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Colombia no se casa con las FARC

Felicito al presidente Juan Manuel Santos por haber sido galardonado con el Premio Nobel de la Paz. Sin embargo, este galardón no cambia lo que el pueblo soberano de Colombia decidió en las urnas el pasado 2 de octubre, cuando la mayoría dijo No, a los acuerdos de la Habana.

Un Presidente de la República no puede implementar una ‘paz’ comportándose como la antítesis de ésta, un dictador, irrespetando el más básico de los principios de la democracia: el voto. Colombia votó No. En el altar, cuando le preguntaron si aceptaba, Colombia no se casó con las Farc.

Es cierto que la diferencia no fue mucha, y que sería muy beneficioso para el país que ahora se consiga firmar una paz con las Farc con la que todos estemos de acuerdo. Si esto se lograra, entonces sí, Colombia estaría dando un paso enorme por un futuro mejor. Pero por esta esperanza no hay que perder de vista que en las elecciones presidenciales Santos le ganó a Zuluaga por un estrecho margen, y el presidente es él. Si con el argumento de que la mayoría ganó, pero por muy poco, se tuviera que imponer lo que quiere la mitad que perdió, quién sabe en cuántos países del mundo habría dos o tres presidentes en ejercicio, y dos o tres congresos. Y cuántas guerras porque nadie acepta sus derrotas.

Al mismo tiempo que en Colombia se discute sobre cómo cambiar los acuerdos para que todos los acepten, en Venezuela los criminales cobardes del régimen que se tomó a esa nación, ensañados con Leopoldo López, amenazan con juzgarlo por 43 homicidios, en ese engendro de justicia sobre el que la comunidad internacional no puede (o no quiere) inmiscuirse. En el caso de Venezuela, su pueblo soberano tiene que soportarse al dictador Maduro (¡garante de la “paz” de Colombia!) hasta que éste se aburra de seguir torciendo su Constitución.

De eso fue de lo que Colombia se salvó. Hay los que desde la campaña del Sí ahora quieren equiparar al Brexit y al fenómeno Trump con Colombia. O (nada más irracional) a Donald Trump y Hugo Chávez, con el expresidente Álvaro Uribe Vélez.

El expresidente Uribe se sabe de memoria la Constitución, maneja en su mente todas las cifras de la economía, cuando era presidente sabía exactamente cuál era la situación de cada batallón y tropa del ejército, desde muy joven ocupó cargos públicos (senador, gobernador, presidente, senador) y sabe exactamente qué dice cada apartado de las 297 páginas de los acuerdos. Donald Trump no sabe ni siquiera cuántas enmiendas tiene la Constitución de los Estados Unidos y lo más público que ha hecho es un reality show.

Chávez sumió a su país en la ruina y calló por igual al periodismo y a la oposición, al tiempo que era jefe del peor derroche de la riqueza de una nación en la historia moderna.  Cuando Álvaro Uribe acabó su presidencia, Colombia era una de las naciones más prósperas de Latinoamérica y bajo su mando reinó la austeridad. Además, había logrado imprimirle duras derrotas a las Farc, que incluyeron la caída de varios de los (antes intocables) miembros del Secretariado y el rescate (antes imposible) de muchos secuestrados. Durante sus dos períodos, la oposición y la prensa gozaron de todas las garantías y espacios de la democracia y la empresa privada prosperó.

En mi concepto, el Brexit fue una insensatez, sin embargo, y los ingleses lo tienen claro, lo verdaderamente catastrófico sería no cumplir con el sagrado mandato del pueblo en las urnas.

Usted que tanto los admira, tome nota presidente Santos.

 

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