Search
Close this search box.

el mundo en dos minutos

Cuando era pequeño había un dibujo animado en blanco y negro sobre un hombre transparente que estaba lleno de palabras. Era un tipo bien gordo, trazado a línea, repleto de verbos, preposiciones y adjetivos hasta la garganta, que una vez que empezaba a hablar, se iba desinflando y haciéndose cada vez más pequeño a medida que dejaba escapar todas las palabras que contenía (o que lo definían), hasta desaparecer. A todo el mundo le parecía muy gracioso, pero a mí me producía un ataque de parquedad que duraba algunos días en desaparecer. Me resultaba inquietante porque no decía oraciones, si no un galimatías aleatorio plagado de interjecciones y palabras rimbombantes que no significaban nada, lo que me hacía pensar que en realidad las palabras dentro del hombre no importaban y que hubiera sido lo mismo dibujarlo vacío.

Yo me sentía igual que ese hombre, lleno de palabras, no de ideas; lleno de símbolos, onomatopeyas y exclamaciones inconexas que usaba para tratar de definir mi mundo. Por eso, a los dieciocho, traté de definirme siguiendo la misma premisa:

Empecé por escudos de cuero curtido, analgésicos,

constituciones tolerantes, lámparas de flúor, escotes

generosos, hachas petaloides, residuos tóxicos, sandalias

resistentes, lunas exóticas, ideales, utopías, carnes

tiernas de manatí o de búfalo, liftings espectaculares,

Durero, Cezane, escudillas de bronce, microwaves,

pirámides, plegarias milagrosas, manifiestos

reconfortantes, símbolos del sexo, cúmulos nimbos,

patinetas, auroras boreales, taquigrafía, esperanto,

telégrafo, violines, Kama Sutra, palabras de aliento,

frigoríficos, diamantes, volcanes precisos, leyendas

moralizantes, animales afectivos, sistemas hidráulicos,

prostitutas, asesinos, acueductos, pólvora, microchips

ultra veloces, Einstein y Kant y moledoras de carne;

calderas de vapor, cosméticos, existencialismo,

matriarcado, esclavitud, deportes, funerarias, sucesos

físicos inexplicables, mayonesa, aspirina, OVNIS, las

antípodas, un cometa, Dante, aviones, penicilina, igualdad,

clepsidras, virus, puertas, hadas, Freud, smog, amaneceres,

espiritismo, suelas de goma, ventanas, agencias

informativas, agricultura, parábolas, poesía, sierras

mecánicas, políticas de choque, pornografía, tótems, aldeas

felices, batallas perdidas, amor, sombreros, masacres,

sinfonías inconclusas, televisores, represión, actos de

magia, bulímicos contestatarios, petróleo, dinosaurios,

constelaciones lejanas, Buda, Cristo, anorexia, terremotos,

educación, colores, muerte, automóviles, resortes, tabús,

supersticiones, capillas, rascacielos, cáncer, nihilismo,

el Tarot, ambición, instrumentos, flores plásticas,

paisajes, cárceles, vertederos, grafiti, risa, teatro,

caminos equivocados, cigarrillos, drogas, intoxicados,

cambios y genética, retórica, geografía, esquizofrenia,

niños pálidos, historia, dólares, retratos, raviolis,

aspiradoras, geómetras, mártires, vida, destino, futuro,

errores ortográficos, espejos…

Justo después de terminar me sentí un poco cansado, bastante jodido, en medio de una multitud de imágenes, muy solo. Buscaba algo identificable para reconocerme y sólo encontré conceptos. Si los tomaba o los dejaba, daba lo mismo, que solo era cuestión de conceptos. Había gastado algunas horas en tratar de encontrar lo que sabía en vez de lo que no sabía, que es mucho más importante.

Mirando hacia atrás comprendo que hay muchísimas cosas más productivas que hacer, que uno no debe entretenerse en semejantes pendejadas, a menos que esté dispuesto a lidiar con las consecuencias… o con la posibilidad de que todavía sigas siendo aquel hombre.

Que, como decía Thomas Szasz, el sí mismo no es algo que uno encuentra, si no algo que uno crea.

Relacionadas

Muela

Suburbano Ediciones Contacto

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest
WhatsApp
Reddit