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La enfermedad de Neruda

Oh madre oscura, hiéreme
con diez cuchillos en el corazón,
hacia ese lado, hacia ese tiempo claro,
hacia esa primavera sin cenizas
Pablo Neruda, Maternidad

Malva Marina nació en Madrid en 1934 y fue la única hija del poeta Pablo Neruda con la holandesa María Antonieta Hagenaar. Su pecado fue haber nacido con hidrocefalia. El 2 de marzo de 1943, día en que murió a causa de la enfermedad, Neruda recibió un telegrama con la noticia, a través del Consulado chileno. No contestó. En realidad, nunca lo haría.

Neruda conoció a María Antonia Hagenaar Vogelzang (“Maruca” o “la Javanesa”), una joven y atractiva mujer con la que se casa en Holanda el 6 de diciembre de 1930. Al poco tiempo,
a pedido de la Cancillería, Neruda regresa a Chile y es entonces cuando el matrimonio comienza a desplomarse. Las personas más cercanas a la pareja afirman que el poeta no pudo encubrir su ya conocida fama de bohemio y mujeriego. María Antonia, sola, tiene que acomodarse a la vida del poeta, a sus compromisos, a sus viajes, primero a Argentina, luego a España. Es aquí donde queda embarazada.

El 18 de agosto de 1934 nace Malva Marina Trinidad en Madrid y ese fue el inicio de la tragedia. Los médicos diagnosticaron una hidrocefalia severa que le auguraba una vida demasiado corta.

Malva fue como un personaje terceario en la novela que decidió vivir Neruda. Fue un personaje al que le restó importancia y no quiso aceptar. Prefirió mantenerla en el olvido, pues no superaba el hecho de tener una hija enferma de hidrocefalia. Reservaba su éxito, lo cuidaba y no iba a permitir que una situación como esa perjudicara su carrera y éxito ganados.

Haga Peeters, una escritora holandesa, ha recogido en su novela Malva toda esta deplorable experiencia que tuvo que afrontar la niña abandonada por el poeta. El impacto de la historia fue tan importante que le permitió ganar el Premio de Literatura Finitro 2016 a la mejor novela escrita en holandés.

Dice Peeters, en una entrevista en Bogotá, donde participó en la XXX Feria Internacional del Libro: “Al escribir esta novela pude conocer a Neruda como un hombre más completo, pues para mí era un héroe perfecto. Ahí comprendí que la humanidad no es así, porque todos somos humanos y tenemos un lado imperfecto”.

La autora narra el desprecio que Neruda sentía por su hija. Puso al descubierto una de las cartas que el mismo Neruda habría escrito a Sara Tornú, el 19 de setiembre de 1934, donde se refiere a Malva como “un ser perfectamente ridículo, una especie de punto y coma, una vampiresa de tres kilos”. La referencia al punto y coma es con respecto a la enfermedad que sufrió la niña, la hidrocefalia, y que Neruda no evitaba burlarse de ello.

“No hay escritores, aunque ya es invierno; todos andan de veraneo. Federico, en Granada, desde donde ha mandado unos lindos versos para mi hija. Mi hija, o lo que yo así denomino, es un ser perfectamente ridículo, una especie de punto y coma, una vampiresa de tres kilos. Todo bien ahora, oh Rubia queridísima pero todo iba muy mal. La chica se moría, no lloraba, no dormía; había que darle con sonda, con cucharita, con inyecciones, y pasábamos las noches enteras, el día entero, la semana, sin dormir, llamando médico, corriendo a las abominables casas de ortopedia, donde venden espantosos biberones, balanzas, vasos medicinales, embudos; llenos de grados y reglamentos. Tú puedes imaginarte cuánto he sufrido. La chica, me decían los médicos, se muere, y aquella cosa pequeñilla sufría horriblemente, de una hemorragia que le había salido en el cerebro al nacer. Pero alégrate Rubia Sara porque todo va bien; la chica comenzó a mamar y los médicos me frecuentan menos, y se sonríe y avanza gramos cada día a grandes pasos marciales”.

Luego de una serie de discusiones y reclamos de María Antonia por las infidelidades y malos tratos de Neruda, el rechazo de este hacia Malva se hace más notorio. Pablo decide abandonar definitivamente a su familia en 1936 para irse a vivir con Delia del Carril, una mujer argentina con la que entonces se relacionaba. Desde ese momento, María Antonia no supo más de Pablo ni él de la pequeña Malva.

