BRISA
La flora que abrazaba la cabaña era majestuosa, la vivienda embonaba tan bien en la vegetación, que parecía que hubieran crecido
La flora que abrazaba la cabaña era majestuosa, la vivienda embonaba tan bien en la vegetación, que parecía que hubieran crecido
Mis dedos bajaban por su espalda de piel canela y sabor a café tostado. Entre mis manos, Daniel iba ajustándose a mi cuerpo como pieza
La flora que abrazaba la cabaña era majestuosa, la vivienda embonaba tan bien en la vegetación, que parecía que hubieran crecido
Mis dedos bajaban por su espalda de piel canela y sabor a café tostado. Entre mis manos, Daniel iba ajustándose a mi cuerpo como pieza