Augusta Cornejo
La invención del amor es una historia prendida con alfileres que intenta sostenerse a través de un error inicial y que conlleva al personaje a mentir indefinidamente sin ser descubierto, algo inverosímil que el autor lo hace creíble. Que sea verosímil o no es irrelevante, pues la historia como tal es secundaria ya que Samuel es quien protagonizará la novela. Samuel es un personaje muy bien delineado que trata de inventar el amor para redimirse pero lo hace sobre pilares de barro. ¿Cómo es Samuel?: perezoso, desidioso, el típico que estudia para un examen a último minuto. Nada le importa, es un muerto en vida, no tiene rumbo, no tiene nada ni a nadie desde pequeño. Tan es así que no recuerda un solo abrazo ni un beso del padre y no tiene la capacidad de llorar.
Ovejero, a través de la voz de Samuel, toca el tema del amor, el desamor, las relaciones, de la pareja, y un toque de sexo sin ser cursi ni meloso (algo difícil de lograr cuando se cuenta una historia de amor), por el contrario hay cinismo, vacío y desesperanza en cada reflexión que leemos. Samuel nos estremece cada vez que piensa o habla, eso hace que algo que un inicio nos parece superfluo, se convierta en algo de increíble profundidad. Pero Samuel evoluciona poco a poco contra todo pronóstico y empieza a sentir algo nuevo y distinto, se siente bien, excitado, alegre hasta que al final se convierte en un Samuel contado por Samuel. La pregunta inicial es si el autor debió ser fiel a la imagen del antihéroe creado hasta el final, o debió redimirlo a través de la invención del amor. Los finales felices no son mis favoritos, sin embargo, es uno de los mejores libros que he leído últimamente.
José Ovejero nos recibió en su departamento en Madrid para hablar sobre La invención del amor.
En el resumen de tu libro hablo sobre la verosimilitud de la historia ¿Qué dirías al respecto?
En cuanto a la verosimilitud, me acuerdo de esa frase que dice que la casualidad es eso que aceptamos en la vida pero no en el arte. Cierto, la trama nace de una casualidad: alguien llama a la persona equivocada; pero esa casualidad tiene una justificación: Dos hombres con el mismo nombre viven en el mismo edificio; por supuesto no podían ser nombres muy corrientes, porque si alguien busca a Antonio en un edificio, por supuesto no se conforma con encontrar uno, sino que mira a ver si hay más; pero Samuel es lo suficientemente infrecuente para que quien busca se dé por satisfecho al encontrarlo. Lo demás -que nadie lo conozca- se justifica porque se trata de una relación clandestina. Pero, en efecto, para entrar en la novela tienes que aceptar esa casualidad inicial.
¿Dirías de que somos como Samuel, usando máscaras todos el tiempo para que nos quieran?
Sobre el tema de las máscaras: a veces me parece que algunos sois demasiado moralizantes o demasiado optimistas. Os preguntáis si uno debe mostrarse tal cual es o usar máscaras; si debemos esperar que nos quieran por lo que somos. La cuestión a mí me parece mucho más compleja: somos varias personas a la vez, no porque deseemos serlo, sino porque estamos construidos así. Nadie es igual en todas las circunstancias y con todas las personas; nadie se conoce completamente. Eso por un lado. Pero por otro, claro que escondemos cosas, también -especialmente- a quien queremos que nos quiera. Alguien decía que solo quien nos acepta como somos nos quiere de verdad. Frase muy bonita para Facebook, pero que no tiene nada que ver con la realidad. Todos sabemos, primero, que hay partes de nosotros mismos que no nos gustan nada, en las que no queremos reconocernos, y procuramos ocultarlas o justificarlas. Segundo, que en toda pareja hay una lucha -¿los dos boxeadores?- para que el otro cambie, se ajuste a lo que esperamos de él. En toda pareja, sí, también en esas que se quieren muchísimo, hay negociaciones, rechazos, algo de manipulación -aunque siempre pensamos que es «por su bien», porque es lo mejor para él o para ella… Si me gusta Samuel es porque dice justo aquellas cosas que se ocultan en el discurso generalmente aceptado sobre lo que es el amor -y que no se parece en nada a lo que vivimos luego en la realidad-. A menudo no nos hablan de amor, sino de un amor ideal despojado precisamente de sus aspectos conflictivos.