Una de las cartas inéditas que pertenece a la Fundación Neruda se evidencia cómo ella reclama a Neruda el dinero para sobrevivir. A pesar de todo, hay un ingrediente de cariño o de búsqueda de sensibilización al poeta.

“Mi dear pig: Es realmente imperdonable tu negligencia hacia nosotras, especialmente para tu bebé. Hoy 18 del mes no he recibido tu dinero. El 1º de este mes tuve que pagar los gastos de alojamiento de Malva Marina por el mes de octubre. Con mi salario sólo pude pagar una parte de ello. Qué vergüenza realmente. Ellos son tan buenas personas… Nunca encontraré gente tan buena otra vez. Malva es muy apegada a ellos… ella ha progresado mucho mentalmente. Ahora ni siquiera puedo ir a verla porque no tengo un centavo. Mi último dinero será gastado en enviar esta carta”.

María Antonia se habría visto obligada a entregar a su hija a alguien que pudiera hacerse cargo de ella. Así, a través de organizaciones religiosas, encontró a una pareja holandesa, Hendrik Julsing y Gerdina Sierks, un matrimonio de tres hijos que acogió a la pequeña Malva.

El final de la historia de María Antonia es lamentable. Luego de la muerte de su hija queda destruida. Sola en Chile, cuentan que la comenzaron a ver entregada a las drogas y detenida por la policía. Incluso, hay quienes dicen que consigue el divorcio acompañado de una gran cantidad de dinero con el que puede regresar a Holanda. Al poco tiempo, ahí terminan sus días, nuevamente en la miseria y completamente olvidada por Neruda.

Muchos han criticado la actitud de Neruda, un poeta que era reconocido como defensor de los marginados y de los olvidados. Incluso, con el prestigio ganado en los años en que obtiene el premio Nobel de Literatura, y con la presión mediática que significaría un escándalo de ese tipo, nadie, ni siquiera su círculo más cercano, se imaginaría que sería capaz de abandonar a su hija en esas condiciones.

Lo paradójico es que la muerte de Malva ocurre precisamente en la época en que el poeta, junto a Delia del Carril, su nueva pareja, organizaba el rescate de los refugiados republicanos españoles que iban rumbo a Chile. Ese mismo día, Neruda habría recibido el telegrama que le informaba de la muerte de Malva. Nunca contestó.

Por su parte, los seguidores de Neruda han indicado que es innecesaria traer a colación un tema que atañe exclusivamente a la vida privada del poeta. Afirman que recobrar la imagen de la hija de Neruda no aportaría ni desmerecería la importancia cultural ni literaria que Neruda ha ganado con su poesía. Además, afirman que no hay indicios de que Neruda haya sido una persona insensible, lo cual es cuestionable. Lo seguro es que, después de todo, haya más de una verdad en todo el problema de la relación con Malva.

En líneas generales, no cabe duda que una actitud no niega la otra. Es decir, su falta de integridad paternal no niega su calidad como poeta. No habría que reprocharle nada como artista, ni como poeta, ni como político. Las falacias ad hominem no entran en juego. Sin embargo, la presencia de Malva Marina sí reconfigura la imagen de Neruda como ser humano o como lo que debiera ser. La vida misma no es como la literatura. En la vida real no siempre los héroes son íntegros, o quizá simplemente no existen.

Acápite

Versos en el nacimiento de Malva Marina Neruda (1934)
Federico García Lorca

Malva Marina, ¡quién pudiera verte
delfín de amor sobre las viejas olas,
cuando el vals de tu América destila
veneno y sangre de mortal paloma!

¡Quién pudiera quebrar los pies oscuros
de la noche que ladra por las rocas
y detener al aire inmenso y triste
que lleva dalias y devuelve sombra!

El Elefante blanco está pensando
si te dará una espada o una rosa;
Java, llamas de acero y mano verde,
el mar de Chile, valses y coronas.

Niñita de Madrid, Malva Marina,
no quiero darte flor ni caracola;
ramo de sal y amor, celeste lumbre,
pongo pensando en ti sobre tu boca.

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