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Rosa Martha Randall: “Lo erótico se encuentra en cada una de nuestras acciones cotidianas”

Entrevista con una pionera del desnudo fotográfico en México

Conozco a Rosa Martha Randall desde hace varios años y siempre me sorprende con detalles inesperados de su extensa obra artística, exhibida en museos y galerías de Suiza, Holanda, Francia, Canadá, México y Estados Unidos.

En cada visita que hace a Taos, la pintora y fotógrafa mexicana trae nuevas muestras de su producción —algunas de sus obras se exhiben en galerías locales. Por otro lado, confiesa que también viene al suroeste en busca de inspiración.

Rosa Martha Randall es licenciada en pedagogía por la U.P.N, además de maestra en filosofía por la Universidad de Guanajuato y en sociología por la Universidad Iberoamericana.

Es conocida especialmente por sus desnudos fotográficos, masculinos y femeninos, que ha tomado en todas partes, desde iglesias católicas hasta cantinas.

Entre sus exposiciones de desnudos se destacan “Formas de vida” (1990), “Legados de la conquista interna” (1998), “La mortalidad femenina” (2000), “Desde la tierra” (2002), “Las noches del vampiro” (2002) y “Del ayer” (2003).

Esta entrevista se enfoca específicamente en esta faceta de su producción.

¿Cuándo se inició en el desnudo fotográfico?

Con la fotografía comencé en el año 1963, cuando comencé con mis primeros talleres y fotos de paisaje, pero no me dediqué formalmente el desnudo hasta 1985.

¿Cómo fue la primera vez que se enfrentó a un cuerpo desnudo con el lente de por medio?

¡Fue traumático! Pues de repente mi discurso fotográfico se hallaba enfocado al tema de un cuerpo ajeno, sobre todo el masculino. En esa sesión me daba mucha pena acercarme al modelo y no encontraba el ángulo fotográfico adecuado. Lo platiqué con otros fotógrafos pero tampoco entendieron el porqué de esa intimidación en una mujer de treinta y siete años, que llevaba doce casada.

Pero pronto dejó de estar intimidada, a juzgar por su producción posterior.

En realidad tuve que dejar pasar casi dos meses para retomar el tema, pero finalmente entendí que “el otro cuerpo” de mi modelo solo era una extensión del mío y no algo ajeno… Así es que me vi dentro de esa maravilla que es el cuerpo humano y busqué lo que deseaba encontrar.

¿Y qué encontró?

Que tenía tanto que decir que nunca me lo hubiera imaginado. A partir de ese año, como investigación y trabajo especial, sólo me dediqué al desnudo masculino y femenino. Luego, todos los temas que he tratado en mis muestras fotográficas han sido por medio de la figura humana. Todavía hoy no encuentro nada más hermoso para describir cualquier situación existencial que a través del desnudo.

¿Algún descubrimiento existencial que quiera compartir con los lectores de Sub Urbano?

Me he preguntado: si nacimos desnudos y nos vamos desnudos, ¿por qué cubrimos nuestro ser cuando el clima no lo requiere? ¿Qué tratamos de ocultar, qué no deseamos que se nos vea? El cuerpo desnudo en cualquiera de sus manifestaciones en tan bello, ¡un verdadero libro abierto a la vida!

Un libro que usted ha presentado a la vista del público en repetidas ocasiones. Ahora, la sociedad mexicana, en sentido general, se considera más bien conservadora. ¿Le ha traído problemas su dedicación al desnudo?

Me he enfrentado a muchos problemas sociales y de políticas públicas por ello, pero eso me ha obligado a pensar y a describir lo mejor posible sociológicamente mi discurso fotográfico, y a cuidar muy bien lo erótico, lo eromático. He evitado caer en lo pornográfico, aun cuando la diferencia es tan sutil que suele estar en la mirada del espectador. Por eso hay que cuidar la técnica y el tema, para que no se confundan en la interpretación visual. Siempre tengo en cuenta que lo erótico se encuentra en cada una de nuestras acciones cotidianas, sólo hay que observar un poco y disfrutar sin engaños personales.

Dicen que nadie es profeta en su propia tierra, sin embargo, a usted la reconocen en todo México, y especialmente en su Guanajuato natal.

Sí, tengo ese honor. Ahora, ha sido una lucha constante, sobre todo en el lugar de donde soy, ya que los desnudos que se aceptaban para museos sólo eran de extranjeros. Ah, y en pintura, no en fotografía. Sin embargo, a pesar de ser mujer, casada y oriunda de Guanajuato, me aceptan y respetan por mis fotografías de desnudos y eso me da mucha satisfacción.

¿Algún consejo para quienes dan sus primeros pasos en el arte del desnudo fotográfico?

En realidad no puedo dar consejos, pues cada quién sabe exactamente lo que busca, pero si puedo ofrecerles algunas sugerencias: que se documenten muy bien sobre lo que quieren mostrar a través del desnudo y lo presenten con la mejor técnica posible para que no se cuestione “que lo que no gusta es la técnica.” Y que sean constantes, con proyectos y metas muy bien definidos.

Y me atrevo a agregar: que aprendan de los que ya llevan tiempo andando ese camino, como usted. Muchas gracias, Rosa Martha, por aceptar esta entrevista. ¡Nos vemos!

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