Na´más té para los Godínez(*)
Hola, soy Mixar López, tal vez me recuerden por posts como: “10 tips para coger duro en la oficina” o “La meditación explicada a los Godínez”, en donde explico -muy explícitamente- el como convertirse un Súper Sayayin en ese, el pequeño espacio donde coexistes, como mascota embotellada, día con día -sí, estoy hablando de tu humilde y microorgánico cubículo- sin morir en las manos del Freezer del estrés. En dicho posts, aprendimos –eso espero- a relajarnos a través de La Meditación, sí, esa extraña cosa para estar bien contigo mismo, con los números en tu oficina, las estadísticas, los datos, los vales de despensa y la creatividad que el ratón dentro de tu cerebro te puede facilitar.
La meditación no es algo propio de la mente, listillo, sino algo que está más allá del allá, más allá de tu mente, y más acá de tu oficina. Ya sabes, nene, el primer paso es asumir una actitud lúdica frente a la meditación, no estés pensando todo el tiempo en la quincena o la tanda. Si tomas la meditación como algo ¿divertido?, la mente no podrá destruir tu meditación, como tampoco tu lonche en el Tupperware de la abuela. Si no lo haces, la transformarás en otro viaje del Yo Godínez, y te tornará muy serio, como si te hubiera dado el Mal del Puerco en el horario de la comida. Comenzarás a pensar: “Soy un gran Oficinista. Soy más sagrado que el resto de los empleados de esta sucia empresa; mientras que todo el mundo es terrenal, -incluso esa secretaria que tanto te gusta-, pensarás: Soy un místico del Meme, soy un virtuoso del white collar Yorker.” Es esto lo que les ha sucedido a otros Godínez con mis posts, a miles de oficinistas llamados perdedores, trabajadores de bajo salario, poco creativos: y todo porque solamente están jugando a los juegos del Yo, sutiles y malditos juegos del Yo, del ego y la jerarquización empresarial.
Por eso yo, Mixar López, quiero cortar esto de raíz, desde el fondo de la alfombra de tu sucia oficina, desde el principio. Trabajador, debes enfrentar la meditación con una actitud lúdica. Es como una canción de Cristian Castro, para ser cantada, una danza de cumbia villera, para ser danzada. Tómala como diversión y te sorprenderás, nene, te sorprenderás: si puedes asumir en forma lúdica la meditación dentro de tu cubículo de dos por dos,, ésta se desarrollará a pasos agigantados, como una numerosa quincena descomunal.
Ahora, lo que te va a enseñar tu sensei oficinistico, es a practicar el Yoga desde tu trabajo. Para esto, esclavo de la corbata, debes saber que el yoga es una simple práctica para alcanzar el bienestar físico y mental, y no sólo una aburrida concepción religiosa que se popularizó en Occidente y en la actualidad, con los fucking hipsters. Olvídate del método científico, Godínez, eso no nos sirve por ahora, sólo recuerda que el origen del yoga sí es místico, y data de hace unos 3.600 años –menos de los que estarás encerrado en tu oficina-, y el método científico no existía entonces.
Centrémonos pues, en sus atributos, y para eso, yo, Mixar López, te enumero a ti, esclavo del entremés, los beneficios más importantes de esta sexy y exótica disciplina: El yoga ayuda a liberar el estrés de la oficina, la depresión laboral y alivia el dolor de la espalda baja, por estar sentado todo el día en una silla, y aumenta la flexibilidad en el sexo, además, reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, porque ayuda a regular la presión arterial. ¿Cómo la ves, le entras?
Lo más importante para comenzar es querer hacerlo, nene, elige un momento en el que dispongas de cierta tranquilidad, pues es ideal que estés presente completamente en tu práctica, elige la hora después del coffe break. Al principio, quizás te cueste, pero estate atento a tu cuerpo, para que puedas sentir la postura que te enseñaré, debes estar atento a tu respiración y la calma y la paz que experimentarás.
Para hacer yoga en la oficina, solo necesitas un pequeño espacio en algún lugar dentro de tu cubículo de dos por dos, tranquilo, limpio y ventilado –ya sé que eso es casi imposible-. Quítate la corbata y el saco, para que puedas mover todas las articulaciones del cuerpo con comodidad. Te recomiendo que practiques el yoga en la oficina sin zapatos, ni calcetines, y así puedas sentir mejor el suelo sucio, estar en contacto con “la Tierra”, y ser más consciente. Evita pisar residuos de sopa Maruchan.
También te sería muy útil un tapete de yoga, una manta o una toalla, la falda de tu secretaria, algo que puedas poner en el suelo y te proporcione un mejor apoyo y mayor comodidad en esta postura.
Te recomiendo además, que esperes unos minutos después del cofee break. Te sentirás ligero, y evitarás mareos u otras posibles consecuencias de hacer cualquier tipo de ejercicio justo después del atraco del café. La práctica del yoga en la oficina requiere una especial concentración y de conciencia, que irás adquiriendo poco a poco, tampoco te alucines. Recuerda no hacer más de lo que tu cuerpo puede, no lo fuerces. Escucha a tu cuerpo, siempre, él será tu guía durante la práctica de yoga en la Office.
Haremos la postura del Camello, ¿OK? Que nada tiene que ver con el Camel Toe de aquella secretaria que tanto te gusta, concéntrate, Godinilloz:
- – Arrodíllate, con las rodillas separadas a la distancia de las caderas y los muslos perpendiculares al suelo. Presiona las espinillas y la parte superior de los pies firmemente contra el suelo.
- – Coloca tus manos en la región cordial (el pecho, tontillo).
- – Inclina el tronco y arquéalo hacia atrás todo lo que puedas
- – Suelta los brazos y coloca tus manos en los talones, con el tronco arqueado y la cabeza hacia atrás. Si las manos no te llegan a los pies, deja los brazos sueltos, evitando hacer un esfuerzo excesivo.
5.- Mantén la postura el tiempo indicado y luego deshazla con lentitud. Descansa en la posición que te de tu gana durante algunas respiraciones.
Y ¡Listo! Estás haciendo Yoga en la oficina, donde todo, todo, puede pasar, incluso la meditación y la sensualidad de una buena postura de yoga.
Ahora, ¿vas a querer café, o na´más té?…
Godínez: burócrata o ratón de oficina en el slang mexicano.