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La revolución será telenovelizada

Anoche escuché varias explosiones, tiros de escopeta y de revólveres

Carros acelerados, frenos, gritos, eco de botas en la calle

Toques de puerta, quejas, por dioses, platos rotos

Estaban dando la telenovela, por eso nadie miró pa’ fuera

Ruben Blades, «Desapariciones».

 

Hace un tiempo fui invitado a la avant premiere de Ingobernable, una serie de Netflix cuyo poster mostraba a Kate del Castillo en una actitud algo thriller (me refiero al suspenso, no al video de Michael Jackson) con el Palacio Nacional del zócalo mexicano a sus espaldas. Los pergaminos de Kate no me llamaban mucho la atención pero los de Netflix, sí. Lo que me terminó de convencer fue que el evento tenía lugar a escasos 50 metros de donde me encontraba. El Colony Theater, Miami Beach. Antes de la proyección del primer episodio, habló un ejecutivo de Netflix, la protagonista y el dueño de la productora Argos, Epigmenio Ibarra, a quien sigo hace tiempo en Twitter. Lo hago porque me llamó la atención su militancia –casi diaria– en favor de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa y su crítica acérrima, directa al gobierno de EPN. Para un A1 haciendo negocios en México resulta, por lo menos, llamativo.

Epigmenio empezó haciendo telenovelas para Azteca TV y siguió así por mucho tiempo hasta que empezó a hacerlas para Telemundo. Más allá de alguna que otra película o Capadocia para HBO, su ADN es telenovelero.

Creo que la premisa que encontraron resultaba prometedora: la primera dama deja al presidente mexicano porque no está cumpliendo la promesa de paz que hicieron –juntos– al pueblo. Hay en el episodio piloto una pelea bastante realista. Hay un tacazo en el rostro. Hay sangre. Hay acción. El presidente aparece muerto, todos apuntan a ella que escapa para probar su inocencia. En el camino, para encontrar la verdad debe desenmascarar los poderes que están detrás de la violencia en México.

El actor de telenovela es un trabajador híper profesional. Cuando hay que grabar dos mil escenas en un día, no hay mucho tiempo para experimentar, buscar al personaje. No. Se tira de oficio. Y por eso, el acting es muy parecido en todas las tiras. Estoy tentado a decir que Ingobernable tiene un look bastante Netflix pero las actuaciones siguen siendo de telenovela. A mí me hace ruido. Por momentos se ve naïve, se resuelven situaciones de manera simplista (aún para el universo de esta serie). Muy a la 24, donde la casi infinita serie de acontecimientos apuesta a tapar cualquier bache. Hasta le han calcado el uso del reloj como transición en los últimos episodios. Y muchas veces, las cosas se dicen. Eso es el ADN telenovelero. El cine es acción; en la TVnovela, las cosas se dicen (porque “el ama de casa está planchando mientras ve la tele”). Pero Netflix tiene convenios con las cadenas más grandes de latam y el US Hispanic; y ofrecen muchas de sus telenovelas. ¿Serán ellos mismos los que creen que para triunfar en latinoland hay que hablar telenovela?

De mi fugaz paso por Telemundo, hay dos cosas que aprendí y que me ayudan a valorar la telenovela. La primera: impresiona la relación entre lo que se invierte para sacar una hora de contenido. El otro día leía una entrevista a Vince Gilligan (creador de Breaking Bad) contando que lo inspiró y a vez avergonzó saber cuánto tardaron y cuánto costó Metástasis, la versión latinomericana. La segunda enseñanza sobre la telenovela: no hay nada que podamos decir en una solicitada, una campaña de bien público, en un artículo periodístico, que tenga un impacto como el que tiene un personaje de la telenovela del prime time educando con el ejemplo. Un personaje secundario (ni hablar si es la misma protagonista), cuyo marido la golpea hace años, lo denuncia. Un hijo que sale del closet. Una violación que se denuncia. El impacto es incalculable. O no.

Del Castillo no puede o no quiere pisar suelo azteca porque está siendo investigada por su participación en la entrevista de Sean Penn con el Chapo Guzmán. Por eso usaron un doble para las escenas grabadas en el barrio de Tepitos, en el DF. Y el resto se rodó en los Estados Unidos.

A principios de abril, falleció el escritor y periodista Sergio González Rodríguez. Apenas una semana antes, en suburbano.net, nuestro booktuber el Black Writer había recomendado su libro “Campo de Guerra”. Una obra ineludible para entender el tema de la droga y la violencia en México. Una de las revelaciones más sorprendentes de este libro consistiría en desmitificar el peso de los Chapos Guzmán. Los poderes trasnacionales juegan sus fichas en México donde el principal cartel parecería ser su central de Inteligencia.

Como parte de su campaña promocional, Netflix “filtra” el polémico discurso del malogrado Presidente Diego Nava. Un discurso que le habría costado la vida y que parece inspirado el libro de Sergio. En estos tiempos inabordables de fake news, ¿será que para que la información trascienda se debe hablar telenovela?

Netflix “filtra” el polémico discurso del malogrado Presidente Diego Nava:

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Muela

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