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¿La ciudad propicia para la carrera de un escritor iberoamericano?

La búsqueda de una ciudad propicia por parte de los artistas ha sido una constante a lo largo de la historia. Diferentes razones los han motivado, pero tal vez el encontrar un espacio urbano, epicentro de la cultura, la vanguardia, la bohemia y el quehacer artístico sea una de las más grandes motivaciones de estos. Los diferentes exilios (voluntarios e involuntarios) también han sido detonantes para la búsqueda de esa ciudad en la que el artista puede crear y /o dar a conocer su arte. Ahora bien, en este artículo quisiera ser más específico, pues una aproximación a la respuesta de ese espacio propicio, tranquilamente podría consignarse en varios tomos, con sus respectivos momentos históricos, y para cada una de las artes con sus diferentes movimientos.

Por tal motivo, y para no bucear en aguas profundas, prefiero preguntarme si en nuestros días, y con toda la globalización que nos envuelve sigue existiendo para el caso de un escritor iberoamericano una ciudad en la que su carrera literaria esté más proclive a prosperar. Esto no necesariamente quiere decir que sea obligatoriamente una ciudad para vivir, pero sí una para conocer, para visitar, para quedarse en ella un tiempo; todo esto con el objetivo principal de hacer contactos relacionados al mundo editorial.

La inquietud aquí expuesta sólo considera el plano iberoamericano; esto con objetivos claros: el primero es tener en cuenta a aquellos escritores que escriben en español ( la tercera lengua más hablada del mundo), pero también a los otros de la región que escriben en portugués principalmente (considerada  la sexta lengua materna más hablada del mundo y la tercera lengua más hablada en usar el alfabeto latino, después del español y el inglés), y en otros idiomas como el catalán, el eusquera, el gallego… En segundo caso, porque pienso si esta posibilidad de una ciudad conveniente para el desarrollo de la carrera de un escritor es posible para todos los que pertenecemos a este conglomerado geográfico, fenómeno que me es casi inabordable si lo pienso fuera del territorio ibérico, donde se escribe en múltiples idiomas, resaltando la producción literaria en inglés (pero esto merecería un artículo aparte). Y así podría pensarse lo mismo para el francés, el alemán, el italiano, el holandés, el húngaro, etc., etc. Entonces, ¿para cada país se podría pensar en una ciudad que sea ese epicentro? Podría ser el caso, como también podría ser que no. Esto último es más factible en tiempos actuales donde la World Wide Web conecta al mundo entero, y donde materiales literarios son enviados en un archivo digital casi que al instante. Ahora bien, sí existiese la respuesta a esa posible ciudad clave, esta como tal para este texto no interesa en la concepción romántica de ciudad inspiradora o “musa”, la cual los escritores pueden –como anteriormente otros pudieron? considerar como ideal para escribir sus mejores obras. Me alejo con esto de la idea de saber si hoy existe una ciudad como París para no pocos escritores iberoamericanos, pero principalmente para los latinoamericanos (autores provenientes de las nuevas repúblicas producto de la independencia de América) quienes iban a la «Ciudad de la Luz» (la Ville lumière) a buscar un ambiente literario motivador. Aunque vale decir aquí, que no sólo era por una razón de inspiración que los escritores iban a París, pues Francia, y principalmente su capital eran espacios propicios para que se publicaran las obras y se dieran a conocer los latinoamericanos en sus países de origen. Sobre esto el escritor colombiano Eduardo García Aguilar en su texto “Escritores latinoamericanos de París” dice: “La editorial Garnier o la casa editorial de Ch. Bouret editaban prácticamente todas las novedades del continente español y luego las exportaban por barco a las jóvenes repúblicas hispanas de ultramar”. Hoy sabemos que las cosas han cambiado, y aunque no es más París ese faro, en cada país las ciudades capitales son un lugar estratégico para que una carrera literaria tenga más posibilidades. Con seguridad va a ser mejor para un escritor portugués vivir en Lisboa que en una pequeña localidad de Madeira. Lo mismo podría decirse de Lima para los peruanos, o de Santiago para los chilenos y así con cada capital de Iberoamérica.

Pero más allá de una razón estratégica, por ser capital, y por tener un foco económico, ¿será que en la actualidad existe una ciudad como la París de antes para los iberoamericanos, una ciudad donde sea más propicio desarrollar una carrera literaria?

Para intentar responder esto, en el caso de la América hispánica, y también se aplica para Brasil, hay que tener en cuenta lo siguiente: esa relación oculta a la que se enfrentan los escritores con el mundo editorial. En este continente es casi misterioso el accionar de las agencias literarias. Por el lado de las editoriales parece que las cofradías y las relaciones prestablecidas también marcan la pauta de publicación. Los intentos de muchos escritores para publicar son casi que un juego a ciegas tras la búsqueda de las pequeñas y medianas editoriales.

Entonces si en toda Latinoamérica no hay como tal una ciudad indicada para el quehacer literario, será qué la hay en otros hemisferios. Pienso en Barcelona. La ciudad no puede ser ignorada. Desde tiempos del boom latinoamericano muchos fueron los escritores que fijaron su residencia en la ciudad catalana: García Márquez, Vargas Llosa y la lista sigue. Lo cierto es que desde aquellos años gloriosos de la gran Carmen Balcells ha quedado una fuerza del mundo editorial impregnada en la ciudad. No es por acaso que grandes casas editoriales tengan su sede en la ciudad condal. Y a diferencia de otras latitudes, en Barcelona las agencias literarias, las editoriales, los eventos, y los espacios literarios conviven con los ciudadanos. Puede que sea esta ciudad la propicia para un escritor que escribe en español, pero también para el que escribe en catalán, claro, cómo no (en una comunidad con deseos independentistas), y para la producción en portugués también hay espacio: más de una agencia representa autores de y para este mercado. Desde esta se sigue conectando la literatura ibérica con el resto de Europa y otras partes del mundo. Madrid tampoco se queda atrás: en ella se editan tantos libros como en Barcelona, y varios son los autores que se han mudado a esta por razones prácticas a favor de la profesión. Por otro lado, más hacia el Norte, concretamente en Estados Unidos, hoy en día diferentes escritores ven en Miami como la puerta de entrada de las letras latinoamericanas al mercado norteamericano. Otros ven New York como ese epicentro.

Ya para finalizar, y fuera de las aproximaciones, puede que hoy en día pensar en una ciudad como lugar clave para el desarrollo de la carrera de un escritor no exista más, tal vez sea una quimera, pues el mundo está más conectado que nunca, pero si aún existe tal, puede que estas reflexiones nos den algunas luces. Y para este caso seguramente queda pertinente, parafraseando el refrán: “Habla cada uno de la feria según le fue en ella”.

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