá. Zubizarreta sabe motivar desde el principio del texto y logra incentivar en el investigador la actitud positiva. De esta manera comenzará a sentirse en plena confianza de sus posibilidades personales en la investigación que se ha propuesto desarrollar.
La aventura del trabajo intelectual de Armando Zubizarreta es una experiencia más del autor en el campo de la investigación. Su labor como puntual investigador y su práctica en la cátedra, sientan las bases con las que empezará a mostrar los caminos más adecuados para llegar a una investigación a conciencia. Y esto trae consigo el objetivo de este texto: dar normas y principios sobre la metodología del estudio y la investigación.
Para conseguir tales fines Zubizarreta divide el libro en tres partes que nos dan un panorama general para desarrollar el trabajo intelectual: El intelectual y su oficio, los pasos y los resultados del trabajo académico y el proceso y la técnica de la investigación.
En la primera parte, Zubizarreta nos presenta cómo debe llevarse a cabo la vida intelectual de todo investigador a partir de la constancia y la voluntad que nos dan el impulso vocacional. En ello, presenta pautas para una verdadera disposición intelectual, el proceso de aprendizaje y, sobre todo, las dificultades en el trabajo intelectual; es decir, las limitaciones personales y cómo se utiliza el tiempo de forma más adecuada. El autor es claro en enfatizar la relación maestro-alumno, pues ello implica una adecuada orientación en el trabajo que nos dedicaremos por entero y en la necesidad de contar con los medios necesarios para concretar dichos objetivos.
La segunda parte se centra en el trabajo académico. El autor nos presenta una serie de métodos y formas de redacción que ayudarán al investigador en el desarrollo de sus intereses intelectuales. Entre los métodos expuestos para este trabajo se presentan: la lectura (sus técnicas y sus hábitos), los apuntes en clase (cómo y cuándo elaborarlos), los resúmenes, los informes, los exámenes, las reseñas, las monografías, etc. En este campo de la redacción es muy minucioso, pues sabe que resulta básico en la posterior presentación formal del trabajo de investigación. Todo este panorama resulta vital como conocimiento previo para el buen investigador que se aventura en esta carrera intelectual.
Finalmente, en la última parte, aparece la esencia del texto, la investigación propiamente dicha. El autor es muy meticuloso y didáctico para explicar secuencialmente qué pasos debe seguir todo investigador, desde la elección del tema, las fuentes, el plan de trabajo, la recolección de datos, la redacción hasta la final presentación formal del trabajo. En este último punto, el autor hace hincapié a través de datos visuales cómo debe ser elaborado y presentado un trabajo de investigación, con modelos donde se aprecian la correcta utilización de márgenes, párrafos, notas, citas, bibliografía, entre otros.
Nos dice Zubizarreta que investigar supone aplicar la inteligencia a la exacta comprensión de la realidad en un impulso de penetrarla, arrancarle su secreto y dominarla. Para conocer la dimensión verdadera del trabajo intelectual, se debe partir de la visión integradora de los diversos instrumentos que refieren al tema de investigación. La investigación es una actividad muy personal y por ello cada quien debe utilizar una técnica apropiada a su propia personalidad.
El texto de Zubizarreta es un buen medio para iniciarse en la labor de la investigación, ya que no solo ve la parte práctica, sino también la parte humana del investigador. Sin embargo, el mismo autor afirma que el libro no aspira a reposar en los anaqueles de las bibliotecas, sino a vivir y envejecer al lado del joven que inicia sus estudios. Reflexiva afirmación en su objetivo de despertar y aclarar la conciencia de responsabilidad frente al sentido de la tarea intelectual.