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Estudios de producción musical: buscando futuro en el mercado estadounidense

 

Mi propósito principal de buscar futuro en E.U., fuera de mi ciudad de origen, México D.F., fue trascender de lo complicado que es el negocio de la música y producción en mi país. Como sabemos, el problema de la industria musical es global, siempre la he comparado con el soccer: solo las grandes estrellas cuentan con la mayor parte del presupuesto. Con este ejemplo, vemos que el dinero en la industria está completamente mal distribuido. Esto en países como México es todavía más notorio ya que los fondos de cultura son reducidos y mal aplicados. En países como E.U. y algunos territorios en Europa, la distribución del presupuesto es más balanceado, podemos ver una gran cantidad de material de buena calidad afuera, en el mundo digital. Mucho se mercadea aunque la vida de un sencillo es cada vez más corta, esto gracias al consumismo que afecta a las ‘modas’ haciéndolas cada vez más transitorias. Las disqueras en mi país tienen este tema de moda muy claro; necesitan sacarle el mejor provecho a cualquier sencillo que lancen. La manera más segura es invertir presupuesto en artistas ya con historia, establecidos, que arriesgarse con nuevos talentos. Es por eso que entrar al mundo de producción es sumamente difícil para aquellos nuevos productores con ideas frescas, ya que es requisito producir un estilo viejo, popular y sin mucho rango de creatividad.

La tarea es simplemente hacer un producto que la gente conozca y mercadearlo, convirtiéndolo en un producto ‘aparentemente’ novedoso. Esto fue lo que me llevó a tomar la decisión de probar suerte en otro territorio fuera de este modelo de mercadeo que es tan difícil evitar. La primera ciudad que se me vino a la mente fue Los Ángeles, California. Quizás por el hecho de que esta ciudad cuente con un gran volumen de disqueras independientes que buscan talento creativo y no tan viciado como las grandes disqueras. Como también la industria de Hollywood, que gracias a su presupuesto, ha llevado al mundo de producción al más alto nivel. Así que decidí hacer un viaje a Los Ángeles e investigar el mercado de los estudios de audio. Me encontré con una ciudad multicultural, con una escena musical gigantesca; disqueras promoviéndose por todos los medios, conciertos de todo estilo mostrándose en un calendario lleno durante todo el año.

Visité a un amigo fotógrafo que trabaja con los más grandes artistas en la escena musical y cinematográfica, desde Nine Inch Nails hasta John Malkovich. Me mostró la ciudad y hasta me presentó a algunos de los A&R de Capitol Records. Fui a grandes estudios como Ocean Way, hasta el estudio personal de Beck. Conocí a notables productores e ingenieros. Al vivir esto, tuve una gran emoción de mudarme lo antes posible y comenzar mi nuevo negocio, es así como me di la tarea de buscar lugares y diseñadores de instalación acústica. Fue cuando me topé con una pared al ver los precios tan altos de West Hollywood, que es donde se encuentra lo que me interesa. En el 2014, la ciudad de Los Ángeles contaba con 357 estudios de audio (C. Barnes, 2014), lo cual hace que la competencia sea la mejor gracias a la cantidad de estudios y a los estándares tan altos de producción. Sin embargo, no sé si eso es lo que estaba buscando; me di cuenta que en ciudades así, la guerra de presupuestos es inagotable y hay un momento en que la mayoría de los estudios hacen lo mismo; dirigirse a lo comercial y estable para poder absorber los altos gastos y capitalizar el negocio.

En ese entonces mi hermano vivía en Miami, y me había invitado un par de ocasiones -y me sugería a tomar en cuenta la ciudad como una opción para mi negocio-. Fui a visitarlo, pero sinceramente no me pasaba por la cabeza tomarla como lugar donde vivir. Tal vez por la industria ‘plástica’ del entretenimiento que llega a nuestros países, mostrando una ciudad sin ninguna cultura, orgullosa por sus telenovelas, esculturas de Britto y su música donde domina el reggaetón. Al visitar Miami en el 2013, me encontré con esa ciudad que me imaginaba en lugares alrededor de Ocean Drive y Lincoln Rd., sin embargo visité dos distritos muy interesantes que se encontraban en proceso de restructuración: Design District y Wynwood. Además mi visita fue durante Art Basel, y me impresionó el nivel de interés que genera el festival tanto a las artes plásticas como a la música. En los siguientes días me puse a investigar a la industria musical mas a fondo, y encontré que Miami es un lugar bastante virgen en el tema de producción sin llegar al extremo donde no hay interés-en el 2014 Miami junto con Fort Lauderdale contaban con 60 estudios de audio-.

Algo que me encantó de Wynwood, fue la forma de colaboración entre artistas y negocios; todos se conocen y se apoyan, esto me parece que es la verdadera fortaleza del distrito -que es más bien una comunidad creativa-. Es por eso que es tan fuerte y dominante. Así es que encontré una bodega en la calle NW 23, en el centro de Wynwood, que en ese tiempo los precios no estaban tan elevados y tuve la idea de seguir el concepto de Wynwood: compartir talento y experiencia entre sus negocios y usuarios. Un estudio de audio compartido con un co-work space, donde los dos conceptos crearan una comunidad, poniendo como pieza principal al estudio. Rentar los espacios a aquellos que les interese compartir su negocio con un estudio de producción musical y de esa manera ayudarnos unos con otros. Diseñé una micro comunidad que la llamé ‘Carbon Wynwood’, tomando de referencia al carbono que es el eje de estructuras químicas que al fusionarse crean estructuras más complejas. Llevamos más de un año con el proyecto y la experiencia en Miami ha sido lo que estaba buscando: un lugar con sed de invertir, abrir negocios y crecer. Creo que es una ciudad con mucha oportunidad la cual esta despegando, los mejores artistas, inversionistas y empresas trasnacionales tienen a Miami como foco de atención, en espacial en distritos como Wynwood y Design District.

Me parece que es más difícil crecer en ciudades como Los Ángeles o Nueva York por el hecho de que ya todo está tomado, el alto grado de competencia en calidad y precio genera prácticamente una  guerra en vez de una unión, es difícil encontrar comunidades creativas reales. Es un momento ideal para ayudar a crecer comunidades o distritos que se están reestructurando como en aquí, en donde todos podemos salir beneficiados.

 

 

 

 

 

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