Se puede vivir, pero no es recomendable
porque el círculo jamás se cierra.
No hay trazo último
y los calendarios (lo sabemos) son demasiado humanos.
El vaso con agua no guarda nunca
la respiración de sí mismo.
los diarios de vida han de evaporarse
al arribo de la palabra Obra.
La vida es una espalda.
Es la espalda del mundo a quien todos
alguna vez le preguntamos
“¿por qué me has abandonado?”.
Pero, no más: todo es lenguaje artificial:
estigma en esa espalda llena de voces
y las voces siempre (lo sabemos)
dicen nada al querer decirlo todo.
Nada nunca solo vivir y morir
en estúpidos conjuros
con manuales cerrados pero testigos:
“Vida y muerte de otro más”
porque la vida no tiene norte
porque la espalda siempre
ha estado de espaldas
y no se entiende
ese último tatuaje tuyo
con ideogramas del futuro
que, lo sabemos,
tampoco
es recomendable.