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Criador de ferocidades

«Como cuerpo, cada hombre es uno; como alma, jamás».

El lobo estepario, Hermann Hesse

Pedro Novoa no escribe novelas, ha dicho en una entrevista de El Comercio, cría perros. Y una vez crecidos, gordos, fuertes y lo suficientemente feroces, los lanza al ruedo. Esta vez ha soltado uno de sus mejores ejemplares de su inagotable criadero personal: Tu mitad animal (Lima, Fondo Editorial de la Universidad César Vallejo). Obra que recrea un escenario al que nos tiene acostumbrados desde sus novelas Seis metros de soga (Altazor) y Maestra vida (Alfaguara), donde la ciudad de Lima se transforma en una suerte de útero demencial, matriz urbana que da vida a seres desgarrados, torcidos y oscuros.

El escritor Miguel Gutiérrez ha mencionado que los personajes de Novoa son beckettianos, asumimos, por el color lúgubre que llevan signados en el alma. Para el crítico peruano Ricardo González Vigil, Novoa en esta novela ha creado personajes y ambientes prestados del Realismo sucio, pero no con el lenguaje parco y elemental de este, sino con uno que el autor lo eleva a la categoría de personaje. Este detalle estilístico lo emparenta más con el Boom latinoamericano que con cualquier otro estilo novelístico. El reconocido Oswaldo Reynoso ha dicho que la fluidez narrativa del autor es una bella tormenta de lenguaje, ya que presenta en parrafadas largas los sucesos, digresiones y saltos narrativos con inusual solvencia y desparpajo, combinando lo poético y lo coloquial como un esmerado orfebre. Por último, y como si no fuera suficiente hasta aquí, este ex infante de Marina y profesor universitario, ha recibido del propio Nobel, además de un premio en el 2012, las siguientes palabras: “tu novela tiene todo lo que deben tener las grandes obras literarias: vida desbordante.” Y vaya que sí, Novoa contrabandea su pasado, las memorias de sus compañeros, sus amigos e incluso familiares en pos de convertirlos en sucesos novelescos. Detrás de cada novela, hay algún rostro reconocible que alguna vez se cruzó con el autor y le confió –ingenuamente– su drama mejor guardado. Pérfido y voraz, plasma absolutamente todo lo oído en cuentos o novelas, exagerando las vivencias, deformando las almas y, sobre todo, envileciendo lo que ya de por sí comenzaba a podrirse moralmente. Más que recolector de historias, Novoa es un carroñero literario, un hacedor de estremecimientos sucios.

Tu mitad animal es un ejemplo de lo dicho anteriormente: un colega que trabajaba como corrector de estilo en una editorial, una o varias “amiguitas”, un abogado que conoció en una fiesta, un hermano, él mismo, todos dejan de ser seres reales y pasan a ser sustancia moldeable de novela. Se trata de una obra que le basta 143 páginas para desnudar el espíritu humano y flagelarlo inmisericordemente.

La historia aborda el leit motiv preferido de Novoa: la lucha. Una lucha feroz por sobrevivir dentro de una ambiente mezquino y hecho a la contra, donde los personajes si no se pelean, están constantemente mostrándose los dientes entre ellos y al mundo. Jano, un universitario desmotivado por la carrera que ha elegido para ganarse la vida, pasa por apremios económicos y resuelve dedicarse al robo. Batman, un vendedor de drogas que merodea la universidad, le aconseja que escuche su “mitad animal” y se deje llevar. Es él quien lo convence para convertirse en un “visitador” de casas y dejarlas prácticamente limpias. Ya encarrilado en lo delictivo, Dulce (se llama así porque tiene el clítoris precisamente de este sabor) se le cruza en el camino. Entonces comienza la pugna tripartita por engañarse entre todos. La miseria moral de este trío se ve completada por un espécimen más: el Cuadrúpedo, personaje casi dostoiveskiano que es un bebedor infame y termina siendo asesinado. Los hechos delictivos son narrados con una “sospechosa” familiaridad, ha dicho el escritor y periodista Raúl Tola en la jocosa presentación del Libro en la última Feria Ricardo Palma en Miraflores.

Como en La metamorfosis de Kafka, el ser humano ha sido degradado a la condición de insecto. En Tu mitad animal, este es un insecto peligroso, una alimaña que busca el placer y el éxito en general valiéndose de lo que sea. Al igual que en Crimen y castigo, el protagonista cruza el límite del bien y del mal, pero a diferencia de Raskolnikov, Jano no se redime ni por el amor ni por la fe: es un amoral irredento. Sobrevive y sigue el juego desde la animalidad, desde esa nueva piel y espíritu que ahora asume con sabia, digna ferocidad.

Datos adicionales:

Pedro Novoa (Lima 1974) ha obtenido el Premio Horacio de Novela breve 2010, el Premio Internacional Mario Vargas Llosa 2012 y finalista del Premio Herralde 2014. Como D. J Salinger y Hemingway Novoa ha usado el impacto de haber estado en la milicia para su ejercicio narrativo. La crítica ha señalado influencias en sus obras de Vargas Llosa, Fuentes, Onetti, Céline, Cormac McCarthy, Faulkner y Reynoso.

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