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Don’t cry for me, América

La identidad latinoamericana es nacional. Por eso, el debate sobre qué es ser latino, o latinx, en Estados Unidos parece estancarse o incluso retroceder con cada nueva ola de inmigrantes, pero también por eso es que tienen vigencia y pertinencia libros como Don’t cry for me, América: Antología de escritores argentinos en Estados Unidos, publicado por Ars Communis (2020).

Fernando Olszanski y Hernán Vera Álvarez son argentinos, tienen muchos años residenciados en Estados Unidos y ambos han sido promotores incansables de la literatura escrita en español en este país. Con varias antologías cada uno en su haber, era cuestión de tiempo que unieran esfuerzos y resulta natural que lo hicieran en un libro como Don’t cry for me, América.

Con la participación de Pablo Brescia, Adriana Briff, Erika Estefanía Doyle, Nicole Duggan, Gabriel Goldberg, Gisela Heffes, Gladys Ilarregui, Alicia Kozameh, Javier Lentino, Claudio Iván Remeseira, Eduardo D. Rubin, Gastón Virkel, Lila Zemborain y ambos antologadores, Don’t cry for me, América es un recorrido descarnado y muy íntimo sobre lo que significa vivir en un país distinto al del origen y a la vez mantener, voluntaria o involuntariamente, la identidad y la idea nacional del lugar que se dejó atrás. Si bien comencé diciendo que la identidad latinoamericana es nacional, libros como este nos permiten a otros como yo, inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos, encontrar que aunque el país de origen sea Argentina son muchas más las semejanzas que las diferencias con nuestra propia experiencia.

Observar es también observarse, y en esta antología hay varios juegos de espejos muy interesantes. En Nuestras posibilidades, Brescia nos muestra a un catedrático argentino (¿latinoamericano?) cansado de que lo sigan viendo idílicamente. En La aproximación de los tiempos, Briff hace de la milanesa una especie de caballo de troya cultural en la mesa de su trabajo. En Volver, Heffes camina por la Buenos Aires de su infancia ahora como turista. En Misivas electrónicas, Vera usa unos viejos correos electrónicos para hablar no solo del argentino recién llegado sino de la Argentina desde el exterior. En La palabra justa, Virkel hace del spanglish lúcida reflexión de esa inevitable mezcla cultural y de vida siempre a medio camino entre un lugar y otro, entre un idioma y otro.

La tensión con los hijos criados en un sistema de valores diferente; la relación con el país de acogida; la mirada al país de origen; los ritos de iniciación y de asimilación de la nueva condición e identidad, son los temas presentes en estos textos, la mayoría mas cercanos a la memoria y el ensayo personal que a la ficción, pero todos en un territorio más bien híbrido, como si los géneros literarios se impregnaran de ese ser y no ser que es todo migrante. Todo migrante se reconocerá en uno o varios de estos relatos.

 

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