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Walter Benjamin en FM

Walter-Benjamin-Subeado

La fatalidad, instrucciones de uso

Considerado uno de los mayores exponentes de la crítica literaria de la primera mitad del siglo XX, Walter Benjamin había nacido en 1892 en Berlín, en el seno de una acaudalada familia judía, y se suicidó en 1940 en Portbou, una pequeña localidad de la frontera entre Francia y España, creyendo que le sería imposible escapar del nazismo. Benjamin tenía planeado llegar a Estados Unidos, donde lo estaba esperando Theodor W. Adorno, uno de los principales referentes de la Escuela de Frankfurt, pero el terror y la desesperación se unieron para apurar un desenlace que, sin embargo en los últimos años, algunos investigadores han puesto en tela de juicio, esgrimiendo que en realidad el pensador fue asesinado.

Benjamin, además de un excelso traductor y un especialista en las obras de Goethe, Baudelaire, Kafka y Proust, fue uno de los primeros teóricos en advertir los cambios profundos que estaban provocando en el arte los nuevos medios de reproducción –fotografía, radio, cine- y desarrolló sus hipótesis en títulos como La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, Tesis sobre la filosofía de la historia y Libro de los pasajes, así como en su novedoso concepto de “aura”, justamente un atributo de la obra de arte tradicional que deriva de su aparición única, y que los avances tecnológicos harían desaparecer.

Tan influenciado por el judaísmo como por el marxismo, Benjamin fue un intelectual independiente, incluso de la Escuela de Frankfurt, cuyos integrantes lo ayudaron en muchos sentidos. A fines de los 20 se postuló como profesor universitario de literatura pero su solicitud fue rechazada; sin trabajo, decidió dedicarse al periodismo, ejerciéndolo primero en la prensa escrita y luego en la radio, al frente de un programa que tuvo más de cien emisiones y que debió suspender tras el triunfo electoral de Adolf Hitler en 1933. Ahora, la editorial argentina Interzona ha reunido en el volumen Juicio a las brujas y otras catástrofes una docena de intervenciones radiales cuya duración no iba más allá de los veinte minutos, en las que Benjamin repasa fatalidades, infamias y rarezas varias, desde la lluvia de cenizas que cubrió por casi dos mil años a la ciudad de Pompeya, la relación entre la ciencia (“magia blanca”) y las brujas (“magia negra”) durante la Inquisición, la toma de la Bastilla y la historia de unos de sus prisioneros más misteriosos (el hombre de la máscara de hierro), el incendio en el teatro de Cantón ocurrido en 1845 que le costó la vida a más de dos mil personas, las inundaciones del río Mississippi de 1927, la historia de los contrabandistas de alcohol en Estados Unidos en tiempos de la llamada “ley seca”, hasta las siniestras vida y muerte del inclasificable Kaspar Hauser.

No encontrará el especialista en los papeles académicos de Benjamin nada en este libro que lo conecte con sus tratados ni con sus estudios teóricos, pero sí lo acercará a una deliciosa reunión de textos desde la que, como un cordial pedagogo, este exquisito locutor nos narra determinados episodios que, si bien no cambiaron el curso del mundo, sí nos revelan la inmanencia y la fragilidad de uno de los animales más vanidosos que ha pisado este planeta. Por uno y otro flanco de estas anécdotas contadas en un momento en el que se avecinaba una de las guerras más cruentas, subyacen las relaciones con la ambición y el poder, los sordos vínculos entre destrucción y construcción, y la agónica fe en el hombre y en su capacidad de amar.

Juicio a las brujas y otras catástrofes. Crónicas de radio sobre inundaciones, terremotos, asesinatos y maleantes, de Walter Benjamin, editorial Interzona, Buenos Aires, 2015, 139 páginas

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