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El mejor cuento del mundo

Los microrrelatos existieron siempre. No se podría precisar un momento de su origen, pero sí se puede afirmar su uso y transmisión de manera oral o escrita a través de fábulas, adivinanzas o parábolas. La intertextualidad aparece como un elemento fundamental para conseguir la economía de las palabras en el texto, del mismo modo que la prevalencia de sugerir sobre mostrar. Eso es lo esencial y es, precisamente, lo que un autor debe conocer antes de aventurarse a la difícil tarea de escribir este tipo de textos.

Escribir microrrelatos es una tarea complicada y Mauro Marino lo consigue con éxito. El criterio de síntesis en cada historia que va narrando se convierte en una obligación, sin descuidar la esencia misma. Por lo general, una escena, una imagen, una oración puede estar cargada de mucha información y eso es lo que hace más compleja la tarea de escritura. Ahí está la fuerza de la literatura breve. Ahí está, precisamente, la calidad de estos veinticuatro microrrelatos que Mauro Marino publica bajo el título de El mejor cuento del mundo y otros microrrelatos (2018), un libro que suma a su ya conocida trayectoria como escritor.

Precisamente, el primer microrrelato es el que le da el título al libro y es el que se tomará para el análisis en estas líneas. “El mejor cuento del mundo” parte de la idea que el personaje central es un escritor desconocido, pero talentoso. Se entiende, además, que él es consciente de su talento, pues ha decidido escribir el que sería el mejor cuento del mundo. Es aquí donde se plantea que, para poder conseguir ese logro, es necesario conocer ambos espacios, lo culto (la más alta filosofía de todos los tiempos) y lo popular (el opio del pueblo). Esta preparación daría como resultado la historia que entonces pensaría llevarla a un concurso literario. Es interesante la relación entre cuento/concurso/éxito. El personaje crea un cuento y entiende que la manera de conseguir el éxito es a través de la victoria en un concurso que lo haga conocido. Lo curioso es que, sabiendo que su cuento es muy bueno, le invade el temor de que le roben la idea. Es entonces que la consecución del éxito toma otro camino: el de la publicación. La referencia que marca el cuento con respecto a las publicaciones es la de la situación actual de muchos escritores, pues, en el microrrelato, sus libros no se venden y se enfatiza que “necesitaba prestigio antes de escribir la gran obra y no al revés”. El final del cuento cierra la idea de éxito con la dicotomía fracaso-olvido. Los libros fueron vendidos por su esposa, quien pudo conseguir algunas monedas por ellos, de aquel “escritor loco que acabó con su propia vida al tratar de hacerse famoso”. El escritor, cuyo nombre no se revela, pero bien podría ser muchos a la vez, queda postergado al olvido, sin conseguir el objetivo deseado.

Mauro Marino ha logrado establecer una especie de cierre circular en las historias que trabajan diferentes temáticas, pero siempre ancladas bajo las emociones, esperanzas y desesperanzas de la condición humana. Destacan, principalmente, algunos cuentos que fueron premiados en algunos certámenes académicos o que tuvieron la oportunidad de ser publicados de manera independiente en diversos espacios. De ahí es que este libro de microrrelatos reúne la esencia de la calidad literaria de su autor: la brevedad, la palabra precisa, le historia bien contada. Mauro Marino, con este libro, reafirma su calidad como escritor, una calidad que ha ganado con esfuerzo y que mantiene con altura a través de publicaciones como esta, una verdadera muestra de microrrelatos bien elaborados y, sobre todo, sugerentes en su narración y fuerza literaria.

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