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Un debut feliz en las letras hispanas

Por Teresa Dovalpage

Una extraña felicidad –llamada América– es una colección de cinco relatos impactantes, publicado en agosto de 2013 por Sub Urbano Ediciones. El autor (Hernán Vera Álvarez, Buenos Aires, 1977) lo firma simplemente como Vera. Su propia vida parece ser una novela. ¿La escribirá algún día? Por el momento, comienza con relatos. Y comienza muy bien.

Al leer cada uno de ellos el lector se adentra en una marejada de fragmentos de vidas diferentes, como si mirase a través de una hendija, por ejemplo, lo que sucede en un apartamento de Little Haití mientras los personajes esperan, desesperando, que el huracán Wilma toque el suelo de la Florida. La angustia existencial, narrada a brochazos, en un estilo impresionista, transcurre en la primera historia, “Vacaciones”, entre un viaje al supermercado y un apartamento donde el ruido del aire acondicionado no deja de importunar al narrador. En tanto que pasan los minutos en la conversación, la evocación de otro huracán, el Andrew, sacude las ramas de estas vidas endebles, que se aferran a la tierra para sobrevivir.

Una conversación entre ex amantes es el tema de “Sobre el reflejo de hielo dorado.” Juegos de palabras que hieren, combate entre una fotógrafa y periodista y un hombre que se precia, o se escuda tal vez, en su machismo mientras la sombra de unas santeras (cubanas, por supuesto) revolotea en la conversación. El tema de las relaciones imposibles y de los amores frustrados, que mueren por la boca, como el pez, se balancea sobre la pareja protagonista y en el aire queda un olor a spaghettis a la boloñesa.

“Nostalgia del cielo y el infierno” es la carta de un inmigrante a un amigo que se ha quedado en su país, donde dejó, o creyó dejar, atrás el recuerdo de una aventura atroz que aún lo persigue. La geografía de la ciudad, tatuada en la mente del personaje, las calles Corriente, Viamonte, “el frío de Constitución,” “los cines de Lavalle”, vuelven en esta carta con un regusto de alcohol, muerte y cocaína.

“Las estrellas celosas” con palabras de tango arrabalero, cuenta lo que pudo haber sido una historia de amor entre Juan Perón y una cantante de tangos averiada ya por la vida. Pero ¿es real esta historia o se la inventa la estrella decadente “de esas que da lo mismo que tengan 70 o estén pasando los 80 años que nada cambia porque el paso del tiempo las ha encerrado en la tristeza”? Una mujer que habla de su pasado, real o inventado, y del pasado de su patria, y un hombre que, luego de vender sangre o semen, escucha. Las estrellas lejanas no los miran pasar.

El ultimo cuento, que presta título al volumen, está formado por instantáneas que  cuentan la muerte, anunciada desde el comienzo, de un niño bien enclosetado, el Rubio, y la cadena de acontecimientos desorbitados que conduce al final/ principio. Un repartidor de flyers cuenta una parte, la suya propia, de la historia. El lector debe armar el rompecabezas que lleva a la ídem destrozada del Rubio, con los ojos “convertidos en un agujero viscoso de sangre negra.”

No es un libro para los blandos de corazón, pero lo recomiendo.  A todos. A los blandos de corazón también, que endurecerlo nunca viene mal.

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