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Solón Argüello, el poeta insurrecto

“El olvido de los poetas es por el centralismo cultural”: Gutiérrez Müller


Beatriz Gutiérrez Mueller autora de la antología poética de Solón Argüello, comentó en entrevista para Suburbano que ha detectado un factor para que los poetas queden en el olvido, cómo pasó en su momento con la sociedad literaria Manuel Gutiérrez Nájera, la cual fundó el protagonista de la obra y se debe al centralismo cultural.

“Esta constante es por las élites del poder que manejan las relaciones y quienes no pertenecen a ese grupo político literario quedan marginados, ejemplo de ello, los poetas de provincia”, destacó la escritora sobre la exclusión de figuras literarias y añadió que tenemos que apoyar a instituciones públicas o privadas que hacen investigación de literatura, pero igual desde las demás formaciones artísticas y culturales.

Además agregó que Argüello fue un personaje decadentista, revolucionario, escritor y poeta, en la que adquiere validez su vida al involucrarse en asuntos políticos, sociales y fuera de otra marginalidad, luchando por un bienestar de humanidad o justicia desde cualquier trinchera.

Para Gutiérrez, la misiva periodística de Solón y los maderistas es interesante, porque la parte del periodismo neutral, objetivo y verás es falso por lo menos históricamente, ya que desde su origen en el siglo XVIII defiende una idea, ejemplo de ello el periódico “Antirreeleccionista”, título con propuesta ideológica y política en el que se ve una lucha de ideología.

El poeta se refleja en dos poemas, uno terminal “Cuauhtémoc, Héroe” que muestra el pensamiento espiritista de Argüello, sobre la reencarnación de las almas desde el mexicano heroico como punto de partida a Cuauhtémoc y recorre de alguna forma la historia de México, al señalar como el mexicano cada cierto tiempo despierta de ese letargo y encarna distintos personajes siendo Solón el último como poeta en este lapso de Madero.

El otro “La Copa de Ajenjo”, cita a la sustancia psicotrópica que en grandes cantidades puede alterar los sentidos de cualquiera, pero varios poetas del decadentismo la utilizaron como parte del proceso físico, metafórico y creativo que los traslada a ese estado en el que veían el lado más tenebroso de la existencia, y con esto utilizar la poesía para denunciar un mundo.

Es el caso de los poetas malditos del siglo XIX, como Charles Baudelaire que se inspiraron en los bajos mundos del París de la época a diferencia de artistas de élite, pero poetas como Mallarmé preferían ir a las calles del mundo inferior e ingresar a tabernas en la madrugada y consumir la bebida predilecta “el ajenjo”.

Los poemas sobre el exilio, conmueven a la autora porque finalmente Solón llegó a México por ser expulsado de su país en una revuelta de 1899 contra el presidente Santos Zelaya en Nicaragua.

Por ende recalcó que un exiliado aunque se acople a su nueva nación, siempre llevará un periodo de tristeza. En el caso de Argüello porque su lucha no triunfó y por eso es que en distintos versos de la antología uno encuentra referencias a Nicaragua.

“Acercadme el reflector: quiero que todos veáis este pecho que tantas veces combatió por la libertad”, está frase de Argüello para Gutiérrez representa la mentalidad del poeta convertido en político en aquel sentido de heroísmo que lo lleva a muerte.

Para la autora, José Martí es el padre de los poetas involucrados en causas políticas y que acaban muertos, poniendo su deceso como ejemplo en el que al morir en “Dos Ríos”, su inmolación abona a la futura independencia de Cuba, siendo el gran poeta, independientemente de afanes libertarios y su lucha armada en pro de la libertad de la isla.

Ella define esta actitud como heroica en la que dice “me puedo morir, mi ideal sigue y mi cuerpo sirve para abandonar a esa causa, abro mi pecho y dejo que me traspasen las balas”.

Por último, Gutiérrez agregó una frase de Solón sobre los maestros como forjadores:“Será él quien a la patria que viene hará á su antojo, si él quiere en un diamante convertirá el rastrojo… Mientras los hombres muérense con sanguinaria guerra, él no deja el arado que abre el surco de la tierra y predica el respeto por el derecho ajeno; ¡ser humilde y ser sabio, trabajador y bueno!”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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