“Esta mañana se despertó con la sensación de no haber dormido. La mujer del piso superior no ha dejado de llorar en semanas. O tal vez y debería medir el insomnio en meses, concluyó mientras se servía un café negro y le agregaba tres cucharadas rebosantes de leche condensada”(33)
Así comienza el relato epónimo del libro de cuentos de Keila Vall de la Ville, Ana no duerme y otros cuentos (Sudaquia Editores, 2007). Justo como en el fragmento al inicio de esta reseña, muchos de los cuentos de la colección ponen al lector en el medio de un mundo ya creado por la autora. Desde el principio, el lector está involucrado en el proceso de averiguar dónde está y cómo es el mundo en que viven los personajes. Aunque el libro en sí es una colección de relatos que, a nivel superficial, no tienen ninguna conexión en términos de los argumentos o personajes, se lee como una obra compleja, casi musical, con temas y estilos que se entrelazan y repiten en cada historia.
Keila Vall de la Ville es una narradora y poeta venezolana y estos dos factores son muy evidentes en los cuentos de Ana no duerme. Primero, el elemento poético es una línea de paso por todos los cuentos del libro. Vall de la Ville emplea metáforas, símiles, y una plétora de otros recursos poéticos para pintar una visión clara de la vida de sus personajes para los lectores. Las descripciones de espacios físicos que los personajes encuentran son detalladas y específicas para que el lector casi pueda ver directamente lo que ven los personajes. En el primer cuento de la colección, “Bangalore,” los personajes están de viaje en la India. Las imágenes que evoca la escritura de Vall de la Ville reflejan las ideas exóticas que una turista tendría antes de llegar a un destino particular. Como en “Ana no duerme,” el lector está tirado en el medio de la acción ya en progreso. La historia comienza con la línea “Llegó un día cualquiera cargando en la espalda su mochila grande, con los pies sucios y su piel barnizada por el sol callejero, de asfalto y polvo” (1). Desde la primera línea, y antes incluso de conocer ni un nombre de un personaje, el lector puede tener en la mente una idea del clima y los alrededores del mundo en el que están.
El lenguaje poético hace que los cuentos tengan un sonido distinto, casi como la música. Por las descripciones íntimas de la naturaleza, el lector puede involucrarse dentro del argumento de la historia, viendo y oyendo las mismas cosas que experimentan los personajes de Vall de la Ville. Un aspecto casi omnipresente en la mayoría de los cuentos en Ana no duerme es la lluvia. Para crear un ambiente melancólico y poético, Vall de la Ville siempre regresa a esta lluvia como símbolo de las emociones fuertes y delicadas de sus personajes. Con el ritmo de las palabras junto con las descripciones del ambiente, el lector puede oír la misma lluvia que se oye en los cuentos de la colección.
También incluidos a lo largo de Ana no duerme hay temas como la memoria, la naturaleza y el amor (o desamor). En una parte fascinante de un cuento a la mitad de la colección que se llama “Memoria para los nombres,” el narrador describe una conversación que tenía sobre su opinión de la palabra “mar:”
Una vez dijiste que la palabra mar era demasiado corta. Que el mar era muy hermoso y extenso para llamarse así, demasiada vida, tantos colores y misterios: tres letras no bastaban. Primero pensaste necesario construir una palabra que contuviera todos los sonidos, pero pronto dijiste que eso no era posible. No era posible. (73)
El lenguaje y tema poético es muy evidente en este fragmento. El lector puede sentir la evocación de la inmensidad del mar y su aplastante intensidad. La cuestión de cómo una cosa tan inmensa se pueda describir con una palabra de solo tres letras es una de las preguntas existenciales y poéticas que hace Vall de la Ville a lo largo de la colección. El lector de esta obra disfrutará descubriendo y meditando sobre las observaciones que hace la autora a través de los ojos de sus personajes.
Aunque es verdad que esta obra es muy poética, también existe un lado que es muy personal y concreto para la autora. Un tema o presencia que siempre está es la de Caracas, la ciudad natal de la autora. Es cierto que no todos los cuentos de Ana no duerme tienen lugar en Caracas, pero siempre hay una conexión, ya sea obvia o implícita. Los cuentos que sí pasan en Venezuela le muestran al lector una visión íntima de la experiencia de la autora al vivir y crecer allá. Por eso, Ana no duerme es una ficción esencial para los que les interesan los estudios venezolanos.
La experiencia multisensorial que el lector tiene al leer este libro es profunda y es un crédito para la autora en su empleo maravilloso de recursos poéticos dentro de la prosa para hacer que su audiencia experimente el mundo de Ana no duerme al nivel tan íntimo como sus personajes. El libro termina de la misma manera que comienza: con un cuento de viaje. De esta manera, Vall de la Ville completa el círculo y lleva a su lector a una aventura completa.