En los cerros de Kentucky, la muerte no es un hecho excepcional: es una presencia constante, una sombra que se arrastra por las montañas, los caminos de tierra y los remolques oxidados. En Los cerros de la muerte, título con el que el sello Sajalín ha publicado en español The Killing Hills (2021), Chris Offutt nos presenta una novela áspera, de ritmo contenido y atmósfera tensa, que marca el inicio de la saga protagonizada por Mick Hardin, un investigador militar que vuelve a su pueblo natal y se encuentra con un crimen que reabre heridas familiares, sociales y personales.

Offutt, oriundo de la región de los Apalaches, escribe desde un conocimiento íntimo del terreno. Sus personajes no son estereotipos del sur profundo ni marionetas de una trama policial: son hombres y mujeres forjados en la pobreza, la desconfianza y el orgullo. Hay en esta novela una autenticidad que va más allá del crimen que se investiga. Mick Hardin no vuelve solo a investigar una muerte: vuelve a enfrentar su propio pasado, su matrimonio tambaleante, la relación con su hermana —la sheriff local— y una comunidad marcada por el desempleo, la violencia doméstica y las jerarquías tácitas de los clanes familiares.
La historia arranca con el hallazgo del cuerpo de una mujer en el bosque. La policía local se muestra renuente o incapaz de actuar, y es entonces cuando Mick —de permiso por unos días y caminando con una pierna rota— empieza a tirar del hilo. Lo que encuentra no es solo la verdad detrás del asesinato, sino un entramado de silencios, venganzas antiguas y lealtades turbias. Offutt no construye un thriller vertiginoso ni se apoya en giros argumentales espectaculares; en cambio, su estilo sobrio y directo genera una tensión sorda que crece con cada página. El verdadero peso de la novela está en la atmósfera, en los diálogos lacónicos, en la manera en que los personajes callan más de lo que dicen.
Los cerros de la muerte es, en definitiva, una novela de crimen que trasciende el género. Chris Offutt, con mano firme, convierte un asesinato en excusa para explorar una comunidad olvidada, donde la ley es apenas un rumor y la justicia, un acto personal. Mick Hardin, marcado por el trauma y la decepción, emerge como un personaje complejo, herido pero íntegro, cuyo regreso a casa es también una forma de redención. Este primer volumen deja claro que estamos ante una saga con futuro, y ante un autor que conoce bien los códigos del noir, pero que los dobla a su antojo para contar una historia profundamente arraigada en la tierra que pisa.







