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Cuatro razones para entender la pandemia

La pandemia ha golpeado a todos, sin duda. Algunos países se preocuparon en tomar medidas a tiempo y otros dejaron que el tiempo pase, que la epidemia pase, aunque, finalmente, terminaran agravando su situación. Estados Unidos, por ejemplo, terminó siendo uno de los países que se mantuvo entre los primeros lugares de infectados. En el otro lado, se ubicaron los países que alertaron la situación a tiempo y pudieron controlar, dentro de lo posible, no solo la cantidad de infectados, sino, además, la cantidad de muertos. Uno de los países que más se preocupó desde el comienzo, desde el primer caso identificado, fue Perú, aunque no necesariamente pudo frenar el incremento desmesurado de infectados y de muertos.

A fines de mayo de 2020, cuando Perú era el país con mayor cantidad de infectados a nivel de América Latina –más de 120 mil casos, para ser más exactos–, la BBC reveló, con sorpresa, la situación en la que se encontraba el país sudamericano. En su informe comentaba la forma en que se incrementaba el problema a pesar de las medidas tomadas por el gobierno desde la quincena de marzo, cuando el presidente Martín Vizcarra decidió declarar en emergencia al país e iniciar la cuarentena a nivel nacional.

En ese entonces el país con mayor cantidad de infectados era Brasil. El presidente Bolsonaro, como todos saben, había minimizado el hecho, lo cual generó el incremento bastante elevado de contagiados. La otra cara era la nuestra, un país cuyo presidente se puso en alerta a partir de los primeros casos que aparecieron. A partir de ello se decretaron medidas de confinamiento; sin embargo, la cantidad se incrementó. A partir de esa contradictoria situación, la BBC señala cuatro razones que bien podrían considerarse ahora y podrían servir para la reflexión.

Primero, Perú fue uno de los países que más test realizó en comparación a otros países de la región, incluso más que Brasil, cuya población es mucho mayor. Segundo, a pesar de las medidas del gobierno, la cuarentena, como hasta incluso ahora, se cumplió de manera irregular (un punto importante aquí para entender la situación es mencionar el 70% de economía informal que tiene Perú). Tercero, las aglomeraciones de personas en espacios como, por ejemplo, los mercados o los bancos, que se convirtieron en los principales focos infecciosos a nivel nacional. Cuarto, el hacinamiento dentro de los hogares; es decir, los espacios reducidos de la mayoría de los hogares peruanos y la cantidad de personas que viven en él (en gran medida, personas vulnerables como, por ejemplo, abuelos) generó mayores posibilidades de contagio que se concretaron con las evidencias que fue mostrando el gobierno en cada reporte diario.

Las medidas del gobierno, cuestionables o no, permitieron que la cantidad de contagiados no se incrementara exponencialmente. Es decir, la situación peruana pudo haber sido incluso peor. Del mismo, modo, otros factores no permitieron que esa curva se aplanara como se hubiera querido. Lo que vino después y las acciones paralelas del gobierno pueden ser criticadas, pero ese es otro tema. Lo cierto es que hoy, casi seis meses después de haberse declarado el estado de emergencia y a la luz de hechos ocurridos en las últimas semanas, queda claro que cuatro razones no son suficientes para entender la situación peruana y, con ello, la situación de muchos otros países que se encuentran en una situación similar.

 

 

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