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Ferias, presupuesto y gestión cultural

La Asociación Civil Feria Internacional del Libro de Piura (FILPI) es una institución cultural peruana sin fines de lucro que promueve sociedades lectoras, investigativas e innovadoras a través de promoción de eventos culturales, servicios de consultorías y publicaciones de libros. Según la visión que presenta en su ideario, se proyecta como una institución para el desarrollo del ámbito educativo y cultural que articula a redes de cooperación internacional, nacional y regional. De esta manera se consolida en la línea de una cultura lectora, investigativa e innovadora y de publicación de textos.

Esta asociación se fundó con el  propósito de difundir la identidad cultural de la región y desde allí hacer fomento de la lectura. Y esto, como consecuencia de que en dicho lugar, así como en todo el Perú, existe un déficit de comprensión lectora, según las evaluaciones censales del INEI (Instituto Nacional de Estadística e Informática).

Los logros más importantes que ha obtenido la asociación es organizar por cuatro años consecutivos la Feria Internacional del Libro de Piura, la capacitación de docentes en el distrito de Lancones, Ferias Itinerantes en las provincias de Sullana y Paita, y donaciónes de libros en la sierra de Piura a través del Comité de Damas por Piura del Gobierno Regional de Piura. Asimismo, ha recibido reconocimientos del Ministerio de Relaciones Exteriores, Municipalidad Provincial de Piura, Municipalidad Distrital de Catacaos, entre otras.

En gran medida, esta organización está tratando de formalizar los eventos culturales al interior del país. A partir del norte peruano –con el lema “Nuestro norte la lectura”– es que se busca comenzar a trabajar algunas actividades externas a Piura, con el objetivo de descentralizar la cultura. Sin embargo, el problema que siempre se presenta es lo económico. En realidad, hay suficientes ganas e ideas de proyectos para poder trabajar, pero no existe una política cultural que ayude al trabajo que como organización están impulsando. Lamentablemente, como en muchas ferias culturales en el Perú, no se cuenta con el presupuesto idóneo para comenzar a hacer actividades culturales de mayor cobertura.

Landy Arrunátegui, organizador y gestor cultural de la FILPI, afirma que el aspecto presupuestal es uno de los grandes obstáculos contra los que hay que luchar; sin embargo, en oportunidades, algunas organizaciones sí han apostado por la cultura: “Hemos tenido empresas que nos han apoyado de feria en feria. Por ejemplo: Petroperú nos apoyó dos años,  Cosapi dos más, un año el IPNA, y el año pasado la Región Grau nos brindó su apoyo en temas culturales. El gobierno regional nos apoya año tras año con la  infraestructura. Pero todo esto no siempre es constante”.

A nivel de asociación es fundamental tener como punto de partida el trabajo conjunto entre las instituciones públicas y las instituciones privadas, y ambas en relación con la sociedad civil. Se debe tratar de unificarlas y que la población pueda notar que la pública con la privada son dos instituciones que se unen por el desarrollo de una determinada ciudad, y que la sociedad civil -en el caso de nosotros, ciudadanos, como parte de ella- contribuye a unificar ambos criterios para poder generar cultura.

Si se analiza a fondo de quién es la responsabilidad de fomentar la lectura o de hacer ferias del libro, no es de la sociedad civil, sino de las instituciones públicas. Ellas son las encargadas de llevar los mecanismos importantes del desarrollo de los pueblos o de las regiones -en este caso, en el Perú-; sin embargo, no pueden hacerlo, muchas veces, porque no cuentan con personas idóneas para dicha labor. Finalmente esto termina siendo como toda una cadena y eso es lo que, justamente,  quienes forman parte de la sociedad civil deben impulsar al generar espacios de cultura para que los gobiernos comiencen a observar y a generar políticas culturales.

Arrunátegui afirma que el aspecto presupuestal es fundamental para consolidar la cultura en las ferias: “Con el apoyo del municipio, hemos podido sacar adelante eventos culturales como el de la Feria del libro de Piura y ahora  estamos trabajando un convenio para seguir cooperando en cultura. Eso es importante, pues ahora hemos entrado a Tumbes y el gobierno regional está apoyando. La Municipalidad de Tumbes también está interesada en generar espacios culturales y eso es un buen punto de partida para comenzar a trabajar. Eso es lo que buscamos como sociedad civil”.

La Feria del Libro en esta región busca convertir al norte del Perú en un gran eje cultural. Se trata de un proceso a futuro, donde se piensa –y no es utópico- en plan piloto a nivel nacional. Quizá con el tiempo esto pueda transformarse en una gran industria cultural como la tiene Brasil. O como la tuvo. Es importante recordar el problema que hubo en dicho país cuando cerraron el Ministerio de Cultura. Sin embargo, ante el hecho, todos los artistas y gestores culturales se unieron para que retroceda el presidente, y lo consiguieron. En el Perú esto parece una utopía porque, lamentablemente, ni siquiera es clara la idea de lo que son las políticas culturales. Existe un Ministerio de Cultura que recién tiene cinco o seis años, aproximadamente. Ellos recién están empezando y están iniciando una labor interesante a través de puntos de trabajo. Pero es solo el inicio de un trabajo. Habría que esperar, simplemente.

Queda mucho trabajo por hacer, unificar fuerzas y conseguir que las gestiones culturales abran nuevos caminos con miras en común. Se debe pensar en planes pilotos para poder ver de qué manera se puede generar un mecanismo, que no solo parta de la sociedad civil, sino también de las instituciones públicas y privadas. Solo si tenemos ese trinomio recién se podrá hablar de una formalidad  de la cultura. Para ello se requiere unificar a los gestores culturales y eso es algo que todavía no existe en el Perú. Los pocos gestores culturales que hay en cada región trabajan aisladamente. No hay unidad porque no existen políticas culturales idóneas para poder trabajarlas en unidad. Además, la idiosincrasia del egocentrismo muchas veces juega en contra, donde cada uno camina a solas como mejor sepa caminar. Solo si se apunta a un mismo objetivo, esto, con el tiempo, puede llegar a convertirse en una gran industria cultural.

 

 

 

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