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Desde La Paz, Bolivia, una crónica en bicicleta

¿Pueden unos cuantos individuos transformar toda una cultura urbana? Un proyecto en La Paz, Bolivia, cuyo objetivo es hacer que el principal medio de transporte sea la bicicleta.


¿Existe el determinismo geográfico en cuestiones culturales? ¿Hasta qué punto Copenhagen y Amsterdam se dejan dominar por la bicicleta porque son lugares planos?

La Paz, Bolivia, es absolutamente lo contrario a Amsterdam y Copenhagen. Ellas están al nivel de mar; La Paz se encuentra a 3,600 metros de altitud. Ellas tienen pocas subidas y bajadas; en La Paz no se puede manejar la bicicleta más de dos cuadras sin tener subidas y bajadas abruptas.

En La Paz, el ciclismo como transporte parece un deporte extremo. Si La Paz no tuviera habitantes, sería visitada como el Gran Cañon de Colorado. Se le llama “El Hoyo” porque es un profundo abismo entre el Altiplano a 4,000 metros y la Cordillera Real de los Andes que contiene cientos de picos más altos de 5,000 metros. Con su red de cañones, barrancas, declives vertiginosos y ascensos prolongados, La Paz parece ser la ciudad menos indicada para la bicicleta como transporte.

Sin embargo, existe un movimiento incipiente de Masa Crítica, que intenta “cambiar el orden de prioridad en la planificación vial, poniendo en primer lugar al peatón y al ciclista”. Tiene como fin “impulsar e incentivar el uso de la bicicleta como medio de transporte en la vida cotidiana”.

Vivo una parte de cada año en La Paz. Hasta recientemente no se me hubiera ocurrido usar la bicicleta como transporte, como la uso diariamente en Paris. Pero unos cuantos visionarios, activistas en Masa Crítica lograron convencer a los dirigentes de buses municipales, El Puma Katari y la red de Teleféricos (el Metro aéreo de La Paz) a permitir las bicicletas a bordo.

De un momento a otro, el determinismo geográfico de La Paz ha sido alterado. Antes la geografía de la ciudad era antagonista al ciclismo como transporte. Hoy es nuestra aliada. El transporte público puede ayudarnos en las subidas y la fuerza de la gravedad en las bajadas.

Yo me considero un soldado en dos ruedas, participando en una lucha ecológica y humana. El escritor uruguayo Eduardo Galeano nos recuerda que, “Por las calles latinoamericanas circula una ínfima parte de los automóviles del mundo, pero algunas de las ciudades más contaminadas del mundo están en América Latina”.

La Paz es una de ellas. “Nunca tantos han sufrido tanto por tan pocos,” agrega Galeano. “El transporte público desastroso y la ausencia de ciclovías hace obligatorio el uso del automóvil, pero la inmensa mayoría, que no lo puede comprar, vive acorralada por el tráfico y ahogada por el smog”.

Según un amigo urbanista francés, “Es espacio público de la mayoría de ciudades está hecho para el automóvil y no para el ser humano”. En Paris, esta manipulación del espacio fue catalizada por el antiguo presidente Pompidou, que declaró: «es la ciudad la que debe adaptarse a los automóviles, y no al revés».

Desde el año 2000, la municipalidad de Paris ha trabajado para invertir esta política, haciendo más espacio para los peatones y ciclistas y menos para los vehículos motorizados. Los administradores de transporte de la ciudad han considerado que los residentes que usan la bicicleta como transporte son una brigada para ayudar a ejecutar esta transformación.

Actualmente, la Municipalidad de La Paz ha comenzado a adoptar la misma política de sus homólogos parisinos.

Conscientes que se necesita una gran transformación cultural, los administradores de la secretaría de transporte de La Paz saben que establecer pistas y parqueos de bicicleta no es suficiente para convencer que  los residentes abandonen sus vehículos motorizados o que dejen de usar los minibuses-maquinas de polución. Así la Municipalidad ha establecido un sistema de Ciclovías Activas donde cierran una parte de la ciudad una vez por semana, algunos dos kilómetros de ruta, para que los potenciales ciclistas no sean desalentados  por el tráfico vehicular y los ascensos prologados.

Los planes a largo plazo son más ambiciosos. La ciudad de La Paz ha comenzado agresivamente a decentralizar  la actividad urbana, creando 19 núcleos urbanos multifuncionales. Según el plan, publicado en 2016, la gente podrá  “resolver sus necesidades de manera inmediata, sin necesidad de correr kilómetros y kilómetros”. He examinado estos planes, observando que incluyen ciclovías.

No habrá más “zonas dormitorio” que obliguen el transporte combustible, según el plan.

La insistencia de unos cuantos ciclistas activistas ha servido como fuerza catalizadora para estos planes. Pero no es suficiente. Hablando con varios oficiales de la Alcaldía, me doy cuenta que no quieren gastar sus limitados fondos en pistas de bicicleta si éstas van a ser “elefantes blancos” que nadie las usa.

Así que es necesario que cada vez más residentes usen su bicicleta como transporte, para mostrar a la Alcaldía que “sí se puede”  y para educar a los conductores que los ciclistas merecen su espacio en las calles de La Paz.

Alejandra es una ciclista intrépida que usa su bicicleta para ir a trabajar en un restaurante. Le pregunté si tiene problemas con los choferes.

“Lo que me molesta es que me tocan la bocina sin razón. No son atentos. Unas veces me alteré y les dije ‘¡sedentarios!’.

Cada mañana laboral, otro ciclista, Alex, desciende en su bicicleta de un lado del “Hoyo”, atraviesa el centro congestionado, y sube al otro lado de la ciudad barranca hasta llegar a su empleo como mecánico de bicicletas. Alex dice que tiene que haber reglas impuestas por la Alcaldía para que sea más seguro tanto para los ciclistas como para los mismos choferes y los peatones.

“Como nadie respeta las reglas de tránsito, a veces tengo que romperlas yo mismo, usando alguna acera. No me gusta hacerlo. Hay que respetar a los peatones. Pero en las calles los choferes todavía no han aprendido a respetar al ciclista”.

He pasado seis semanas haciendo mis viajes urbanos en bicicleta. He podido encontrar unas rutas en La Paz que son más seguras que Place de la Bastille o Place Maillot en Paris. Cuando ando en bicicleta en La Paz y confronto una subida, hay una adrenalina que surge gracias a un apoyo moral que viene de la Alcaldía y de unos pocos ciclistas militantes que han logrado grandes  cambios. Falta mucho más, pero la cultura urbana de esta ciudad de barrancas empieza a cambiar.

Y si se puede aplicar el ciclismo como transporte en La Paz, quiere decir que se puede hacer en ciudades más planas como Nueva York, Los Angeles y Miami.

 

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