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Detrás de página: John Better

John Better (Barranquilla, Colombia, 1978) trabaja como periodista en prensa y televisión. Su trabajo ha sido traducido a idiomas como el inglés y el italiano. Colaborador en medios como:  Soho, El Tiempo, El Espectador, Diners, El Heraldo, Carrusel, Credencial Página 12 (Argentina), Arcadia, Semana, Latinaamerican World Today (Usa), Literature World Today, Revista Corónica y El Malpensante, entre muchos otros.

BIBLIOGRAFÍA

Chona White (Poemas, 2006) Editorial Slaida de Emergencia.

Locas de felicidad (Crónicas/relatos, 2009) Editorial La Iguana Ciega.

A la cas/za del chico espantapájaros(Novela, 2017) Editorial Planeta.

16 atmósferas enrarecidas(Relatos, 2019) Editorial Norte de Santander.

Háblame un poco de los últimos libros que has publicado. 

A la caza del chico espantapájaros(Novela) editada por Emecé/Planeta, salió a principios de 2017, una novela algo anómala en la escena nacional. Una especie de cubo Rubik donde narro entre ficción y realidad algo de mi vida, un caótico pastiche, honesto. Luego está 16 atmósferas enrarecidas, que acaba de ganar un premio nacional de literatura; son 16 relatos entre el miedo a flor de piel y la resignación.  Y finalmente, Limbo, una novela de horror que aparece en noviembre de este año editada por Planeta nuevamente, una historia sobre dos hermanas gemelas albinas que regentan una casa a la que llevan niños muertos sin bautizar para que puedan trascender, una especie de historia de horror en el Caribe.

¿Qué blogs, revistas electrónicas u otros sitios en internet recomendarías para descubrir a autores noveles hispanohablantes? 

Puedo recomendar Corónica y Laterales Magazine, ambas colombianas. Anfibia me gusta mucho también.

¿Cuáles son tus referentes en la literatura iberoamericana? 

En este momento, Mario Bellatín, Fernando Iwasaki, Carolina Sanín, Alejandro Modarelli, Frank Báez, Dani Umpi; se me vienen esos a la cabeza.

¿Qué otros autores y autoras han tenido influencia en tu obra? 

Pedro Lemebel, quien fue mi guía y mi amigo, prologó mi libro Locas de felicidad de 2009, es una fuerte influencia. Puig, Fernando Vallejo, Carmen Berenguer, Capote, Carver, Corín Tellado.

¿Qué nuevos escritores y nuevas escritoras hispanohablantes recomendarías?

Hay tantos, me siento en una tienda de dildos tratando de escoger cuál me gusta más, pero mencionare 4 nombres: Carolina Sanín, Renato Cisneros, Frank Báez y Patricio Pron.

¿Qué autor o autora están subvalorado en tu país de origen?

La docente brasilera de estéticas queer, Cándida Ferreira quien da clases en la universidad de los Andes, ha afirmado en muchas entrevistas que entro en ese rango de la subvaloración. Samuel Whelpley, un exquisito lector y columnista colombiano opina lo mismo, ya me lo empiezo a creer.

A pesar de publicar en una editorial “grande”, vengo del under, de la cosa independiente, el ser tan franco en mis opiniones en cuanto a la forma tan salvaje como se mueve la literatura en Colombia, que no es otra cosa más que una siniestra logia a la que llamo “El club de la escarapela”. Me ha salido un poco caro y me he ganado ese sutil desprecio por parte de “la monarquía literaria”, donde todo es un amiguismo, los ves moverse por las ferias anuales oliéndose los traseros como caniches altaneros. Y siempre los mismos nombres, y, a partir de ahí, imagínate qué le espera al resto de mis colegas; son muchos que merecen más difusión; volvamos a la tienda de dildos, entonces se me ocurre escoger estos nombres: Jaiber Ladino Guapacha, Leo Castillo, Beatriz Vanegas Athías, Ashanti Dinah Orozco, Jerónimo García Riaño y María Matilde Rodriguez.

¿Y ahora qué autor o autora están totalmente sobrevalorado en tu país de origen?

Todos los de “El club de la escarapela”.

¿Cuál ha sido tu peor (o mejor) borrachera en una feria del libro? 

El año pasado, Marcel Ventura, mi exeditor me concertó un encuentro con Fito Páez, quien lanzaba ese año su Diario de viaje. Yo fui re-fan del flaco durante años, estaba re-cagado del miedo. Bebí antes y después del encuentro, una cena maravillosa en un restaurante japonés donde tomamos muchas botellas de Sake y comíamos platillos que parecían pintados sobre la vajilla. Fue hermoso hablar con Páez quien esa noche me cantó unos versos de su tema “La ciudad liberada”, del disco homónimo que aun no salía al “mercado”, y el cuál estaba inspirado en una consigna de Néstor Perlongher.  El resto de la noche terminaría para mí en un extraño lugar como salido de una película de Kubrick, después en un bar gay donde el sopor del sake, el whisky y el vodka me iba dejando fulminado. Desperté en un cuarto de un apartamento al norte de Bogotá, un vaso de Whisky reposaba sobre la cama, bebí lo que quedaba y me puse a leer el libro de Fito…

¿Qué serías si no fueras escritor?

En el prólogo de Lemebel para Locas de felicidad, me definió como una “Narratríz”, y creo que eso soy; no me doy lugar a otras suposiciones.

¿Qué viene luego de Borges en tu biblioteca?

El tratado de Artemidoro para la interpretación de los sueños.

¿En qué estás trabajando ahora?

En Fantasmata, un pequeño volumen de cuentos cortos de horror y en la publicación de Pájaros del verano, mi poemario queer.

¿Cuál va a ser tu próxima lectura?

Quiero leer Pelea de Gallos de María Fernanda Ampuero.

Lee acá un extracto de la novela A la cas(z)a del chico espantapájaros.

https://laterales.com/el-anfitrion-fantasma/?fbclid=IwAR08TOiJ7huje244LSELtitWe3GhiQsnVmXDiuqhWTlA17g94XwDT49JMN0

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