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Sobre Gravedad de Mariela Dreyfus

Cada vez que leo la poesía de Mariela me cambia la temperatura del cuerpo. Es una poesía viva, abierta, que se mueve aunque el libro esté cerrado. En Gravedad, el intenso yo poético de Mariela se dilata a lo largo de seis poemarios publicados entre 1984 y 2015, además de los poemas aparte y su actual libro en proceso: La edad ligera.

Ya desde principios de los ochenta, con Memorias de Electra, su poesía le hace un corte transversal, a quien ama y a quien es amado; a aquel que ha muerto por amor y aquel que ha matado por amor. Su voz reencarna una y otra vez como madre y como amante, no solamente desde lo femenino sino también desde lo masculino en ambos roles.

Esta voz intrépida, no pide permiso ni pasaporte para viajar desde la crueldad de lo cotidiano, hasta los olimpos que ella misma hala a la tierra con sus garras. Es una poesía que insiste en entender y en entenderse, en retar las pequeñas realidades que aparecen con el vuelo de una “maldita mosca” o con el hijo sentado en el sofá, a veces como si pretendiera renacer de una muerte ya demasiado conocida por ella. De pronto, aparecen escenas familiares y estas mismas son devoradas por jinetes extraviados, sujetos a la intensidad del deseo.

El vientre que escribe Dreyfus es lugar oscuro de gestación, pero también es territorio de goce, “un crispado equilibrio entre el placer y el miedo”. Su poesía encuentra un plano único de la existencia, solo suyo, en donde lo mundano y banal se elevan para seducir un universo onírico y, éste a su vez, se implanta en la casa de lo real, logrando que en un solo verso coexistan el tiempo, la muerte, la enfermedad, junto a personajes como la Cucarachita Martina.

Pocas voces poéticas he encontrado tan aventureras y llenas de humor como la de Mariela, pues incluso cuando escribe desde quien observa, con la boca cerrada y sin intervenir, incluso desde ese silencio está latente la amenaza provocadora de convertirse en una “hacendosa gallina en peligro de fuego o extinción”.

Fotografía de Jorge Ochoa

 

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