¿Por qué un final feliz para un personaje y una historia como la que escribiste?
¿De verdad es el final tan feliz como temes Augusta? Yo no soy muy dado tampoco a finales felices; este es un final armónico, tranquilo, en el que Samuel parece haber encontrado la capacidad para emocionarse; esa es la parte feliz; pero, ¿es viable esa relación? ¿Va a seguir mintiendo Samuel o a decir la verdad? Si miente, ¿le será posible mantener la mentira mucho tiempo, cuando trate más con Carina? Y si dice la verdad, ¿cuál va a ser la reacción de Carina frente a un hombre que le ha estado engañando sobre su relación con una hermana que acaba de morir, que le ha inventado cosas para engañar a Carina? Yo no lo tengo muy claro.
Pero la situación es más compleja aún, porque, como señala alguien más arriba, ¿no sabe Carina más de lo que parece? ¿No le dice algo así como «cuéntame algo que sea verdad? ¿Quién responde al mensaje de Facebook? En definitiva, ¿miente también Carina y ha aceptado las mentiras de Samuel porque necesita ella misma enamorarse, tener una relación, salir de esa vida tan monótona? Hum, estos autores que no aclaran las cosas…
¿Cuánto hay de Samuel en Ovejero?
Es irrelevante, porque eso no cambia la historia, y lo que es importante es la novela, no Ovejero. Ovejero es un tipo cualquiera que caería bien a algunos, mal a otros, ni más ni menos interesante que otras muchas personas. ¿Por qué es importante saber si un libro es o no autobiográfico? Porque, sobre todo en un libro en primera persona, se tiende a identificar narrador con autor; pero eso es una trampa. Por supuesto que hay cosas de Samuel en mí (de hecho, vive en mi casa, es decir, la casa y el barrio de Samuel, son la casa y el barrio en los que vivo. Sin duda piensa cosas que pienso yo, y desde luego me identifico con esa mirada distante pero no del todo cruel sobre la realidad. Pero también hay un montón de cosas en las que no nos parecemos.
¿Y en cuanto a Clara?
Todos somos múltiples personas, Clara tiene matices distintos dependiendo de quién hable de ella; pero, más importante aún es que Samuel puede mentir sobre Clara, inventarse cosas, porque, aunque a veces puedan sorprender a su hermana, ella acaba aceptándolos al menos en parte porque es consciente de que «nadie conoce a nadie», de que también su hermana tendría aspectos de los que ni su propia hermana estaría al tanto.
Clara es importante también porque, si os habéis fijado, es el único personaje que se atreve a vivir sus contradicciones, que arriesga en su vida; puede que a veces haya hecho tonterías, pero tiene una valentía de la que los demás carecen, de ahí el magnetismo que ejerce en ellos, Carina vive resignada una vida que no le gusta, Samuel el narrador se ha conformado en buena medida, el otro Samuel tiene una amante que mantiene en secreto en lugar de atreverse al conflicto con su mujer, y tampoco se atreve a irse con su amante… Clara, que en realidad no está en la novela, es el personaje más fuerte de todos.
Hablamos de muchas cosas más, sobre sus otras publicaciones, sobre sus proyectos, sobre Miami, sobre el realismos en la literatura post moderna, pero por razones de espacio he preferido destacar lo que concierne a su libro. Lo único que puedo asegurar es que José Ovejero, es un escritor formidable y dejará huella con su obra. Esperemos que pronto nos deleite con otra novela.