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Habla, memoria

Entrevista a Raquel Pulido, ganadora del Premio Literario Kutxa Ciudad de San Sebastián en teatro.

Raquel Pulido Gómez, andaluza de nacimiento, se considera murciana de adopción, pues reside desde hace más de una década en Murcia, donde trabaja como docente. Es licenciada en Dirección Escénica y Dramaturgia por la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia. Como autora teatral, destacan sus obras El abismo, La lengua, Melissa y Memoria de prácticas. El abismo obtuvo el Premio Luis Barahona de Soto de textos teatrales en 2010. La lengua es un monólogo teatral basado en un cuento de su autoría, Arroz con pollo, que ganó en 2007 el Certamen de Relatos Zenobia. La lengua, publicada en EEUU en 2011 por TheWriteDeal, fue puesta en escena en el XII Festival Iberoamericano del Monólogo (Teatro a una voz) de Miami. Melissa recibió el accésit en el XV Certamen de Textos Teatrales Ciudad de Bailén en 2015. Memoria de prácticas ha sido recientemente galardonada en los Premios Literarios Kutxa Ciudad de San Sebastián.

En el terreno del cine, en 2012 escribe y dirige su ópera prima, Muérdeme, seleccionada en el I Certamen Nacional de Cortometrajes de Rafal y proyectada en el CineCafe Film Night en La Casa del Teatro de Miami.  Es además autora de relatos y poemas. Algunos de sus trabajos han sido seleccionados en diversos certámenes nacionales e internacionales de literatura.

SubUrbano la entrevista con motivo de haber ganado el Premio Literario Kutxa Ciudad de San Sebastián en teatro (15.000 euros).

¿Qué significa para ti haber ganado este premio?

Haber ganado con mi obra “Memoria de prácticas” el Premio Literario Kutxa Ciudad de San Sebastián en la modalidad de teatro en castellano ha supuesto una inmensa alegría. Es una gran motivación para seguir escribiendo.

Y que los artistas necesitamos motivación, eso es indudable. Ahora, cuéntanos más sobre la obra. ¿De qué se trata?

“Memoria de prácticas” cuenta la historia de Alma, una jovencísima maestra que comienza a trabajar en un colegio con alumnos en riesgo de exclusión social. Pese a su excelente formación universitaria, pronto se da cuenta de que deberá desarrollar sus propias estrategias didácticas para afrontar las difíciles situaciones con las que se encuentra. Cuando al centro llega José, un niño gitano de ocho años, nada en la vida de Alma volverá a ser lo mismo.

Suena muy interesante. ¿Qué te inspiró a escribirla?

Con este texto quería reivindicar la importantísima labor de los maestros. Es un homenaje a la figura del educador. Me he inspirado en mis propias vivencias como docente y en muchas de las experiencias que han compartido conmigo amigos maestros a lo largo de casi dos décadas trabajando en la enseñanza.

Sí, tú combinas muy bien las dos facetas: escritura y enseñanza. ¿Qué es para ti lo mejor de escribir teatro?

Sin duda, lo mejor de escribir teatro es poder ver a los personajes cobrar vida en escena. Ese es el verdadero fin del texto teatral. Es maravilloso comprobar cómo la historia se enriquece con las aportaciones de otros creadores: director, actores, escenógrafos… ¡El teatro está vivo! La obra sigue creciendo, más allá de la historia inicial que el autor escribió.

Además, es muy gratificante sentarte en el patio de butacas y comprobar que el espectador se ríe en los momentos en los que tú querías o llora cuando pretendiste que se emocionara. ¡El novelista no puede observar a sus lectores cuando estos leen!

Verdad que sí. ¿Y cómo conjugas el teatro con la narrativa?

Cuando escribo teatro siempre pienso en una futura producción teatral, y eso siempre coarta un poco. Intento no excederme en el número de personajes o la cantidad de escenarios donde transcurre la historia. Sin embargo, con la narrativa “me suelto la melena” y hago lo que me da la gana. Por eso soy feliz alternando teatro y narrativa. Ambos géneros me aportan cosas diferentes.

¿Qué planes tienes? ¿Estás trabajando en algún otro proyecto ahora, teatral o de narrativa?

Estoy trabajando ahora en una novela dirigida a público infantil, y me encanta el género. A veces me río a carcajadas frente al ordenador. Está siendo una experiencia fantástica y pienso repetir. También tengo una idea para un nuevo texto teatral.

Espero leer las dos muy pronto. Y volviendo a la escena, un consejo a los teatristas y guionistas que comienzan su carrera…

Mi consejo es que apunten todas las ideas que les vayan surgiendo, pero que, si sienten que no es el momento, dejen que las historias maduren. Eso sí, es conveniente hacer un borrador y guardarlo en un cajón. Habrá un día en el que tengan la certeza de que es el momento de escribir esa historia, y entonces el texto fluirá.

 

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